La infancia del Inca Garcilaso se desenvuelve en el solar paterno en Cuzco, en las calles y plazas que han perdido la grandeza de otrora. El niño, como los habitantes de la ciudad, admiran las plantas y los animales traídos del Viejo Mundo e introducidos en el ambiente por los españoles. El adolescente y otros jóvenes mestizos que pertenecían por el lado maderno a la desposeída elite inca pasan su tiempo desenterrando los antiguos templos en busca de un ilusorio tesoro. Juan de Cuéllar, canónigo de la recién fundada catedral, les enseña latín, gramática española y música. El joven Garcilaso de la Vega y sus condiscípulos hablaban español y quechua con la misma facilidad que leían a los filósofos latinos.
Carmen Bernand se graduó en antropología en la Universidad de Buenos Aires en 1964. Especialista de la Historia de América Latina. En 1964, empezó en París un doctorado con Claude Lévi-Strauss, tesis sostenida en 1970. Emprendió una tesis de doctorado en 1972 sobre el campesinado de Azogues (Ecuador) que fue sostenida en 1980. Hizo investigaciones antropológicas en los Andes (Argentina, Perú y Ecuador) pero también en México y Texas. Tuvo una larga carrera docente en la Universidad de Paris X desde 1967 hasta 2005. Fue invitada como profesora en España, Italia, Guatemala, Honduras, Brasil, Santiago de Chile y Buenos Aires. Desde 1994 es miembro del Instituto Universitario de Francia y a partir de 1999, directora adjunta del Centro de Investigaciones de los Mundos Americanos de París. Publicó "Les Incas, peuple du soleil" (1988), "De l'idôlatrie. Une archéologie des sciences religieuses" (1988) con Serge Gruzinski, "Histoire du Nouveau Monde" con S. Gruzinski (1991 y 1993), "Pindilig. Un village des Andes équatoriennes" (1992), "Buenos Aires" (1997) y "Un Inca platonicien, Garcilaso de la Vega 1539-1616" (2005).