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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
1 2 2009
Juan Bravo Vizcarra se inspira en los dioses y mitos del mundo andino (entrevista) por Frank Otero Luque

—¿Qué alimenta tu pintura?
—La esencia telúrica de mi tierra. Las formas están inspiradas en los rostros y en las vivencias andinas, incluyendo su folclor, sus costumbres. Y el color en los tonos verdes, naranjas y amarillos de los campos, en el cielo azul de la sierra y en los llamativos trajes típicos que han impresionado mi retina.

—¿Has vivido mucho tiempo en la sierra?
—He vivido la mayor parte de mi vida en el Cusco y en la serranía peruana. Por eso, mi pintura, así como todas mis expresiones artísticas, se alimenta de los dioses, los mitos, las costumbres, las alegrías y las tragedias. Me siento más aborigen que mestizo.

—¿Definirías tu obra como cubista?
—Mi arte se parece al cubismo por las líneas rectas con que dibujo.

—¿Por qué adoptaste ese estilo?
—Imagino que por el hecho de haber sido alumno de la facultad de  Física y Matemática, donde estudié geometría, dibujo lineal, etc.

—¿Terminante la carrera?
—No, la abandoné para dedicarme a pintar.

—¿Te identificas con Guayasamín o Picasso?
—Guayasamín es más trágico y temático que yo, y sus dibujos son esqueléticos, distintos a los míos.  De otro lado, Picasso mezcla los planos y un personaje puede estar al mismo tiempo de perfil y de frente. Yo no hago eso, pero lo admiro por su audacia.

—¿Qué opinas de Dalí?
—No me gusta porque es muy relamido y clásico dentro de su propia pintura. Me sabe un poco a fraude.  Y antes de que me lo preguntes, te diré que tampoco me agrada Szyszlo, porque su abstracto no me toca, no me llega, no me conmueve.

—¿Sérvulo Gutiérrez?
—Fue muy amigo mío. Al principio su pintura era figurativa, pero luego dio un vuelco magistral al punto de ser fácilmente reconocible como suya: abigarrada y muy sui generis.

—¿Cómo se hicieron amigos?
—Cuando yo venía a Lima, me alojaba en el Richmond, un hotel cercano al jirón Cusco (ahora Av. Emancipación), muy cerca de donde vivía Sérvulo. Alguien nos presentó -no recuerdo quién- en la librería Air de France, en la Plaza San Martín.

—Era muy bohemio, ¿verdad?
—Él me llevaba al Negro Negro y también al Karamanduka, de Piedad de la Jara. Siempre pintaba embriagado y, a veces, en los bares, le pedía a alguna mujer que le prestara su rouge labial o lápiz de cejas para hacer bocetos sobre servilletas o cualquier papel. Y se divertía peleando con los policías porque había sido boxeador.

—¿Tú también eras bohemio?
—Sí y mucho. Bebía “amazónicamente”, pero hace cinco años que dejé la bebida alcohólica. Soy el único sobreviviente de mi grupo de amigos pintores, escultores y poetas.

—¿Fumas?
—Hace cuarenta y cinco años que dejé el cigarrillo.

—¿En qué año llegaste a Lima?
—En 1945. Tenía 23 años y vine a hacer mi primera exposición.

—Tienes un premio mundial de fotografía…
—En realidad, fue un concurso mundial que otorgó un premio por país. Se llamó “El mundo y sus gentes” y lo organizó la Kodak en el año 1963.

—También eres autor de un mural en la avenida El Sol, en el Cusco.
—Es el Mural Histórico del Cusco y mide 50 metros de largo por 6 de altura. Temáticamente, abarca desde la época mítica hasta nuestros días. Todas son escenas propias del Cusco. Fue inaugurado en 1992, en el marco de las celebraciones de la Semana del Cusco.

—Tu hijo también es muralista.
—John vive en el Cusco y tiene una fábrica de cerámica. Es más pintor y ceramista, pero hay un mural suyo junto al Palacio de Justicia.

—¿Cómo te interesaste en la poesía?
—Yo era el benjamín de grupos intelectuales de poesía, en los que participaban personajes de la talla de Luis Nieto y Gustavo Pérez Ocampo, aunque este último era contemporáneo mío. Fue mi compañero de colegio.

—¿Cuál ha sido tu formación en el arte?
—Totalmente autodidáctica. Siempre he tratado de ser auténtico y único.

—¿Ha experimentado tu pintura varias etapas evolutivas?
—Yo diría que ha sido continua, cambiando de temática. Mi pintura es como un río.

—Utilizas muchos símbolos.
—Me valgo de la iconografía andina clásica y de símbolos propios.

—¿Con qué pintas?


—Con todo. Domino todas las técnicas: el óleo, la acuarela, las témperas, etc. Pero ahora uso más el acrílico porque es menos venenoso y seca más rápido.

—¿Venenoso?
—El óleo, por ejemplo, hace daño a los ojos, pero afortunadamente nunca he tenido necesidad de usar lentes y ya tengo  84 años.

—¿Has vivido toda tu vida de la pintura?
—He vivido toda mi vida del arte.  Me inicié dibujando caricaturas, luego hice retratos, tallas en madera y en piedra. Y, por supuesto, también pinté.

—¿Cuál es el país que más ha acogido tu obra?
—Son varios: Alemania, España y Estados Unidos. Nadie es profeta en su tierra.

—¿Cuántos cuadros has pintado a lo largo de toda tu vida?
—Calculo que unos cinco mil y muchísimos más si cuento las acuarelas.

—¿Pintas diariamente?
—Dibujo y pinto todos los días. Sueño pintando y pinto soñando.

acerca del autor
Juan

Juan Bravo Vizcarra, Cusco (Perú) 1922. Pintor, caricaturista, muralista, escultor, fotógrafo, poeta y promotor cultural. Amante e investigador del mundo andino, fue alumno del Colegio Nacional de Ciencias y de la Universidad Nacional San Antonio Abad, de dicha ciudad. Es creador de la “Ritmografía”, un estilo de dibujo lineal simplificado. Ha pintado más de 5000 cuadros y expuesto en el Perú y en el extranjero (España, Alemania y EE.UU.). De los 21 murales de su autoría (Cusco, Puno y Arequipa), destaca el “Mural histórico del Qosqo’, de 300 m2, el más grande de América del Sur. Fue ganador del concurso mundial de fotografía convocado por Kodak International Competition (New York), con el tema “The world and its people” (1963).