Radicado en París desde 1959, Guzmán participó en los años sesenta en exposiciones colectivas con el grupo cinético internacional (el húngaro Vasarely, los venezolanos Soto, Cruz Diez y el brasileño Camargo). En el catálogo de la exposición "Transición", realizada en 1964, el crítico de arte Karl K. Rongstrom escribió: "Las esculturas de Guzmán, compuestas de elementos de apariencia simples, poseen una variedad y una riqueza increíbles. Sólo con varillas de bronce -rectas o encurvadas- orquesta el espacio, armoniza los volúmenes y, por el grado de densidad de los materiales, hace vibrar la atmósfera envolvente. Su obra, dotada de una fineza, expresa una gran sensibilidad, tiene la virtud de poseer una presencia impresionante que se opone a la arquitectura ligera de sus estructuras (...)"

• "Alberto Guzmán: una búsqueda de transparencia en escultura" por Héctor Loaiza