En el cuento de Ricardo Juan Benítez se entremezclan la crónica de una visita a Nueva York y la ficción. El autor describe su descubrimiento de la urbe de la Gran Manzana. Debido a una inexplicable casualidad se encuentra antes de las 7 de la mañana en una esquina de Brooklyn. Es testigo de una escena: “Un hombre de mediana estatura, algo enjuto, calzado con zapatillas de tenis, ataviado con jeans, una sudadera azul con capucha y una gorra de los Mets, estaba acomodando en un trípode una cámara fotográfica...” Fascinado por el personaje, el narrador lo sigue y descubre que es el propietario de un drugstore. Al entablar una conversación con el desconocido, le pregunta si se llama Auggie —como el fotógrafo neoyorkino, Auggie Wren, que durante doce años todas las mañanas a la misma hora hizo fotos del cruce de la avenida Atlantic y la calle Clinton de Brooklyn—. El patrón le responde que no. Al final, el narrador se siente incómodo y tiene la impresión de haber sido desenmascarado.

• Más que cigarros por Ricardo Juan Benítez