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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
1 6 2017
Emily Dickinson: la poesía por Diana Ivizate González

Todo lo que la literatura puede ofrecer como interrogación, conocimiento de lo desconocido, o compañía y salvación frente a los golpes de la vida, está en una escritora como Emily Dickinson. Todavía hoy la sorpresa de su obra, guardada por ella celosamente hasta su muerte, continúa maravillando con una influencia que trasvasa el espacio de la cultura norteamericana.
El nexo con lo poético se dio en ella en un proceso de autoconciencia de su ser y aprendizaje constante de la realidad:

Yo veo
Cada pequeña duda y miedo
Cada discordia
Terminada.1

El lenguaje irá adquiriendo con ella una nueva dimensión significante que volverá su expresión única, inconfundible. A diferencia de otros poetas cuyas creaciones remiten a otro poeta, los versos de Emily no tienen otro antecedente que ella misma dada la singularidad de su decir:

Hay una palabra
Que lleva espada
Puede atravesar a un hombre armado -
Lanza sus sílabas punzantes
Y enmudece de nuevo -2
Esa palabra que invoca, en su certero empleo en la construcción del poema, puede por ello descifrar aquello que nombra, apoyándose en el uso de guiones como recursos de corte en la configuración del verso a fin de abismar el sentido:

Una cosa sagrada - dejar caer una vida
En el pozo de púrpura -
Tan ingrávida - que vuelve -
Eternidad - hasta que -3

Ella de alguna manera fue consciente de que emprendía, con su estilo, un viaje inexplorado en la historia de la literatura, esperanzada de ofrecer con sus visiones, otro modo de entender la existencia:

¡Mi pie está en la Marea!
Un camino no transitado -
Mas todos los caminos tienen
Un claro al final -–

Pero, ¿quién fue Emily Dickinson? Más que contestar esta pregunta, con este estudio nos propondremos desvelar, por medio de los grandes temas que abordó en su poesía, el imaginario de una vida que fundó en la realización de su obra la razón de su presencia en el mundo.
 Uno de los aspectos que destacan en la forma del contenido poético desarrollado por Emily es el carácter aforístico de su escritura que se conjuga en la extensión de un poema como en el que lleva el número 135:4

El Agua por la sed se enseña.
La Tierra - por los Mares navegados.
El Rapto - por la angustia -
La Paz - por las batallas relatadas -
El amor, por el Molde del Recuerdo -
Por la Nieve los Pájaros.5
y el poema 300 en el que las metáforas se convierten sentencias:

“Mañana” - significa “Ordeñar” - para el Granjero -
Aurora - para el Tenerife -
Dados - para la Doncella -
Mañana sólo Riesgo - para el Amante -
Revelación - para el Amado -
Fijan los Epicúreos - el Almuerzo - por ella -
Las Novias - un Apocalipsis
Los Mundos - un Diluvio -
Vidas que languidecen - Su Lapso entre Suspiros -
La Fe - El Experimento de Nuestro Señor -–

o en la linde del verso, anhelando potenciar su significado con una concentrada síntesis terminológica. Así en el poema 1512 define “Todas las cosas arrasadas “Eso - es la inmensidad -”; en el poema 451 nos advierte que “Lo Externo - de lo Interno “Su Magnitud obtiene -”; en el poema 684 precisa que “Las mejores Ganancias - deben pasar la Prueba de la Pérdida – “Para constituirse en - Ganancias -”; en el poema 685 parece generar un proverbio con su prevención de que “No es el ‘Apocalipsis’ - lo que aguarda, “Sino nuestros desguarnecidos ojos -”; en el poema 1129 alecciona que “La Verdad debe deslumbrar poco a poco” O ciegos quedarán todos los hombres -”; conduciendo la frase a una concisión cada vez más breve en el poema 1681 “La más perfecta comunicación – “Nadie la oye -”, o en el poema 677 al aseverar que “Estar vivo - es Poder -”. Esa propensión al axioma se produce con un acento coloquial. Su poesía parece un diálogo epistolar en el que la autora contesta a un receptor del que ignoramos su procedencia. El poema 128 es un ejemplo de este método inherente a su discurso:

Tráeme el ocaso en una copa,
Cuenta las jarras de mañana
Y di cuántos Rocíos,
Dime qué lejos salta la mañana -
A qué hora duerme el tejedor
¡Y quién hila la anchura del azul!

En ocasiones prescinde de interlocutor, estableciendo una surrealidad cargada de signos en el poema 185:

Estupenda invención la de la “Fe”
Cuando los Caballeros ven -
Mas son de aconsejar los Microscopios
En caso de Emergencia.
 que en el poema 1620 retoma la yuxtaposición de lo imaginario e irracional:

Circunferencia, Novia del Temor
Al poseer tú serás poseída
Por todo santificado Caballero
Que se atreva a codiciarte.

Esta asombrosa capacidad suya de subvertir lo real en maravilloso, de hacer verosímil lo increíble, de inundar lo aparente de una autenticidad fabulosa, se trasladó a los distintos temas recurrentes en sus escritos. Entre ellos, la naturaleza va a ocupar un puesto relevante.
 El poema 668 tendrá como punto de partida esclarecer qué constituye el espacio de un entorno natural con el que se identifica:

“Naturaleza” es lo que vemos -
La Colina - la Tarde -
Ardilla - Eclipse - el Abejorro -
No - Naturaleza es Cielo -
Naturaleza es lo que oímos -
El Chambergo - la Mar -
El Grillo - el Trueno -
No - Naturaleza es Armonía -
Naturaleza es lo que conocemos -
Aunque nos falta el arte de decirlo -
Pues es Nuestro Saber tan impotente
Ante su Sencillez.

Ese saber impotente no le impide ironizar acerca de la precaria condición humana para descubrir los secretos de un paisaje que sobrepasa la intelección o la senda de la lógica para abarcarlo:

¡Los Hombres lo llaman Gusano!
¡Y yo! Mas ¡quién soy yo,
Para contar el hermoso secreto
¡De la Mariposa!

Ella subraya la insignificancia del ser y se toma como testigo plural de la vacuidad del individuo:
¡Yo no soy Nadie! ¿Quién eres tú?
¿Eres - Nadie - También?
¿Ya somos dos entonces?
¡Ni una palabra! ¡Lo pregonarían, ya sabes!

Ser - Alguien - ¡Qué aburrido!
Como una Rana - ¡Qué vulgar! -
Pasarte Junio entero diciéndole tu nombre -
¡A la primera Charca que te admire!6

La verdad de lo inefable escapa a nuestra conciencia incapaz de extraer del contexto que la rodea el mensaje que transcurre ante nuestros ojos sin poderlo desentrañar:

Leve ríe la brisa
En su Castillo de lo alto -
Balbucea la Abeja al insensible Oído,
Silban los Dulces Pájaros ignoradas cadencias -
¡Ah, cuánta sagacidad aquí perece!7

La abeja es uno de tantos personajes de su bestiario del que se vale con el propósito de satirizar aquella arrogancia que intenta nombrar lo innombrable. Con un tono jocoso y sarcástico, Emily se metamorfosea en mosca. No se reconoce como insecto por psíquico abatimiento, sino como un símbolo ansiando exponer que la ruta hacia el conocimiento de la naturaleza es ella misma:

¡Abeja! ¡Te estoy esperando!
Ayer yo le decía
A Alguien que tú conoces
Que estabas al llegar -

Las Ranas volvieron la Semana pasada -
Ya están instaladas y están trabajando -
Casi todos los Pájaros, de vuelta -
El Trébol, cálido y espeso -

Te llegará mi Carta
Alrededor del diecisiete; Contesta
O mejor, ven conmigo -
Tuya, la Mosca.8
  No obstante, habrá otras circunstancias que la aparten de esa mirada sonriente que tanto gozo y sosiego le habían regalado.
 Una indagación progresiva en su poesía nos permitirá ilustrar cómo lentamente Emily Dickinson, ante su incomprensión de la sociedad de su tiempo, se irá refugiando más y más en lo invisible de su interioridad.
 El poema 405 nos orienta en la travesía hacia el horizonte existencial de la poetisa. El aislamiento emprendido, recluida prácticamente al único panorama que le brinda su jardín y su casa, tampoco es una solución:

Podría estar más sola
Sin la Soledad -
Tan habituada estoy a mi Destino -
Que quizá la Otra - la Paz -

La Oscuridad interrumpiera -
Y llenara la pequeña Habitación -
Demasiado escasa - en volumen - para contener
El Sacramento - de Él -

No estoy acostumbrada a la Esperanza -
Podría introducir -
Su agradable desfile - profanar el lugar -
Dispuesto para el Sufrimiento -

Podría ser más fácil
Fracasar - con la Tierra a la Vista -
Que alcanzar - Mi Península Azul -
Perecer - de Placer -

El futuro se resiste a vencer el desencanto, convencida de que la aguarda la incertidumbre, una perspectiva sin fijeza de cualquier soporte que la anime en la melancolía:

El Destino es la Casa sin la Puerta -
A la que se entra desde el Sol -
Y luego se retira la Escalera,
Porque la Fuga - se acabó -

Comienza un giro en su poesía, un ir del diálogo oculto con los otros a una secreta conversación consigo misma anhelando justificarse, explicar el por qué de una reclusión tan radical de lo mundano:
Nunca hablaba - si no me preguntaban -
Y, aun así, era breve y en voz baja -
Soportar no podía el vivir - en voz alta -
Tanto el Bullicio a mí me avergonzaba -

Y si no hubiera estado tan lejos -
Y cuantos conocía
No se hubieran marchado - habría yo pensado con frecuencia
Lo inadvertida - que podría morir -9

 

Una introspección inquisidora se cierne sobre ella, preludiando en su elocuencia el arribo del lenguaje de Fernando Pessoa:

De desterrarme - de Mí Misma -
El Don tuviera -
Mi Fortaleza inexpugnable
A Todo Corazón -

Mas, si a Mí Misma - Me asalto -
¿Cómo hallar paz
Sino por sumisión
De la Consciencia?

Y pues Monarcas somos mutuos
¿Cómo puede ser esto
Si no es por Abdicación -
De Mí - en Mí?10

Es notorio que incluso hallemos en ella el vocablo desasosiego en una órbita que será el núcleo desde el cual el poeta portugués compondrá su inmortal libro:

Dicen que “El Tiempo cura” -
Pero nunca ha curado -
Un sufrimiento real se hace más tenso
Como sucede a los Tendones con la edad -

El Tiempo es la Prueba del Desasosiego -
Mas no el Remedio -
Y si tal cosa prueba, también prueba
Que no hubo Enfermedad -–

Encontramos por momentos la exigencia de un distanciamiento del yo en su afán por reconocerse, igual que quien busca percibir en el reflejo de unos ojos una imagen propia más definida. El poema 664 nos refiere esta experiencia:
De todas las Almas que han sido creadas -
Yo he elegido - Una -
Cuando el Sentido - se clasifica aparte - del Espíritu -
Y el Subterfugio - acaba -
Cuando aquello que es - y lo que fue -
Permanecen - intrínsecos - aparte -
Y el breve Drama de la carne -
Se avienta - como Arena -
Cuando las Siluetas muestran su Frente real -
Y las Brumas - se tallan en el aire,
¡Prefiero - contemplar el Átomo -
A todos los catálogos de Arcilla!

Este asomarse a la otredad la reintegra a su realidad entregada a la costumbre, a los dictados de una convivencia que no deja opciones:
El Alma que tiene Huésped
Raramente viaja -
Pues la Divina Multitud de Casa -
Esta necesidad anula -

Y la Cortesía prohíbe
Que el Anfitrión se marche
Cuando está de visita
El Emperador de los Hombres -11

Añora derrotarse, que no prevalezca su seguridad en la duda, que por fin algo la devuelva del abatimiento a la ilusión:

La Química certeza
De que Nada se pierde
Aliente en el Desastre
Mi rota Confianza -

Si alcanzara yo a ver
Los Rostros de los Átomos
¡Cuánto más lejos se me quedarían
Las Criaturas Terminadas!12

Posee todavía el vigor que se requiere para acometer el desafío, creer no solo en la confección de los sueños sino su ejecución:

Nunca vi un Páramo -
Nunca vi el Mar -
Mas sé cómo es el Brezo
Y cómo el Oleaje pueda ser.

Nunca con Dios hablé
Ni visité los Cielos -
Aunque estoy tan segura del lugar
Como si dieran Planos -13

Anclada a la geografía de su casa, condenándose finalmente a no traspasar siquiera las paredes de su habitación, Emily abrigará escapar con una fuerza proporcional a las raíces que la atan, personificando en ese nuevo abandono una existencia inagotable:

Con una luz en fuga
Vemos mejor, ya lo creo,
Que con una mecha permanente.
Hay un algo en la huida
Que la visión aclara
Y realza los rayos.14

 A pesar de su biografía abismada en la creencia de que “el Tiempo más feliz se desvanece” según anotó en un poema,15 Emily Dickinson nos legó en asimismo con sus versos la grandeza de su pasión.
 El amor aparece en su poesía con una intensidad que al procurar contenerse desborda vehemencia:

¡Corazón! ¡Lo olvidaremos!
¡Esta noche - Tú y Yo!
Tú puedes olvidar el calor que nos daba -
¡Yo olvidaré la luz!

Cuando hayas terminado te ruego me lo digas
¡Que acaso pueda comenzar de nuevo!
¡Deprisa! no sea que mientras te entretienes
¡Lo recuerde!16
 El erotismo solapado de sus versos está impregnado de una ambigüedad que sublima el receptor:

Cuántas veces mis pies han vacilado -
Sólo boca sellada lo diría -
Inténtalo - quita el remache horrible -
¡Inténtalo - levanta los cierres de acero!

Acaricia la frente fría - tantas veces ardiente -
Levanta - si lo quieres - el lánguido cabello -
Toca sus dedos de adamante
No llevarán ya más - nunca - un dedal

Zumban monótonas las moscas - del cuarto en la ventana
Radiante - brilla el sol tras el cristal moteado -
Audaz - la telaraña se columpia del techo -
¡Indolente Señora - entre las Margaritas - olvidada!17
El poema actúa como catarsis de una emoción desenfrenada, solo confesable y vivida en la poesía:

¡Salvajes Noches - Noches Salvajes!
Estuviera yo contigo
Noches Salvajes serían
¡Nuestro gozo!

Vanos - los Vientos -
Al Corazón en puerto -
A la Brújula hecho -
¡Por la Carta medido!

En el Edén remando -
¡Ah, el Mar!
Pudiera yo amarrar - Esta Noche -
¡En Ti!18

Ese arrebato del deseo se exhibe atenuado en el poema 441 con una indeterminación dual, tanto por el esfuerzo en mantener sujeto los sentimientos sin explicitar su causa, como por desvanecer el efecto que los origina:

Esta es mi carta al Mundo
Que nunca Me escribió -
Las Noticias sencillas que la Naturaleza -
Con delicada Majestad me dio

Su Recado está en Manos
Que yo no puedo ver -
Por el amor de Ella - mis Amables - paisanos -
Juzgadme con ternura.

El poema 461 evita toda imprecisión, colocándose en el papel de la amada que en la víspera de una felicidad completada por el casamiento, celebra en su fantasía la promesa del amado:

Una Esposa - seré al romper el Día -
Amanecer - ¿Tienes una Bandera para mí?
A Medianoche, soy sólo una Doncella,
Qué poco tiempo lleva el hacer una Novia -
Y así - Medianoche, he pasado de ti
Al Este, a la Victoria -19

Sin embargo, en el tránsito de su escritura, se respira un punto culminante en el que lo pasional se torna reflexivo, sometiendo su dominio a la lejanía, como si semejante al distanciamiento que ella ha tomado del mundo, hubiera que ver las emociones en lontananza para eludir su hechizo:

Sobrevivimos al amor, como a otras cosas
Y en el Cajón lo guardamos -
Hasta que toma un aire Antiguo -
Como Trajes usados por los Grandes Señores.20

En el intervalo de esa conclusión taxativa, en la sucesión de su obra, Emily Dickinson persistirá en exteriorizar la temática del amor sugiriendo un eros helénico en el que el amante y el amado parecen fusionarse en los brazos de la amistad. Con un influjo implícito de la mitología griega antigua había afirmado:

Es el Amor - anterior a la Vida -
Posterior - a la Muerte -
Inicial de la Creación, y
El Exponente de la Tierra -21
 Esa función unitiva del Amor, operando como nexo entre el antes y después del origen del universo, se plasma en su tendencia a tratar lo amoroso vinculado al sentido pitagórico de que “entre los amigos todo es común”. El poema 156 recrea esa concurrencia afectiva:

Me quieres - estás segura -
No temeré equivocarme -
No me despertaré engañada -
Una mañana irónica
Para encontrarme con que el Amanecer no está -
Los Huertos - desprovistos -
¡Y Dollie - que se ha ido!

No tengo que empezar - estás segura -
Esa noche nunca tendrá lugar -
Cuando asustada - corro hacia Ti -
Y me encuentro las ventanas oscuras -
Y no más Dollie - punto -
¿Ninguna?

Estáte segura de que estás segura - sabes -
Lo llevaré mejor ahora -
Si así tú me lo pides -
Que cuando - pequeño Bálsamo sombrío -
Sobre éste mi dolor -
¡Tú me punzas - de nuevo!

La ausencia del ser que nos infunde ánimo y fortaleza puede conducirnos a la desesperanza, la pérdida del hálito vital:

Y si Tú - te salvaras -
Y Yo - me condenase
Donde Tú no estuvieras -
Ese yo - el Infierno sería para Mí -

Así que debemos pues desencontrarnos -
Tú ahí - yo - aquí -
Con la Puerta entreabierta
Que Océanos existen - y Oraciones -

Y ese Blanco Sustento -
La Desesperación -22

El referente oscila en la neutralidad del Él o Ella, y en la concreción, a veces, de una receptividad puntual que nos insinúa el quién sin renunciar a darnos demasiadas pistas:

Mi Vida había permanecido - como un Arma Cargada -
En los Rincones - hasta el Día en que
El Dueño pasó - se identificó -
Y Me llevó muy lejos -23

Eros y Tánatos se convocan aquí con la apertura a otro de sus grandes temas:

Aunque vivir pudiera - yo más que Él
Él debe vivir más -
Porque yo sólo tengo el poder de matar,
Sin - el poder de morir -

La muerte no es el fin en Emily Dickinson. El rostro que nos dibuja de ella corporiza el ideario socrático de los diálogos platónicos.24 Su aparición entreabre una de las grandes incógnitas a resolver:

¡Morir! ¡Morirse por la noche!
¿No traerá alguien la luz
Para que pueda ver qué camino tomar
A la perpetua nieve?25

Nombrarla congrega en su poesía una amplitud de situaciones en que se manifiesta desde la fragilidad de una disposición del alma:

Es tan poquita cosa llorar -
Algo tan breve suspirar -
¡Y sin embargo - por Negocios - del tamaño de éstos
Morimos hombres y mujeres!26

Su irrupción imprime veracidad a las tribulaciones:

Me gusta un aspecto de Agonía,
Porque sé que es verdad -
Los Hombres no fingen Convulsiones,
Ni simulan Estertores -

Los Ojos se vidrian una vez - y eso es la Muerte -
Es imposible aparentar
Las cuentas de la Frente
Por la Angustia doméstica ensartadas.27

Emily atenúa el horror de su figuración concediéndole casi una disculpa por el temor que despierta cuando su actuación es apenas imperceptible:

Morir - lleva poquito tiempo -
Y dicen que no duele -
Tan sólo es desmayarse - por etapas -
Y luego - queda fuera de la vista -28

Esa propiedad intangible la dota de religiosidad en el poema 258, en el cual ella se instala subrepticiamente, en paralelo al azar:

Hay un Sesgo de luz,
En las Tardes de Invierno -
Que oprime como el Peso
De los Cantos de Iglesia -

Y Celestial Herida nos inflige -
No deja cicatriz,
Sino una diferencia interna,
Donde el Significado yace -

Nadie puede enseñarlo - Nadie -
Es Desesperación Sellada -
Aflicción imperial
Que del Aire nos llega -

Cuando viene, el Paisaje lo escucha -
Las Sombras - el aliento contienen -
Cuando parte, es como la Distancia
En la mirada de la Muerte -

El escenario que ella moviliza le aporta un significado extrasensorial que le posibilita vislumbrar aspectos hasta ahora inasibles, velados por el acto de pensar:

Sentía un Funeral, en mi Cerebro,
Los Enlutados iban y venían
Sin parar - hasta que pareció
Que se abría camino el Sentido -29

La contempla como una extensión de la ilusión, emparentándolo con uno de los emblemas de su poesía, la puerta, alegoría de lo trascendente:

No es que Morir nos duela tanto -
Es el Vivir - lo que nos duele más -
Pero el Morir - es camino distinto -
Un Algo tras la Puerta -30

Se ha de estar alerta, ser valientes, preparados para no flaquear en su desenlace:

Morir - Contigo - no podría -
Pues Uno de los dos debe esperar
Para cerrarle la Mirada al Otro -
Tú - no podrías -31

Relega su protagonismo a lo coyuntural, viéndola en una transición hacia otra esfera en la que no puede intervenir por su matriz mortal y compenetración con lo perecedero:

Porque a la Muerte yo esperar no pude -
Ella por mí esperó amablemente -
La Carroza albergaba a Nosotros tan sólo -
Y a la Inmortalidad.32

Más que castigo es una recompensa que nos encamina a transgredir la temporalidad de lo que hemos sido en un itinerario saturado de expectativas:

Morir - es el premio de la Vida -
Mejor si es de una vez -
Que no morir a medias - luego recuperarse
Para un Eclipse más consciente -33

Así desaparece su oposición con lo vital siendo ella misma una analogía de renacimiento:

Un golpe de Muerte es un golpe de Vida para Aquellos
Que hasta que no murieron, no se volvieron vivos -
Que si hubieran vivido, no habrían muerto sino
Cuando murieron, comenzó la Vida.34

Por eso en Emily Dickinson el fallecimiento se entronca con la concepción de representar otro camino en el que el misterio de los misterios se fragua:

Morir - sin el Morirse
Y vivir - sin la Vida
Este es el más arduo Milagro
Que se propone a la Creencia.35

Asediada por la nostalgia se imaginó atravesando la puerta que la separaba de lo conocido en trance hacia lo inescrutable:

Y las laderas no deben saber -
Por donde yo he vagado tanto -
Ni les diré a los dulces bosques
El día en que me vaya -

Ni lo balbuciré en la mesa -
Ni por descuido
Insinuaré que dentro del Enigma
Hoy alguien andará -36

También allí, en ese espacio, la escritura la estará iluminando en su peregrinar aceptando la partida como una permanencia:

Ver el Cielo de Verano
Es Poesía, aunque no esté en un Libro -
Los verdaderos Poemas huyen -37

Callada dice más, porque sabe que todo es lenguaje:

El Silencio es todo lo que tememos.
La Voz es el Rescate -
Pero el Silencio es Infinito.
Él carece de rostro.38

Internándose en los confines de ese mutismo suyo que conversa transmite la belleza de la alegría:

Las palabras que dicen los felices
Son melodía badalí
Pero aquellas que sienten los silentes
Son hermosas -39

Se siente amanecer desde lo insondable, desenterrando de la oscuridad las vivencias que ha tenido, otorgándonos con su sabiduría poética el optimismo:

La Mañana es de todos -
De algunos - es la Noche -
Y sólo de unos pocos elegidos -
Es la luz Auroral.40

Sonríe mirando fijamente el umbral de lo venidero, y en su inimitable silencio, nos habla a todos la metáfora:

Sé fiel, joven de Atenas,
A Ti mismo
Y al Misterio -
Lo demás es Perjurio -41

 


1 Fragmento del poema 5. Véase en Poemas, de Emily Dickinson. Edición bilingüe de Margarita Ardanaz. Madrid, Ediciones Cátedra, 1992, p. 57.
2 Fragmento del poema 8. Ibid., p. 59.
3 Fragmento del poema 271. Ibid., p. 119.
4 Los diferentes poemas que Emily Dickinson dejó a su muerte, escritos en cuadernos y libretas durante su vida, fueron organizados y numerados con posterioridad al plantearse su edición.
5 Poema 135. Ibid., p. 87.
6 Poema 288. Ibid., pp. 123-124.
7 Fragmento del poema 216. Ibid., p. 109.
8 Poema 1035. Ibid., p. 265.
9 Fragmento del poema 486. Ibid., pp. 165-167.
10 Poema 642. Ibid., p. 211. Pessoa escribiría: “Dios mío, Dios mío, ¿a quién asisto? ¿Cuántos soy? ¿Quién es yo? ¿Qué es este intervalo que hay entre mí y mí?” En El libro del desasosiego de Bernardo Soares, de Fernando Pessoa. Traducción del portugués, organización, introducción y notas de Ángel Crespo. Barcelona, editorial Seix Barral, 1993, p. 45.
11 Poema 674. Ibid., p. 219.
12 Poema 954. Ibid., p. 259.
13 Poema 1052. Ibid., p. 265.
14 Poema 1714. Ibid., p. 347.
15 Véase el poema 1774. Ibid., p. 365.
16 Poema 47. Ibid., p. 71.
17 Poema 187. Ibid., p. 103.
18 Poema 249. Ibid., p. 113.
19 Fragmento del poema 461. Ibid., p. 161.
20 Poema 887. Ibid., p. 255.
21 Poema 917. Ibid., p. 257. Hesíodo en su Teogonía había presentado a Eros, el Amor, como fuente originaria del mundo: “En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo… Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos.” En Obras y fragmentos, de Hesíodo. Introducción, traducción y notas de Aurelio Pérez Jiménez y Alfonso Martínez Díez. Madrid, editorial Gredos, 1997, p. 76.
22 Fragmento del poema 640. Ibid., p. 209.
23 Fragmento del poema 754. Ibid., p. 235.
24 Consúltense por ejemplo Defensa de Sócrates y Fedón o del alma.
25 Fragmento del poema 158. Ibid., p. 93.
26 Poema 189. Ibid., p. 103.
27 Poema 241. Ibid., p. 111.
28 Fragmento del poema 255. Ibid., p. 115.
29 Fragmento del poema 280. Ibid., p. 119.
30 Fragmento del poema 335. Ibid., p. 137.
31 Fragmento del poema 640. Ibid., p. 207.
32 Poema 712. Ibid., p. 227.
33 Fragmento del poema 762. Ibid., p. 239.
34 Poema 816. Ibid., p. 247.
35 Poema 1017. Ibid., p. 263.
36 Fragmento del poema 50. Ibid., p. 73.
37 Poema 1472. Ibid., p. 313.
38 Poema 1251. Ibid., p. 285.
39 Poema 1750. Ibid., p. 359.
40 Poema 1577. Ibid., p. 327.
41 Poema 1768. Ibid., p. 363.

acerca del autor
Diana

Diana Ivizate González (Cuba, 1972). Profesora asociada de la Universidad Politécnica de Valencia, Dpto. Lingüística Aplicada. Doctora por la Universidad Politécnica de Valencia, España (2009). Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de La Habana, Cuba (1995). Su obra poética publicada se compone de tres volúmenes: Ocultas fragancias que golpean (Valencia, 2002); Hallar el sitio (Miami, 2008); y Paisajes de mujer / Womanlands (Madrid, 2010). Como soporte a su obra poética encontramos, además, su narrativa, donde la situación actual e histórica de la mujer sigue siendo el leitmotiv. De su obra ensayística destacamos: Virginia Woolf. La experiencia como cuerpo, lenguaje y conciencia (Valencia, 2013); Dulce María Loynaz. Criatura de isla que trasciende (Madrid, 2010); y La esencia de Eva o el universo de lo femenino (Catálogo y comisariado, Valencia, 2000).