Viernes 29 | Marzo de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Gérard Fromanger

Gérard Fromanger, Pontchartrain (Francia), 1939. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. En 1956, se incorpor al grupo de la Exposición de Pintores Jóvenes, convirtiéndose en uno de los organizadores. Durante las movilizaciones de mayo de 1968, es el principal animador del Taller popular de la Escuela de Bellas Artes. Se acerca a los artistas que cultivan la figuración narrativa. Vive y trabaja en París y Siena (Italia. Entre 1966 y 1968, cuestiona el cuadro mediante conjuntos de piezas de madera tallada y dejando gotear la pintura glicerofalica fuera de las formas (series del Cuadro cuestionado y Paisajes cortados). Expone los soplos semiesféricos: Soplo en metacrilato translúcido y coloreado en las calles de París (1968). Los transeúntes pueden ver el paisaje urbano en color. Entre 1968 y 1969, dirigió películas-panfletos con Jean-Luc Godard en Londres, Estocolmo y París. A partir de 1971, utiliza fotos de transeúntes, coches, vitrinas de la ciudad y los proyecta ampliados sobre su lienzo. Figuras pintadas generalmente en colores lisos de rojo cadmio oscuro ("mi gusto por el rojo es omnipresente"), sólo conserva la silueta, mientras que los decorados y los personajes secundarios son más detallados (serie Bulevar de los italianos, 1971). Sigue un conjunto de pinturas de carácter político y social, ejecutado con la misma técnica, pero con variaciones de colores brillantes (Vida y muerte de un minero de 1972; La muerte de Cayo Graco, 1975). También hizo retratos de sus amigos (Michel Foucault, 1976; Serge July, 2005). A finales de los años setenta y ochenta, produjo una serie de pinturas con motivos geométricos y con planos sobreexpuestos, hilos de colores entremezclados, escrituras y figuras, combina abstracción y figuración (serie: Todo está encendido; Retrato del descubrimiento; Quimeras). Desde los años ochenta y noventa, sus pinturas se convierten en cuatricromías, Rizoma, y Anverso y reverso. Retratos y paisajes que representan una síntesis de su obra que le hacen decir: "La pintura no existe, hay sólo pintores. Y, todavía, instantes de pintura".