La reedición por una editorial argentina de la novela En octubre no hay milagros significa un reconocimiento internacional para el escritor peruano. Referirse a Oswaldo Reynoso levanta vapores sulfurosos no sólo por la utilización del habla popular y directo de los jóvenes limeños de los sesenta, sino por su homosexualidad en un país católico como Perú. Mario Vargas Llosa criticó esa novela, pero también saludó la insolencia de su lenguaje. Ante la ferocidad de los críticos a su obra, Reynoso escribió en el prólogo de otro de sus libros: “me cago en los críticos del Perú y sin ninguna excepción”. En su estilo panfletario, tiene una filiación —quizá desconocida por el autor— con el francés Louis Ferdinand Celine quien escribió a uno de sus detractores: “Pero no, condenado viejo cojudo, no se trata de grosería, ¡sino la transposición del lenguaje hablado en escrito! Decirle ¡mierda! no es nada… Darle un puntapié en el culo tampoco significa nada… pero hacer pasar todo eso al lenguaje escrito”. (La entrevista fue publicada en la revista Ñ del diario Clarín de Buenos Aires).

• Oswaldo Reynoso, el narrador de las cantinas (entrevista) por Eduardo Ainbinder