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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
3 8 2015
Doce años y un día (novela) por Natividad Ortiz Albear

Una vez en España Elena es acogida por sus tíos maternos, la única familia que le queda. Son personas afectas al régimen de Franco y gracias a los hilos que han podido mover han evitado que su sobrina se libre de la cárcel a cambio de un arresto domiciliario. Sin embargo, poco después un comisario de policía se presenta en su casa con una orden de detención, acusada de haber pertenecido a la masonería. Después de un primer interrogatorio será puesta en libertad, de nuevo gracias a sus tíos. Sin embargo, la investigación a la que le somete el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo sigue adelante y Elena se verá expuesta a un proceso que le mantiene en vilo, esperando siempre lo peor, porque además sabe que no hay lucha judicial posible ni derechos a los que pueda apelar.
Este aspecto de la novela está respaldado por una larga investigación histórica que comienza con mi tesis doctoral en la que analicé la evolución de la mujer en la masonería desde 1868 a 1939. Posteriormente escribí un Diccionario Biográfico de Mujeres masonas para el que tuve que ampliar el marco cronológico de mi tesis y consultar los expedientes de represión que se conservan en el Archivo de la Guerra Civil, hoy Centro de la Memoria Histórica de Salamanca.
A través de esos expedientes pude comprobar el grado de persecución al que se sometió a muchas mujeres por el simple hecho de haber sido masonas, las detenciones, los interrogatorios en los que se las forzaba a la delación, el miedo que se palpa en sus declaraciones. En algunos casos la represión alcanzaba a mujeres octogenarias cuyas actividades masónicas tuvieron lugar en el siglo XIX, en otros casos se las juzgaba en rebeldía puesto que no llegaban a dar con su paradero ya que se habían exiliado al final de la guerra. A la mayoría se les imponen penas de cárcel: Doce años y un día, reza en la mayoría de las sentencias, más inhabilitación para desempeñar cargos públicos (muchas maestras republicanas perdieron sus puestos de trabajo). En algunos expedientes figuran documentos eclesiásticos conocidos como "Abjuración de los errores" firmados por sacerdotes, una especie de certificado que acredite la moralidad de la acusada. Todo un calvario por el que tuvieron que pasar muchas mujeres en España.
Pero no todo es amargura en este relato que descubre una etapa muy oscura de la historia de España pero también momentos de grandes expectativas (como lo demuestra la portada, esa mujer que sonríe). El expediente de represión supondrá un punto de partida para retroceder en el tiempo, hasta el 14 de abril de 1931, día de la Proclamación de la Segunda República. Elena acaba de comenzar a trabajar como secretaria en El Heraldo de Madrid, periódico abiertamente republicano. Allí se vivirá de una forma muy especial un día tan señalado y Elena compartirá con sus compañeros esa euforia que saca a todo Madrid a las calles.
Gracias al periódico Elena conocerá a la escritora Carmen de Burgos quien le dará su primera oportunidad para trabajar como periodista. Pronto se codeará con todo un elenco de mujeres modernas y vanguardistas que le abren muchas puertas, entre ellas las de la masonería donde acudirá de la mano de Consuelo Soler, un personaje a medio camino entre la realidad y la ficción y que introducirá muchos cambios en su vida.
Por la novela transitan grandes mujeres de la historia, como Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino y sus actividades dentro de la logia Reivindicación de Madrid, la escritora María Martínez Sierra, militante del Partido Socialista y muy activa políticamente durante los años de la República, la periodista y también masona Matilde Muñoz o la poeta Concha Méndez que tuvo un gran amistad con la escritora y también masona Consuelo Berges.
Entre todas ellas se mueve Elena como pez en el agua, de manera que, por obra y gracia de la literatura, se convierte en testigo de excepción de una época que va desde las luces hasta las sombras más negras. Lo que fue la República anhelada se convierte a partir de 1933 en la República amenazada, pero Elena es una mujer joven que vive la vida y el amor en medio del desastre, sin contemplaciones, especialmente cuando estalla la guerra civil y deja la redacción del periódico para ayudar en la defensa de Madrid como conductora de ambulancias. Los desastres de la guerra están muy presentes en la novela y con ellos la defensa numantina de la capital y, por supuesto, la ayuda desinteresada, hermosa y romántica, de los jóvenes de las Brigadas Internacionales.
También el exilio se asoma a estas páginas en forma de viaje incierto que Elena y su amiga Consuelo realizan a través de los Pirineos en pleno invierno, así como la llegada a Francia y su reclusión en la playa de Argelés.
Parte muy importante de la novela son las ciudades por las que se mueven los personajes. Se trata de tres capitales, Ávila, Madrid y Barcelona. Madrid es la ciudad de Elena, ella es madrileña por derecho propio, aunque su familia proceda de Ávila. También es la ciudad símbolo de la llegada de la República, en sus calles festejan los trabajadores de El Heraldo, y Elena con ellos, este acontecimiento, pero igualmente es la ciudad de las expectativas femeninas con sus lugares de reunión, como el Lyceum Club, el Ateneo o la propia logia, aunque ella también frecuenta, junto con su novio, la Casa del Pueblo. Es además la ciudad que resiste el ataque de las tropas franquistas, la ciudad sitiada y bombardeada continuamente.
Por otro lado está Barcelona que en la novela aparece al final de la guerra, cuando para la República está todo perdido. Es allí donde se traslada Elena en busca de su amiga Consuelo con quien contempla el desfile de despedida de las Brigadas Internacionales desde una de las aceras del Paseo de Gracia. Es el espacio de la desolación, la pérdida de toda esperanza.
Y también está Ávila, la ciudad provinciana, escenario de los juegos infantiles de Elena durante el verano y, en contraposición, de sus horas más difíciles, de su regreso en forma de mujer derrotada que además se tiene que enfrentar a nuevos sobresaltos. Es la ciudad que refleja el ambiente de postguerra, la pobreza, el racionamiento y las largas colas para adquirir los productos que llegan a cuentagotas, los niños desnutridos que miran con ojos codiciosos los escaparates donde se exhibe, casi impúdicamente, la muñeca Mariquita Pérez, que sale al mercado precisamente en ese año de 1942.
En definitiva en esta novela encontrarán un relato de ficción cimentado en la realidad, en las vidas de toda una generación que construyeron la Historia con un tributo de sufrimiento que, ojalá, ninguna otra generación tenga que volver a pagar.

acerca del autor
Natividad

Natividad Ortíz Albear, profesora de Historia en Educación Secundaria y también ha impartido docencia en la Universidad de Salamanca. Se doctoró con una tesis sobre Las mujeres en la masonería española por la que obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado del curso 2003/2004. Ha participado en Proyectos de Investigación en la Facultad de Historia de la Universidad de Salamanca, como el publicado por el Instituto de la Mujer en 2003, "Historia de las Mujeres en el siglo XX". En 2005, obtuvo el premio "Victoria Kent" de la Universidad de Málaga por el libro "Las mujeres en la masonería". Es autora además de la obra "Mujeres masonas en España. Diccionario biográfico" (1868-1939), así como de numerosos artículos relacionados con la Historia de las Relaciones de Género. Además es miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española. En 2011 fue publicada su primera novela "Hijas de la luz", de temática masónica, y presentada en el Ateneo de Madrid. Su trabajo más reciente es la novela "Doce años y un día", publicada por Nova Casa Editorial en 2015.