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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 3 2011
Selección de poemas publicados e inéditos de Sandro Chiri

Garcilaso Inca medita al borde de la muerte 

En estas pláticas yo, como muchacho, entraba y salía
muchas veces donde ellos estaban y me holgaba de las oír,
como huelgan los tales de oír fábulas.
INCA GARCILASO DE LA VEGA

Sólo mi madre es mi patria.
Sólo mi padre es mi lengua.
Estoy viejo ahora y pronto moriré.
Los mejores caballos fueron míos.
Las mejores hembras, el mejor viñedo.

Acaso un leve sueño juvenil
alegre mis recuerdos:
una mora descalza,
una cintura breve,
unos ojos inmensos.

He negado a mi hijo y sé de mi maldad.
Alguien me maldice en sus noches y me escupe.
Frente al crepúsculo y a Dios,
eso es todo.

Estoy viejo ahora y pronto moriré.

 

(Viñetas. Alberto Chiri Editor, Lima, 2004)

 

 En la Catedral de Ravena, Dante evoca Florencia 

Es menester que sigas otra ruta.
DANTE ALIGHIERI

Como quien habla del hermano menor
que se fue de casa y no dio señales de vida;

o como un inesperado relámpago sobre
las mansas aguas del Mar Adriático;

así, de repente, entre las sombras irrumpe
el leve perfil de la Bella Donna
nel mezzo del cammin di nostra vita;

Bella Donna que emerge del lado sublime
del corazón e ilumina con fulgor este templo.

Arde corazón y escribe
porque hay una rabiosa cicatriz en el alma
que uno oculta para no avergonzarse ante
la imagen de Santa María Purísima
o ante la tumba de algún emperador ostrogodo;

así, como el alba o el destierro,
evoco Florencia bajo la moribunda luz de una vela,
que es también el infernal rostro del Destino.

 

(Viñetas, Alberto Chiri Editor, Lima, 2004)

 

 

Ernesto Cardenal visita Lima 

¡Porque no puede ser real tanta belleza!
ERNESTO CARDENAL

De tus visitas solo quedaron
tu aroma a Nicaragua,
una calle sin tu nombre.

Las pálidas muchachas de Lima
cruzaban la ciudad
con sus apretados jeans,
y no reconocían tu sotana invisible,
tus certeros versos al Amor.

Alguna, acaso, hubiera querido contigo:
una foto, un autógrafo, una ilusión.

Ninguna de nuestras amigas
se llamaba Claudia o Marilyn.

Por eso,
por estas tierras
era inútil buscar
(wrong country)
a alguna rubia suicida.

Nada del otro mundo,
nada que no oliera a Santidad.

 

(Viñetas. Alberto Chiri Editor, Lima, 2004)

 

 

Imagen de Evelym

Evelym tiene 25 años y es casta.
Va dejando su juventud entre oraciones y balbuceos.
Un poeta italiano diría:
«Una muchacha así / tan fresca y bonita /
debe pensar en su futuro».
Pero a Evelym no le interesa el futuro.
Ella anda por la ciudad con preguntas y temores.
Hay gente que afirma haberla visto
temblar de amor en los templos, haberla
visto transpirar trémula entre rezo y rezo.
Ella huye del diablo. Ella apura el paso
al cruzar la calle. Sabe que la miran desde
los autos. Su extraña belleza confunde a los
hombres. Evelym se resiste a soltarse el
cabello y a usar faldas cortas.
Tiene 25 años y cree
en la Redención de los hombres.
Su cura confesor
quiere explicarle algo de este mundo,
pero Evelym de este mundo
sólo toma la Bondad.
Hace mucho que escribe una carta.
Escribe su vida en ella.
Es una carta al Señor.
No comprende por qué el Señor
la ha elegido a ella,
siendo tan pobre y tan bonita.
Evelym vive frente al mar
y tiende sus negras blusas al sol.
Susurra mientras duerme
una vieja canción ortodoxa.
Susurra mientras la vida se apaga,
lenta como una flor, pálida
como una canción de otoño.

 

(Viñetas. Alberto Chiri Editor, Lima, 2004)

 

 

Remember To Lock the Door

Taciturna,
como María en la ascensión
o como una flor del pantano,
te evoco
con tu perfil etéreo y sucio.
Pienso que algo de mi pensamiento
te alcanza y daña,
una vaga idea, por ejemplo,
la más perversa y sonora,
aquella que aúlla
como un disco
olvidado en el clóset.

Aún la moto existe
¿te acuerdas?
–moto de cobrador, pensaste
avergonzada– y aunque
tú no lo creas
una fiesta lejana todavía nos envuelve,
una melodía lenta y azul
(las que te gustaban para el aparre)
será el pretexto
para que tu cuerpo
y mi cuerpo rocen
como dos piedras
en medio de la noche.

Libre está el camino.

Somos jóvenes
a pesar de las canas
y las deudas.

Aférrate bien
y piensa que aún me
quieres.

«Dime algo
para aplacar este
miedo celestial»,
me murmuraste al oído,
mientras me embriagaba
con tu cabellera al viento.

«Bésame, pero no me
dejes marcas»,
y yo te obedecía
como todo adolescente
torpe para que tus padres
piensen bien de mí.
Pero a los 16
te olvidaste de cerrar
la puerta de mi corazón.
«¿Qué tu amor sino labios
que escrituras en el viento fueron?»

 

(Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems. Alberto Chiri Editor, Lima, 2006)

 

A window in winter

Por esta ventana
he visto la lluvia y la nieve,
los hijos distantes, la cicatriz de
la envidia y, a lo lejos, una carta
de Dios por los suelos.

Desde esta ventana
la palabra Patria tiene
aroma a café tostado, a pan
caliente, a sonoro Español.

Pero esta ventana, por supuesto,
posee una altura y un desgarro,
un ángulo ciego y temeroso.

Yo tengo una ventana en
West Philly como quien guarda
una quimera o un sueño.

Pero que quede claro:
Por esta ventana no entra el sol
ni menos hazañas memorables,
sólo preguntas y el Pasado,
sólo tu nombre como una cicatriz en el aire.

 

(Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems. Alberto Chiri Editor, Lima, 2006)

 

 

Santa Rita de Palermo viaja en un Fiat naranja

Ahi, quello che ho perduto so io solo
[Ay, sólo yo sé lo que he perdido]
UMBERTO SABA

De voz bonaerense y
de ufana cabellera,
Santa Rita de Palermo,
deambula silenciosa y cabizbaja
entre recelosas misioneras
de cavernas celestiales.

Muchacha de mirada herida,
y fingida alegría,
Santa Rita de Palermo,
cruza rauda Vía Roma
en su Fiat naranja, en su Fiat veloz,
mientras mi corazón
(esa bomba de tiempo)
era melancolía.

Su norte es siempre confuso,
Santa Rita de Palermo,
su norte es una callada guitarra
de doradas cuerdas
que fue pausa y tristeza,
que fue silencio y agonía
al pie del adiós.

Lozana y con lentes de contacto,
en vano traté de acercarme a su sombra,
en vano traté de besarla en Piazza Maggione;
de persuadirla en el Mirador de Monreale,
Santa Rita de Palermo.

Para mis ojos era la única Santa de la ciudad.

 

(Inédito)

 

 

Lengua solitaria

Yo no sé con qué lengua hablarte, Poesía; / no sé si con el árido arameo con que Cristo /
en sus días de carnicero / socavó conciencias y labios; /
o con el feroz lenguaje de los fenicios / que en las noches sin brújula /
almacena y corrompe.// Yo no sé con qué voz musitarte, Poesía; /
no sé si gastar / la lengua del alegre vulgo / áspera y fluida /
o la lengua de Dios / sin norte y sin freno /
que lastima o denuncia. // Dime, Poesía, /
con qué palabras solitarias / quieres que finja mi canto, /
con qué lengua quieres que mienta y arrulle.

 

(Inédito)

acerca del autor
José

José Pancorvo. Lima, 1952. Finalista del Premio Mundial de Poesía Mística "Fernando Rielo", Madrid, 1991, en homenaje al IV Centenario de San Juan de la Cruz. Publicó "Profeta el Cielo" (1997), "Tratados Omnipresentes - Perfect Windows" (2000), "Pachak Paqari - Cien Amaneceres" (2003), "Estados Unidos Celestes" (2006) y "Amanecidas Violentas" (2009), entre otros libros poéticos. Representó a su país en la antología "Poetry From Around The World" (2000), de Kamalesh Sharma, con prólogo de Seamus Heaney.