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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
4 7 2009
Sombra y grito (poemas) por David Fernández Rivera

I

De los prados ya sólo queda el desconsuelo de  un vago recuerdo infantil bajo el alumbrado indolente de la urbe.

 

1: El hombre de vitruvio.

En las tapicerías del imperio, las hogueras se solapan bajo el delirio de una membrana tricolor. En cuanto al suburbio individual, quizás puedan escuchar cómo se desprende la ceniza de los últimos prófugos del silencio. Es el miedo a lo diferente, por ello los relojes reculan bajo lo que muchos creen ver en la plegaria de un neón arrugado, mientras los rincones violetas se consumen en el incendio de la moda.

 

2: “El engaño del hombre”.

La comedia ahoga con sus máscaras el rumor de la anarquía. Quizás ya no pueda perdonar la impotencia de quienes la engendraron bajo el sepulcro de una divisoria de banderas. Ahora, ya sólo nos queda el recuerdo del incendio bajo los casquillos de un arcángel de ágata. Entretanto, el verdugo acomoda los gritos de la rosa bajo la conjura de las hordas del asfalto.

 

3: La niña muerta.

Quizás se apague la raíz del candelabro, ahora que los púlpitos se embriagan bajo las cúpulas empedradas de las ventas. Allí, cerca de la plataforma del puerto, los raíles nos llevarán al extremo opuesto de una ciudad decimonónica, donde todavía se reproducen los desérticos boscajes de la niña muerta.

 

II

Creí poder quererla cada vez que sembraba el desamparo de una rosa sobre la piel de un relámpago.

 

1: Amor

En la gradería del antiguo teatro, los amantes se consuelan en la complacencia de acodar su deseo sobre el caballete efímero de un salón deshabitado: es la viga maestra. Desde el bulevar de lo desconocido, quise consagrar mi plegaria a los herbazales del bosque. Sin embargo, en ellos descubrí una argolla de savia, que ahora deshoja mis zapatos en el último revuelo de la muerte.

 

2: Ella

Pocos saben que oculté mi sentencia bajo el parapeto de la sazón, y es que yo también envidié a los comediantes cuando descubrían con su jerga mecánica un orfanato de bocas. Curiosamente, también quise conocer los corredores del deseo. Sin embargo, la condena todavía esconde el empeño de otros labios tras el collar de la dársena. Es entonces cuando quisiera no echarte de menos.

 

3: La bilis negra

Ya nada se mueve bajo los cordones de la bóveda; y los parques infantiles deshojan las lámparas del ángulo inevitablemente gris de mis mesillas. A menor altura, el temblor de mis colmillos se desdobla tras un mural de letras rojas: creí poder conocerla… Sin embargo, el color de su fotografía se oprime tras los cuatro extremos del tragaluz…

 

4: La canción del suicida

El encaje sofocante de la urbe se desploma sobre el hastío operático de la nueva arquitectura. Entretanto, los paseantes languidecen aplastados bajo las fachadas inconclusas del agrupamiento. Él no puede comprenderlo, por ello continúa asomado al dramático rumor de la cornisa, donde muchos le llaman enfermo. Sin embargo, son muy pocas las ambulancias que se adivinan tras la mancha prolongada y gris de la metrópolis.

 

III

Por veces, la propia agonía se olvida de la muerte con la esperanza de sucumbir a un “te quiero”.

 

1: El regreso

Nunca creí poder regresar con las claridades suburbanas de mi niñez… Entre otras cosas, porque todavía sigo blandiendo la fisionomía de mi propia impotencia. Sin embargo, ahora que te he conocido, pienso que tan sólo los subterráneos diques del miedo podrían convertir el cromatismo del bosque en el retorno de un adiós.

Sin embargo, no son pocas las noches en las que sueño la libertad de mi propia ausencia.

acerca del autor
David

David Fernández Rivera, Vigo (España). 1986. Poeta, actor, dramaturgo y director teatral. Publicó “Caminando entre brumas”, “Sentimiento y luz”, “Canciones de mi ausencia” y la antología “Corceles”. En teatro, se destacó en sus representaciones con Roberto Cordovani (mejor actor de Londres, Madrid y Compostela) en “Isadora Duncan” y “Evita Eva Perón”. Publicó “Entre la sombra y el grito”, el “Manifiesto del retorno y la liberación”, junto a Ángel Padilla, y a su teoría teatral de la “Comunicación total”. Fundó su propia compañía teatral con la que iniciará gira con sus espectáculos “La Guadaña entre las flores” y “Alambradas”.