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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
1 1 2008
El arte latinoamericano impacta a los coleccionistas de Nueva York, por Ana María Battisttozz (Diario Clarín)
Llovió todo el jueves, en Nueva York pero nadie en el Metropolitan Pavillon de Chelsea pareció enterarse de las condiciones del tiempo. Ni los montajistas, ni los artistas, ni los galeristas en un trajín que no interrumpieron hasta el momento mismo en que los invitados empezaron a pasar bajo la gran "digital paintant" del argentino Fabián Marcaccio dispuesta como mural a la entrada. Puntualmente a las siete de la tarde, hizo su aparición en la escena neoyorquina Pinta, la Feria de Arte Latinoamericano Contemporáneo. El audaz emprendimiento de los argentinos Alejandro Zaia, Diego Costa Peuser (director de la empresa editorial y de eventos Arte al Día) y Mauro Herlitzka (ex Presidente de Arteba, Fundación Espigas y recién designado vicepresidente del Malba), sale a uno de los ruedos más competitivos del mundo en un momento altamente propicio para el arte contemporáneo latinoamericano. Concebida con cierta modestia de escala, Pinta reúne sólo 34 galerías, de las más importantes de los Estados Unidos, América del Sur y Europa que se dedican a este sector del mercado. Entre ellas Cecilia de Torres, León Tovar y Hostfelt, de Nueva York; Moka, de Chicago; Alejandra Von Hartz, Praxis y Panamerican Project, de Miami. Fernando Pradilla y Aina Novak, de Madrid; Durban Segnini, de Caracas; Raquel Arnaud y Nara Roesler, de San Pablo; EDS y Ginocchio, de México, y un pelotón de argentinas que integran Benzacar, Vasari, GC Estudio (Gianni Campochiaro y Luisa Pedrouzo), Rubbers, Van Eyck, Apetite, Daniel Abate y Wussman. Cualquiera en el medio sabe que puede acudir a ellas con confianza si busca una buena pieza de Jesús Soto, Xul Solar, Carlos Cruz Diez, Helio Oiticica, Juan Mele, Joaquín Torres García, Gego, Rogelio Polesello, Le Parc o León Ferrari, por nombrar algunos de los artistas más destacados que están en esta feria. La movida fue estratégicamente planificada en coincidencia con las subastas de arte latinoamericano de Sotheby's y Christie's, una fecha en la que desde hace dos décadas se congrega la crema del coleccionismo de ese sector. A captar su interés se dirigieron todos los esfuerzos de los organizarores. Y la respuesta superó todas las expectativas, al menos de asistencia. Si el gran interrogante de una hora antes de la apertura era la presencia de las grandes figuras del coleccionismo, una hora después el entusiasmo de Herlitzka, factótum de esos vínculos, daba cuenta de que las metas se cumplían con creces. No sólo estuvieron Patricia Phelps de Cisneros y Estrellita Brodsky, dos pesos pesados del coleccionismo con incidencia en la política de adquisiciones del MOMA, que integraron junto al financista chileno Gonzalo Parodi el comité de recepción, sino también Solita Mishaa, una entusiasta de la obra de Kuitca; Eduardo Costantini, Gabriel Werthein; el cónsul argentino, Héctor Timerman; Julián Zugazagoitia, director del Museo del Barrio; Luis Pérez Oramas, curador del Fondo de Arte Latinoamericano del MOMA, y buena parte del comité de directores del Museo de Fine Arts de Houston. Podría decirse que la acción del departamento de Arte Latinoamericano de esta institución y del Blanton Museum de la Universidad de Austin ha sido en gran medida responsable de las muestras e investigaciones realizadas en el último lustro que han puesto al arte de Latinoamérica en igualdad con las corrientes del modernismo y el arte de posguerra del resto del mundo. Todo esto resultaría algo impensable hace una década. Así lo reconocía hace poco la crítica del New York Times, Roberta Smith, al comentar la muestra "La geometría de la esperanza: Abstracción geométrica latinoamericana", desde la Colección Patricia Phelps de Cisneros, que se puede ver ahora mismo en la Grey Gallerie de la Universidad de Nueva York. Muestras como ésta y "Utopías invertidas", curada por Maricarmen Ramírez y Héctor Olea en 2002 para el Museo de Houston, contribuyeron a sacar el arte latinoamericano del estereotipo de "arte de región", y en gran medida abrieron las perspectivas para esta feria.