Para escribir poesía es imprescindible recorrer el vasto mundo —o por lo menos, la inmensidad del continente sudamericano. Es lo que ha hecho Andrea Victoria Alvarez. Su estadía (estancia para los lectores hispanos) en una gran urbe como Buenos Aires le ha inspirado para comparar sus urbes infinitas a la complejidad de su esencia. La imagen del espejo roto que (desde un punto de vista simbólico refleja la verdad, los sentimientos y la consciencia) “centuplican distancias a mis rostros —escribe la poeta—, / astillan sus trechos...” Se refiere a la multiplicidad del ser profundo. La metáfora de las “urbes infinitas” corresponden al laberinto de la memoria. Sobre la "estación de metro" ("subte" para los porteños) donde Andrea Victoria Alvarez describe el trajín de los viajeros y el paso del tiempo inexorable. “Los que suben, los que bajan / y los que vamos quedando...” que en definitiva es una alegoría a la brevedad de la vida. La ciudad ideal de la poeta viene a ser una “suma de vidas”.

• Las urbes infinitas de Andrea Victoria Álvarez