Arriesgo el sentir ominoso frente a la necesidad de referirme a un texto de gran interés e inquietud que se construye desde una analogía lingüística con el autor estudiado: John Fante.
La primera persona sobre la que Juan Arabia insiste en referencia a la obra literaria de John Fante, es también su primera persona. Arabia dice: “Todas y cada una de las palabras de sus novelas son verdaderas. Ha vivido los libros, son su experiencia”. Experiencia que toma el ensayista de manera orgánica, visceral y auténtica. Una oratoria limpia, en posición de oxímoron frente al realismo “sucio” al que se alude.
No obstante las equivalencias mencionadas, en su coherencia discursiva y homologación semántica, Arabia elude el simulacro, la referencia es lo que importa y allí está Fante. Otras duplicidades: referente ficcional y real. Osadía total de Juan Arabia en épocas del capitalismo tardío, donde el dios numen Discurso gobierna nuestras existencias y el nombre propio es el daemon impronunciable.
Michel Foucault se preguntó: “¿Qué es un autor?”, entonces observa: “…En el orden del discurso se puede ser el autor de algo más que de un libro, de una teoría, de una disciplina al interior de las cuales otros libros y otros autores, podrán colocarse a su vez. Diré en una palabra que tales autores se encuentran en una posición “transdiscursiva”. Juan Arabia deja bien claro que John Fante jamás fue ubicado en ese lugar y en su beneficio al no ocupar la función de “Autor”, observa “a un artista, un indudable creador de belleza”. (3, Entre la niebla y el polvo). No resulta trascendente la inefable e indecible cuestión del autor; Arabia al penetrar con profundidad en la literatura de Fante, logra traspasarla y construir otra que, en el tránsito de la resignificación, despierta el deseo a un futuro lector y saca de la somnolencia a aquel que cree conocer a Fante (al autor).
Retomando la idea inicial de lo unheimlich, este gran ensayo, lejos del malestar de develar algo destinado a estar oculto, recorre un camino minucioso y sutil, absolutamente revelador. Juan Arabia devela y extrae de la niebla y el polvo, aspectos de las formas y el sentido, pocas veces expuestos sin pudor: realismo, juego, verdad, honestidad, similares en autor y ensayista, y así es como en esa “transformación de niño a escritor”, Juan Arabia, sigue jugando a matar cangrejos.
Agosto de 2011.
Referencias:
Sigmund Freud. “Lo siniestro”. Ed. EA, 1943, 18, págs. 185-232.
Jean Baudrillard. “La precesión de los simulacros”, en “Cultura y simulacro”, Kairós, Barcelona, 1993.
Michel Foucault. ¿Qué es un autor?, en “Entre filosofía y literatura”, Obras Esenciales de Michel Foucault, Volumen I, Ed. Paidós Básica, 1999.
Susana Gerbiez, Licenciada en Artes Combinadas, Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). Profesora de Teatro. Investigadora de Teatro: Instituto de Historia del arte argentino y latinoamericano, Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A. Profesora en Letras. Investigadora de cine: Instituto de Artes del espectáculo. Programa EINCITED, Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A.