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Literatura
2 5 2014
Imágenes que nos hablan de Marguerite Duras por Nathalie Crom

Marguerite Duras ha dejado una huella imperecedera en la literatura francesa. Indochina, la rue Saint-Benoit, Les Roches Noires en Trouville... Vamos a abrir el álbum de su vida que ha nutrido una obra admirable, un tiempo desdibujado por una excesiva presencia en los medios de comunicación. A la pregunta: "¿qué es el estilo Duras", ella solía responder: “es dejar que la palabra venga como venga, atraparla como ha venido, en su lugar de origen, o en otro lugar, cuando pasa. Y rápido, escribir rápido, para no olvidar cómo nos llegó. Yo llamo a eso la "literatura de urgencia”, sigo avanzando, no voy a traicionar el orden natural de la frase. Es quizá eso lo más difícil, de dejarse ir. Dejar soplar el viento del libro...” (1). La explicación es tan límpida como el agua, sin embargo, cuando ella murió, hace dieciocho años —era el 3 de marzo de 1996—, la imagen de Marguerite Duras estaba colmada... Los libros, por cierto, estaban en un lugar destacado, así como la obra cinematográfica y dramatúrgica, que ella concibió como prolongaciones naturales de sus escritos; pero todo eso estaba confundido con la omnipresencia, al lado de la escritora, del personaje: Duras, tardíamente lanzada al primer plano del escenario mediático gracias al enorme éxito de “El Amante”. Duras, perfecta, demasiado perfecta en el papel de la Pitia extravagante, narcisista, a veces delirante, que se le atribuyó en lo sucesivo. Un monstruo sagrado, poniéndose sin ironía su nuevo traje de oráculo, dando su opinión sobre todo —especialmente, recuérdense, en lo que entonces se conocía como "el caso Gregory" (2). “Sublime, forzosamente sublime Christine V.", que no fue para nada en la degradación de su imagen...
Casi dos décadas más tarde, cuando se conmemora el centenario de su nacimiento, 4 de abril de 1914, los motivos enredados del cuadro han retomado su lugar y todo se ha aclarado. La mirada que ahora puede centrarse en la que fue una de las escritoras fundamentales de la segunda mitad del siglo XX ya no padece desorden ni opacidad: los escritos de Marguerite Duras no hacen más que resistir el paso del tiempo.  De “Un dique contra el Pacífico” (1950) a su último libro “Escribir” (1993), pasando por las obras maestras como “El rapto de Lol V. Stein” (1964) y “Vice-Cónsul” (1966), también de “India Song” (1973): texto, drama, película, la singularidad de la voz de Marguerite Duras está intacta. Sobre sus escritos, se han construido teorías sobre su aporte a la literatura contemporánea, es decir, la depuración —abandono de la narración y la psicología, simplificación de la sintaxis y del léxico... “Duras desató exégesis sabias, pero no es una intelectual retorcida como la pintan sus detractores. Más bien una iluminada sensorial", escribió Bertrand Poirot-Delpech en “Le Monde”, al día siguiente de su muerte.
De hecho, hay otra manera, intuitiva, de leer a Marguerite Duras, ella misma tan poco atraída por la abstracción: consagrándose a la manera como ella se convirtió en la pintora de sensaciones y emociones puras. La infancia, el amor, el sufrimiento, la soledad y la locura son los motivos recurrentes de los que nunca se alejó durante más de cincuenta años consagrada a la escritura. De la que ella decía: “la escritura es lo desconocido. Antes de escribir no sabemos nada de lo que uno va a escribir. Y con toda lucidez. Es lo desconocido de sí, de su cabeza, de su cuerpo. No es ni siquiera una reflexión, escribir, es una especie de facultad que tenemos al lado nuestro, paralelamente a ella, de otra persona que aparece y que avanza, invisible, dotada de pensamiento, de cólera y que, a veces por los mismos hechos que ha desencadenado, está en peligro de perder la vida.”(3).


1. Entrevista con Aliette Armel en Magazine Littéraire, 1990.
2. En 1984, Gregory Villemin, 4 años de edad, fue asesinado en los Vosges; en 1985, en el diario Libération, Duras publicó un artículo en el que ella considera a la madre del niño como "culpable forzosamente culpable".
3. Escribir, ediciones Gallimard, 1993 y en la colección Folio.

acerca del autor
Marguerite

Marguerite Duras, novelista, dramaturga, guionista y directora de cine francesa. Nació el 4 de abril de 1914 en Saigón (hoy Ciudad Ho Chi Minh).Después de cursar el bachillerato, con 18 años se traslada a París para estudiar Derecho, disciplina en la que se licenció en 1932. Durante la Segunda Guerra Mundial fue deportada a Alemania por ser miembro de la "Resistencia". Después de 1945, trabajó como periodista y defendió con entusiasmo el movimiento feminista. Su primera novela importante, “Un dique contra el Pacífico” (1950), narra la vida de una familia francesa empobrecida en Indochina. Otras novelas destacadas son “Moderato cantábile” (1958) y “El amante” (1984), con la que obtuvo en 1984 el Premio Goncourt y se convirtió en un auténtico best-seller mundial siendo adaptada para el cine por el director Jean-Jacques Annaud. En 1960 fue guionista de la película de Alain Resnais “Hiroshima mon amour”. En sus inicios estuvo influenciada por el existencialismo, aunque no tardó en desarrollar las formas del nouveau roman. Entre sus películas cabe destacar “India Song” (1975). Marguerite Duras falleció el 3 de marzo de 1996 en París.