Unos poemas no se comprenden en su totalidad, siempre reserva un vacío para el misterio. En estos poesías de Lisbeth Coiman logramos entrever una serie de elementos: soledad-trauma-inmigración-duelo-reinvento-viaje-rezo-guerra-tirano-confinamiento-inmigración-éxodo-sobrevivencia-transformación-espiritualidad-perdón-amor-país natal-diáspora-disidencia-levantamiento. Esta cadena significante invisible traza un perfil sobre la poetisa y su entorno (su natal Venezuela, Canadá y Estados Unidos). Se resume, a nuestro modo de ver, en una sola palabra: exilio. El exilio como condición poética de la poetisa que está lejos de su patria y de sí misma: «la inmigración me desencajó», afirma en medio del duelo que da lugar a la aflicción a causa del distanciamiento de los seres queridos y las dificultades que atraviesan. Desconocemos las razones exactas de su migración, si fue producto del desplazamiento por alguna tiranía, o si fue una emigración en busca de mejores oportunidades de vida. Las circunstancias adversas la empujan a mirar hacia adelante y a continuar reinventándose para sobrevivir. Estos poemas son su rezo, su forma de orar. Diríamos que la condición de emigrado hace hipersensible a quien la sufre y todo le recuerda a su Madre Patria. A esto se suma al amor sin reciprocidad. Mediante el dolor se entra en el corazón de las cosas. Rubén López Rodrigué.
Lisbeth Coiman es una escritora bilingüe (español/inglés) que ha transitado los complicados senderos de inmigración desde Venezuela, a Canadá, hasta los Estados Unidos. Coiman vive en Los Ángeles, CA dónde enseña inglés como segunda lengua a inmigrantes adultos. Su trabajo ha sido publicado en varias revistas digitales como Acentos Review, Entropy, Lady/Liberty/Lit, Hip Mama Magazine, Rabid Oak, y Cultural Weekly, entre otras, y en papel en Spectrum v. 16, El Altadena Literary Review, y en Accolades: A Women Who Submit Anthology. Su libro, I Asked the Blue Heron: A Memoir, el cual publicó por sí misma en el año 2017, explora la intersección entre inmigración y salud mental, intenta crear conciencia sobre el abuso infantil, y celebra la amistad entre mujeres. En su tiempo libre, Lisbeth Coiman baila salsa.