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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
1 9 2011
Sergio Manganelli: Una poesía sin artificios (entrevista) por Verónica Altieri

¿Cómo surgió la idea de participar en un concurso?
Para quienes escribimos, participar en los concursos es como arrojar señuelos en el mar de la vanidad, sirve para encausar la ansiedad de capturar aquél monstruoso pez de Hemingway, pero en definitiva solo nos ayuda a mover el bote. Los verdaderos premios, los que perduran, son aquellos pececitos esenciales de los lagos, que aparecen inesperadamente entre las piedras y nos dejan un instante de victoria interior. Estos reconocimientos formales, son una suerte de palmadas al ego, que estimula y sienta bien, como la famosa ginebra, pero no hacen al fondo de la compulsión por escribir. Desde luego, se agradece la decisión del jurado de la Universidad de Cali, en Colombia y más aún el dinero del premio –que como en todo lo relativo a la poesía, siempre es magro— una alegría que comparte mi mecánico, factura en mano.

¿En qué se basó tu trabajo y por qué crees que resultó ganador?
En mis trabajos —incluso en prosa— suelo rondar algunos temas, con cierta insistencia, como quien vuelve a los lugares que le han calado hondo. A las mismas calles, aromas, dolores, ausencias, enigmas o donde pude haber extraviado algo de mí. Estos dos poemas no hablan de nada novedoso, sino del amor, el destino, la muerte, las pequeñeces que nos hacen felices e infelices, que no son para anunciarlas: un estreno en la literatura. Quizás lo valioso en los poemas 31 y 36 sea la simpleza, el modo de decir lo que en verdad se siente, desprovisto de sofisticaciones y poses de estilo, pero no por ello carentes de sonoridad. Mis escritos nunca han sido una construcción literaria, en un aspecto técnico, si se lo puede llamar de ese modo, en principio porque no concibo que la cosa pase por allá, esa es tarea de literatos y poetas laureados, siento que la poesía es otra cosa. Escribo para evacuar toxinas, para abrir cada tanto el grifo y regar el almácigo de aquello que anhelamos. Para que esas combinaciones de palabras no sean tan solo moldes, sino sensaciones en quien las reciba. Una rústica agricultura de las emociones y los sueños, bienes por demás devaluados, en tiempos del utilitarismo a tope.

Esto se debe a que siempre he sido un campesino de ciudad y lo disfruto. Francamente, no imagino la razón por la que eligieron mis poemas, pudieron haber elegido otros, con igual o mayor mérito, pero quizás hubo una frase, un instante de palpitación común que desencadenó el fallo. Es algo claramente subjetivo, vaya uno a saber… Si tuviera que elegir, en un juego de acertijo a quemarropa, diría que los versos culpables son aquellos que dicen:

Una muchacha fresca,
pechos de hierbabuena,
que te besa la ausencia
sin placebo y sin pena.

… pero es imposible precisarlo, porque se supone el jurado evalúa los textos como un todo, y menos aún en este caso, que se trata de dos poemas.

¿Cuál fue el premio?
Confieso que cuando leí un millón de pesos colombianos, me dio impresión de cierta contundencia, tantos ceros a uno le hacen relinchar el bolsillo, pero vuelto a la realidad y convertidos a nacionales —San Dólar mediante— es algo más de dos mil pesos. Los que reitero, son claramente bienvenidos. Después seguramente habrá plaqueta, diploma, publicación y todas esas cuestiones honoríficas que componen lo que suelo llamar la egoteca. Pero el mayor premio –y esto me sucede en todos los continentes de la vida— es esa bocanada de felicidad, ese espíritu festivo y de brindis. El abrazo de gol entre aquellos que nos quieren bien.

¿Hace cuánto te dedicas a la poesía?
Podría decirte hace cuánto la poesía se dedica a mí, me abre canales, desmaleza, permite que asomen las raíces. Y cuando me olvido de vivir, me tira piedras contra la ventana. Creo que nunca me he dedicado a ella, lo que denota cierta ingratitud de mi parte. La proximidad viene desde los ocho o nueve años de edad, aunque mi memoria recuerda un primer esbozo de poema cercano a los doce. Eran tiempos duros y las palabras suplían abrazos, puñales, pan con manteca.

¿Cuáles son tus desafíos futuros?
Hace unos días, charlaba con un amigo sobre los objetivos de la vida, el éxito, etc.… y le decía, con la misma convicción de ahora, que pocas cosas me parecen tan valiosas como ser un buen recuerdo. Todo lo demás, es cartón pintado. Durante toda la historia de la humanidad, el hombre se ha empeñado en buscar el modo de vencer a la muerte. Desde la ciencia, el arte, el poder, los dogmas religiosos, pócimas de la eterna juventud –sin olvidarnos del pobre Titono—,… y a mi entender, la cosa es más simple: cuando ya no estamos y alguien enarbola un recuerdo alegre, una tibia añoranza, ese instante le hace pito catalán a la huesuda. Así que, si de desafíos se trata, sobre todo en esta época, me reservo el de intentar ser buena persona, aunque más no sea con un sentido utilitario. En lo que concierne a la poesía, seguir escribiendo y publicar —cuando lo sienta imprescindible— un libro al que le voy dando forma, que se llamará: “Sangre de Toro –poemas y banderillas—“, y que gracias a la buena voluntad de amigos de acá y de España, se publicaría en ambos países.

Tal vez para cerrar el ciclo… hijos tengo una estupenda media docena, árboles he plantado cientos y un libro sería un bonito colofón.

Lomas de Zamora, invierno de 2011

acerca del autor
Verónica

Verónica Altieri es Licenciada en Periodismo, graduada de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) de la Provincia de Buenos Aires. Desde el año 2006 es encargada de prensa en el área de Relaciones Institucionales de la Facultad de Derecho (UNLZ). Entre 2007 y 2010 fue editora de un mensuario dedicado a la industria de las telecomunicaciones, donde cubrió eventos en países tales como México, Panamá, República Dominicana, Uruguay, Chile, entre otros. Se desempeñó como corresponsal de política argentina para el semanario Tiempos del Sur de Uruguay. Desde 2010, trabaja en el área de comunicación institucional en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Asimismo, continúa colaborando con distintos medios gráficos y electrónicos referentes al mercado de las Telecomunicaciones.