La retrospectiva (1954-2004) del artista argentino que se inauguró el 30 de noviembre en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires y que iba a durar hasta el 27 de febrero, parecía ser una manifestación cultural más del verano porteño. Al día siguiente, el arzobispo de Buenos Aires consideró la muestra como “blasfema”, por el supuesto ataque de las obras de Ferrari a sus convicciones religiosas. Algunos exaltados destruyeron obras de la exposición. Otro grupo de católicos obtuvo la clausura judicial de la retrospectiva. Siguió una batalla jurídica entre los defensores de la libre expresión y los fundamentalistas católicos. Por decisión de la Cámara de Apelaciones, el 2 de enero se reabrió la muestra. Pero León Ferrari tomó la decisión de levantarla, el 29 de enero, por “las sucesivas amenazas [de bombas] recibidas durante las últimas semanas, que obligaron a desalojar varias veces las salas de exhibición...”

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