Qué Unamuno fuera una persona poliédrica es algo que puede resultar atractivo, pero que hubiera elegido ese polimorfismo como filosofía de la religión es algo que puede parecer más extraño. Unamuno es inclasificable a este respecto, no quiso parecer católico ni agnóstico, más bien quiso vivir-sufrir en si mismo su agonía, su tragedia ante la duda sobre Dios. Una duda que escondía, en el fondo, el mayor anhelo del hombre: el ansia de eternidad. Desde que en su pubertad sufriera una crisis entre el Dios idílico de su infancia y la ciencia determinista, su vida quedó configurada en la búsqueda de ese primer Dios añorado e inexplicado por la razón. Entonces se hizo una persona solitaria que pretendía un Dios dentro del hombre como máxima aspiración. Algunos dicen que lo consiguió, que al final encontró a su Dios, por era San Unamuno. En todo caso las palabras de Miguel Ángel Malavia expresan perfectamente la vivencia interior de Unamuno. Antonio Guerrero.