Los eventos políticos de los años 2002 y 2003 produjeron una contracción en la venta y compra de obras de arte en el país. No obstante, galeristas afirman que desde el año 2004 se ha empezado a observar una recuperación de la inversión en el sector. Dentro de ese repunte surge la obra de Oswaldo Vigas como la más buscada del año 2005. "Todo el mundo quiere un Vigas en su casa", afirma Mary Rangel de la Galería Medicci, "porque es un maestro de gran trayectoria y porque su trabajo se ha internacionalizado", destacó. Una pieza del artistas de 40 x 40 centímetros puede costar 10 mil dólares, "los precios varían según el tamaño y el tipo". Isabel Pérez de la Galería Blasini asegura que "Vigas es el artista que más ha incrementado su presencia en el exterior durante los últimos años, de allí deriva el interés del mercado en él, además sigue activo y produciendo". Para Melania Monteverde, de la Sala Mendoza, existe "una generación emergente de venezolanos jóvenes interesados en el coleccionismo y en el arte como inversión. Se aprecia su presencia en las subastas y exposiciones organizadas en la ciudad". Esta nueva generación está compuesta por jóvenes inversionistas de la Bolsa de Valores, empresarios y profesionales de alto nivel. Auge cinético Al marcado incremento de la venta de las obras de Oswaldo Vigas le sigue el deseo de los coleccionistas por adquirir obras de Gego, Carlos Cruz Diez, Jesús Soto y Alejandro Otero. Pero en este momento muchos de los que desean obtener un Gego les resulta una búsqueda difícil porque en el mercado existen muy pocas piezas de la artista. A juicio de Monteverde, Alejandro Otero es uno de los artistas más cotizados del momento, "creo que se le está dando el reconocimiento y el valor que merece". Aunque la Sala Mendoza sólo organizó dos muestras denominadas Coleccionables en las que se ofrecieron obras de importantes maestros venezolanos y abandonó temporalmente la ejecución de sus tradicionales subastas, Monteverde asegura que el "balance del año 2005 fue muy positivo". El interés del público por las creaciones de Gego, Soto, Otero y Cruz-Diez radica, además de los aportes a la plástica nacional, en su presencia en las últimas subastas organizadas por casas internacionales como Sotheby's y Christie's. En este sentido, el desaparecido maestro Soto, quien falleció en enero del año 2005, ha sido el que más interés ha generado dentro de los compradores y marchantes internacionales. En mayo de 2005, la casa Sotheby's realizó una subasta de arte latinoamericano en la que se vendió Dibujo sin papel (Separación de espacio interior) de Gego por 192 mil dólares y Coloritmo de Alejandro Otero por 162 mil dólares. En noviembre, vendió Vibraciones de Jesús Soto en 441 mil dólares y el precio alcanzado constituyó un récord en la venta de las obras del artista. Hasta el momento el precio más alto pagado por una pieza del maestro Soto había sido 180 mil dólares. La costosa obra expone la exploración del maestro en torno a las figuras geométricas y su relación con el movimiento. En este sentido Isabel Pérez destaca que "se está experimentando el fenómeno Soto". A pesar del optimismo de otros galeristas por la recuperación de la inversión en obras de arte, Nicomedes Febres de la Galería D'Museo asegura que "el público tiende a ser cauteloso, particularmente frente a la inestabilidad política". A su juicio las galerías "hemos tenido que adaptarnos a otros escenarios pues cuando la crisis política agudiza se paraliza la venta de obras y los más perjudicados suelen ser los artistas más jóvenes". Según Febres, "la incertidumbre es un elemento que sigue prevaleciendo en los venezolanos e incide notablemente en el movimiento del mercado". Por su parte, Isabel Pérez de la Galería Blasini asegura que "este es un buen momento para invertir en arte porque los precios son altamente competitivos y sentimos que irán en ascenso. Creo que el mercado venezolano del arte ha despertado de nuevo totalmente". Acompañando a los artistas consagrados existe una generación de creadores jóvenes que han estado llamando la atención de los coleccionistas. Entre ellos destacan José Antonio Hernández-Diez (radicado en España), Daniel Medina (ganador del Salón Pirelli), Cipriano Martínez, y a este grupo se agregan nombres como Aureliano Parra.