Aunque su gran obra sea El pasado (1) y la trilogía que se cierra ahora, Historia del dinero (2) se desarrolla en la década de 1970, sería erróneo concluir que Alan Pauls es un nostálgico. Si el pasado le interesa, es como una materia con la que mantiene un conflicto. De este modo, no le diga al escritor argentino que Historia del dinero, como Historia del llanto e Historia del pelo (3) "evocan" los años setenta: "odio la evocación literaria, de todo lo que fetichiza el pasado", dijo en su francés impecable —imperfecto de subjuntivo y groserías incluidas—. "Lo que no me gusta de las ‘evocaciones’, continúa, es la impresión de que las cosas estén detrás de nosotros, que un balance es posible. Que el pasado sería un lugar de la verdad. Me gusta estar en guerra con él”.
Para actualizar esta guerra, ¿qué podría ser más natural para un escritor argentino que apoderarse de los años 1970? Una década a partir de 1976, en la que el país estaba dividido entre el fervor revolucionario y la dictadura de plomo; un período por esta razón, “generalmente escrita con mayúsculas”. Nacido en 1959, Alan Pauls fue al comienzo de esos años, "demasiado joven para ser un militante comprometido", pero "no lo suficiente como para ser apolítico”. Esta década, que fue la de su formación, es en la que da vueltas en sus tres novelas (que pueden leerse por separado).  Mezcla en ellas lo personal y lo colectivo a través de la mirada del protagonista, nacido el mismo año que él, y lo que observa a su alrededor, la relación con los tres elementos que dan título a sus tres novelas —tres elementos que son como “entradas diagonales” para “establecer la arqueología de una sensibilidad  forjada en esa época”.

Malabares con las divisas
Historia del llanto pasaba a través del prisma lacrimoso para interesarse en el tema de la "religión del dolor”, del pathos de la política argentina; “Historia del pelo”, pasa por el capilar —el pelo largo con bucles de la izquierda versus los cabellos cortos y engominados de la derecha— para buscar piojos a la frivolidad. En Historia del dinero, ¿la “plata" sirve para qué? Para dar cuenta de las locuras y las neurosis individuales y nacionales que revelan la relación del peso argentino con otras monedas en circulación —Argentina, "este país de la inmediatez donde el dinero sólo puede ser en efectivo, en cash" que se caracteriza por su tendencia a hacer malabares con las divisas.
Historia del dinero empieza con la muerte de un hombre, un amigo de la madre del protagonista, y su padrastro. El helicóptero que lo transportaba con una maleta llena de billetes dudosos se estrelló; el maletín y su contenido no se encuentran. “¿Dónde está la guita?” Esta será la pregunta constante del joven héroe hasta la edad adulta, que ve por un lado a su padre jugador impenitente, máquina de contar, manejar fajos de billetes; y por otro lado a su madre, hundida en todo lo que significa trabajos absurdos. Llegado a la edad adulta, después de que él haya perdido todo en reparaciones inútiles de un departamento y de haberse separado de su esposa, tomará conciencia de su dolor una vez que se encuentre delante de la caja conyugal en el banco.
Alan Pauls sobresale en las descripciones de primeros planos (hipnóticos por su precisión) de los momentos en que una mano busca billetes en el bolsillo, o las carreras por Buenos Aires, durante las cuales se realizan los constantes cambios de la cotización del peso. Pero Historia del dinero no debe nada a la novela naturalista o a Balzac. Sus más grandes deudas literarias, Alan Pauls (que estudió en el Liceo Franco-Argentino de Buenos Aires), las debe a Marcel Proust y sus frases maravillosamente envolventes, obsesivas, que se han impregnado en las suyas. Le permiten englobar en un solo movimiento varios niveles temporales, mostrando resentimiento a la obra escrita en presente, contra ciertos recuerdos, que conducen así, palabra por palabra, a su guerra contra el pasado. De la cual el lector será el gran vencedor.

(1) Anagrama, Buenos Aires, 2003. Editada en francés por Christian Bourgois, 2005
(2) Anagrama, Barcelona, 2013. Traducida del español al francés por Serge Mestre para la edición f’rancesa por la Editorial Christian Bourgois, París, 2013.
(3) Editadas por Anagrama, Barcelona, en 2007 y en 2008. Ediciones francesas por Christian Bourgois, 2009 y 2010.