El protagonista de este cuento cambia un día de trabajo por un no me da la gana de trabajar hoy. Aunque recibe amenazas de su empresa, prefiere el partido de Vélez, una pepa y un viaje que milagrosamente se gana a Vietnam. Con todo, la tensión aparece por lo que ha dejado de hacer aquel día en su oficio. El suceso como categoría temporal del género cumple el tránsito hacia lo absurdo. Aquí lo absurdo, en cuento fractura con un orden determinado, no reconoce la menor ambigüedad. No hay medias tintas, participa del carácter radical de la situación de no querer esclavizarse aquel día y hace lo que su deseo le dicta. Mariano Rodríguez sabe que lo principal en el cuento es un suceso y adónde nos conduce, un suceso único y hermético. Deja ver su carácter vivo e inmediato en el tiempo y el espacio, algo muy distinto a disecar un cuento en su aspecto vívido. Rubén López Rodrigué.

• Aquel año que pasé en Roma por Mariano Rodríguez