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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
1 6 2012
Aquí sobra la eternidad por Maynor Freyre

Ganador del 1er. Premio Latinoamericano de Poesía en 1985 con "Cementerio general", una selección de cuya obra fue traducida al inglés en Gran Bretaña el 2000, y ganador del Premio Copé 1994 con "País interior", Tulio Mora, poeta militante del grupo peruano Hora Zero, nos sorprende con un poemario totalmente ligado a la calle —aunque ya en el 2009 nos había entregado con "Ángeles detrás de la lluvia" (1) n adelanto de su cambio de lenguaje—; es decir horazeriano.

Al parecer, la preparación de sendas antologías del grupo: "Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía" (Venezuela, 2000) y la apoteósica "Hora Zero: los broches mayores del sonido", y su contacto con la poesía inédita de Manuel Morales lo han llevado a internalizar un lenguaje de viandante e identificado con su movimiento.

Aseguran que para que un libro (y un poeta) sea bueno basta un solo poema emblemático. En "Aquí sobra la eternidad" son varios los poemas que han de dejar su sello, su impronta. Empecemos por mencionar "La hora en que sobra la eternidad" (retrato tumultuoso de horazerianos e infras en ascensor al infierno): "Qué tales biografías, batallas del día, / puentes sin más destinos que atravesarlos por puro desatino, / sabuesos en mancha rastreando presentidas catástrofes". Este terceto expresa la búsqueda aparentemente insensata de un arisco camino, la marcha de los "Trasgresores semánticos / en el pabellón de los politraumatismos. // ¡Mi reino por un manifiesto! / Sus amores, su geología sus mentadas /tan comentadas / en doscientos estadios donde por los / altavoces se declaraban resentidos sociales / con la verbosa indignación de un concierto." Los Rolling Stones y sus conciertos llevaron a Hora Zero a sus recitales masivos, en plazas y calles, en bares, pampones y canchas de fulbito universitarias. A sus compromisos sociales a través de la poesía sin caer en el panfleto. "Boxeando en el Paraíso" (con Alfredo Portal) y "El tigre del jirón Callao" (al zambo Tam) son otros dos poemas emblemáticos capaces de removernos las cucarachas del alma.

Aunque, valgan verdades, ya desde “Oración frente a un plato de col y otros poemas” (1985) Tulio había optado por el aludido lenguaje, su construcción como lengua poética inherente a Hora Zero ha sido parte de una larga y paciente construcción, un trabajo de alfarero, como diría Javier Heraud. No por gusto Mora es huancaíno, específicamente del Valle del Mantaro, tierra de artesanos por antonomasia.

Hubo dos poemarios anteriores; “País interior” y “Simulación de la máscara”, donde el poeta horazeriano experimentaba un retorno a sus lares autóctonos sin perder de vista esa elaboración lingüística que lo ha elevado a la cuasi terminación de su edificio verbal. Claro que para la poesía integral que postula el movimiento nunca nada está finiquitado, porque “¿Cómo puede recrearse el lenguaje del paraíso sin que pases aduanas ni te escaneen en la frontera? /…/ Pero nunca descifraremos su alucinado alfabeto. Esa es la imposible demostración de atravesar las fronteras de un reino donde solo hay pasaportes para quienes gozan de trances y verduras de la bondad. Además a su alrededor cantan chivillos y naranjeros nevados. Y lo máximo: su ‘Lingua ignota’ tiene la perfección del murmullo”. Concluye estas premisas subiéndose al cuadrilátero del desatino donde se canta a golpes para buscar esa belleza del paraíso (“Boxeando en el paraíso”).

Este pugilista de la palabra sabe que “Las formas de la imagen: ángeles callejeros con mucho rock y harto olfato para salir de las broncas cuando se alzaban picos de botella relucientes. Subimos y bajamos por esos azares. / Si tuvimos suerte ya no hay tiempo de agradecerle a nadie”. Es ese el mundo que transitaron y que recogieron en sus versos hechos sin medida ni clemencia ante la evidencia de que “Un poeta peruano sabe además que no / es bueno / ser poeta y peruano o que debe / escribir en voz muy alta cuando / lo arrojan por finados campos”. Esta estrofa pertenece a un poema escrito en memoria de Juan Ramírez Ruiz (“Celebraciones de puras tragedias”), cuando recordaban al tempranamente desaparecido poeta cofundador de Hora Zero Mario Luna, de quien en breve aparecerá su obra completa, otro aportante de este lenguaje que los hermana.

Debemos considerar de manera seria que Hora Zero se fundó en 1970 al lanzar sus Palabras Urgentes y que ya tiene 42 años de vigencia donde su propuesta estética se ha ido enriqueciendo con ese correr de los años. Así el Tulio Mora lector de una poesía norteamericana de alta calidad aunque no muy difundida, pasó a convertirse –en los últimos años— en un apasionado lector de vates escandinavos, en especial daneses, así como del polaco Czeslaw Milosz. Pero también está Santa Hildegarda de Bingen, poeta alemana del siglo XII con su lenguaje experimental.

Es decir, al revés de lo sostenido por muchos críticos en referencia a que la obra primigenia en poesía es a veces insuperable, al igual que el in crescendo poético de César Vallejo de los Heraldos Negros a Poemas Humanos (no en vano la antología horazeriana lleva por título un verso de Vallejo: “Los broches mayores del sonido”), estos poetas han ido madurando cada vez más, tal el caso de Tulio Mora, que galardonado como ha sido su poesía ha seguido en ascenso hasta alcanzar notas cimeras. Y en especial como una poesía peruana sin temor de abrevar de otras fuentes.

Repetiremos, para concluir, lo sostenido al terminar el comentario a la muestra internacional de los escritores y artistas que participaron en el Movimiento Hora Zero: “El criterio de valor (bello/feo, bueno/malo, prolijo/desprolijo) es insuficiente para definir un poema, peor aún si intenta la aproximación siguiendo una desacreditada plantilla estética bajo el camuflaje de un rebuscado instrumental”. La pregunta nuevamente ha sido lanzada por el mismo Tulio Mora del cual alteraremos algunos versos para hacer las cosas más claras: ¿Qué poesía han encontrado al lanzarse a la calle con la sabiduría de los perdedores estos poetas horazerianos? La respuesta está en la sensibilidad con que se logre interpretar su palabra poética.

acerca del autor
Tulio

Tulio Mora [Huancayo, 1948 – Lima (Perú) 2019], estudió en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Durante sus estudios en los años 1960 formó parte del grupo "Estación Reunida" junto con otros poetas y en los 1970 adhirió al Movimiento Hora Zero. Ha publicado “Mitología” (1ra. edición, 1978, 2da. edición, 2001). Viajó a Argentina y luego a México donde el Instituto Nacional de Bellas Artes le concedió una beca. Vivió en Ciudad de México durante cinco años. A su regreso a Lima, publicó “Oración frente a un plato de col y otros poemas” (1985), “Zoología prestada” (1987), “Cementerio general” (Premio Latinoamericano de Poesía, 1ra. edición, 1989, 2da. edición, 1994, traducido al inglés por David Tipton y C.A. de Lomellini bajo el título “A mountain crowned by a cemetery”, Red Beck Press, Bradford, Inglaterra, 2001), “País Interior” (Premio de Plata Copé, 1994) y la antología solicitada por Roberto Bolaño “Hora Zero la última vanguardia latinoamericana de poesía” (Colección Ateneo, Venezuela, 2000). Siguió publicando sus poemarios “Simulación de la máscara” (2006), “Ángeles detrás de la lluvia” (2009) y “Aquí sobra la eternidad” (2012). En el género periodístico ha escrito artículos contra las masacres, las matanzas en los penales limeños y las matanzas a campesinos en las décadas de 1980 y 1990. Su poesía ha merecido diversos estudios, entre los que destacan los de Consuelo Hernández (Universidad de Washington, EE.UU.), Jill Kunheim (Universidad de Austin, EE.UU.) y José Cerna.