Mercedes de Vega nos confía su conmoción al hacer el paralelo de las obras magnas de dos escritores de la literatura de las tierras americanas: William Faulkner (New Albany, Mississippi, 1897 – Oxford, Mississipi, 1962) y Juan Carlos Onnetti (Montevideo, 1909 – Madrid, 1995). Ha escogido Santuario del primero para ver en El Astillero de Onetti los reflejos y atisbos del gran escritor norteamericano. “Y Onetti —escribe la autora—, deslumbrado ante la obra de Faulkner —la primera edición castellana de Santuario se publicó en 1933—: asombrado, hechizado, sin ánimos para seguir escribiendo, se zambulle entre esas aguas turbias, se sumerge en ellas y se nutre de sus limos…” Precisa la diferencia de la obra de Onetti en la descripción de un universo paralelo, una ciudad inventada pero con “desencanto y desolación, más condena e individualismo” y la utilización de “una adjetivación más oscura, trágica, desencantada, onírica…” Mercedes de Vega reconoce que los grandes escritores nos dejan una emoción imperecedera “cuando cerramos el libro y siguen sus frases dentro de nosotros sin morir nunca…”