DE RAQUEL VILLANUEVA

Raquel:
Bruja, sacerdotisa,
Moira ufana,
Que dentro de una burbuja
Polícroma,
Con celestial devoción,
Inventas las noches y los días.
El orbe se paraliza,
Cuando tus gracejas manos
Danzan sobre el papel,
Entonces florece en ellas
Un paisaje lejano
- místico Dorado -,
Y por un instante me siento
Como Adán en el Edén.
Raquel:
Mariposa azul,
Araña taciturna,
Diosa calima
Que produces vida,
Con un soplo
De tus manos.
 

DE LO NECESARIO

Necesitamos ser derrotados
En la batalla de los días,
No sea que nos sorprenda
La mentira aciaga
De creernos dioses
En un Edén ajeno y taciturno;
Entonces,
En un arranque de locura,
Esta vez robemos
El árbol de la vida.
Sería bueno,
Blandir sobre nosotros
—de vez en cuando—,
Cualquier espada Artúrica
Que tase en dos,
Nuestra desdeñosa voluntad.
Purgar nuestra conciencia
En el Titicaca
Y dejar que se dore
Con la luz nácar de la tarde.
Vomitar en vetustas botellas
Azules,
Las seudopalabras inventadas
Para disfrazar las culpas,
Luego lanzarlas al vacío
Y que naufraguen por siempre
—como castigo—,
Delante del dios
De las palabras.
Es necesario,
Que al otro lado de la orilla,
Alguien susurre nuestros nombres
Con voz plañidera,
Salvándonos de naufragar
En el horizonte sempiterno
Del olvido.
 

HOY LAS VI PASAR…

“A las señoritas del C.P.C.S.
Grado 11A, promoción 2011”

Hoy las vi pasar,
Entre habladurías y secreteos,
Con una rosa desnuda en los labios,
Olorosas a pimienta, canela y anís.
Aladas,
Como mariposas nocturnas
Y también sensibles a la luz.

Hoy las vi pasar,
Con sus elefantes azules
A otra parte,
Como una procesión lenta y blanca de nubes,
Como una bandada
De golondrinas en fuga loca.

Hoy las vi pasar,
Juntando caracolas rosadas
Con un niño descalzo
En mi orilla,
Y sonriendo al acercárselas
A sus oídos.
¡Dios mío! ¡Qué escucharán¡

Hoy las vi pasar,
En sus naves,
Erguidas y enlistadas
Para la batalla,
Y con asombro infantil las seguí,
Saludándolas,
Con esa señal de mano
Con que se despiden
Las personas en los puertos,
Con esa misma nostalgia
Con que se despiden
Los amantes.
 

LE TEMO A LA NOCHE…

Le temo a la noche
Que camina silenciosa
Con sus patas de araña solitaria,
A su voz ronca
Que aprisiona el corazón
Y a su mirada ciclópea,
A través de la luna,
Su único ojo de marfil.

Le temo a la noche
Que nos arropa el alma
Con su bufanda oscura,
Que mira de reojo,
Igual que una traslúcida salamandra
Cuando acecha a su presa.
Aún más, le temo,
Cuando revolotea locamente,
Como mariposa nocturna,
Bajo la luz
De la bombilla.
No me siento seguro
En sus paredes de viento,
Ni mucho menos
Me gusta,
Su aspecto:
De pan añejo,
De rincón húmedo,
De eterna soledad.

Le temo a la noche
Que ríe
Con sonrisa de hiena
Y que siempre
Nos espera,
En el umbral
De la tarde,
Con la muerte.