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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 4 2011
Prosas poéticas sobre el amor y lo inalcanzable por Ángel Alcalá González

EL AHOGADO

El tiempo parece detenerse. El agua me acoge, ya no lucho. No podría hacerlo aunque quisiera, mi cuerpo está roto.
Solo tengo ojos para ti mientras, lentamente, me hundo en las aguas.
Qué negras son, y deben estar frías, aunque no lo siento.
Mis ojos, tranquilos, se encuentran con los tuyos. Desesperación en ellos.
Solo me ves a mí, nada existe ahora para mi amada salvo mis ojos.
Demasiado horrorizada para llorar te aferras a la barandilla, fuertes manos te sujetan para que no vayas detrás de mí.
La desesperación que debería sentir ante tu dolor por perderme no aparece, y no me siento extraño por ello.
Cuando despierte de este sueño que durará años, quizás siglos, volveremos a vernos.
Solo habrá sido un parpadeo en el tiempo y, de nuevo, otra vez juntos.
No siento miedo por ti, se que los hombres que me lanzaron por la borda, esos que se encuentran ahora sujetándote, no te harán daño.
Ese hijo mío, el que llevas en las entrañas y no conoceré, es un consuelo para mí.
El llenará tus días, dará luz a lo que te quede de vida y, tal vez, me veas a mí en él.
Siento tanta ternura hacia ti mientras me hundo que ella sola bastaría para ahogarme. No hace falta el mar.
Sonrío.
Que la última imagen que te lleves de mí sea una sonrisa.
Te amo.
Hasta que despierte junto a ti.
Hasta pronto, mi vida.

 

 

 

LAS CUEVAS DE HARDL

En las montañas de Hardl se encuentran, triste ó felizmente, unas famosas, a pesar de desconocidas, cuevas.

Célebres por ser refugio desde tiempos inmemoriales de aquellos que, hastiados de la vida por haberla probado demasiado o desencantados del mundo por no haberle encontrado sentido, se acercan a ellas para dar con sus huesos, cansados o inquietos, en un lugar fuera del mundo aunque localizado en él.

Las cuevas de las montañas de Hardl se encuentran situadas en ninguna parte, pues es allí donde desean ir aquellos que las buscan. De hecho, ni cuevas ni montañas existirían para nadie si nadie hubiese que las buscara.

Puedes encontrar cuevas grandes o pequeñas, si bien nadie se pone de acuerdo en comparación con que. Lo que no se da en esas montañas, brumosas cuando está nublado ó soleadas cuando se despeja el cielo, son las cuevas de tamaño mediano. Hay gente que dice que es porque estas se esconden muy bien, aunque nadie lo ha demostrado.

En algunas de las cuevas pueden encontrarse restos humanos, huesos pelados y semienterrados en el blando suelo. Son los huesos de quienes por fin han hallado respuesta a sus preguntas.

La más famosa de ellas es aquella a la que llaman “ La cueva de los tres fugitivos”, lo que no está muy claro es quién la llama así, pues nadie ha hablado nunca a persona alguna de la existencia de las cuevas ni de sus ocupantes.

La de “los tres fugitivos” debe su nombre a tres hombres que, encontrándose en lugares muy distantes geográficamente en el mundo que todos conocemos, huyeron cada uno de ellos de los otros dos. Nadie sabe el motivo por lo que lo hicieron, ni siquiera ellos mismos; lo que si resulta claro es que acabaron los tres en la misma cueva como resultado de esa huida y, por tanto, reuniéndose por primera y última vez.

¿Quién sabe lo que ocurrió allí? Lo que sí es evidente, al contemplar los huesos de los tres hombres, entremezclados y confundidos entre sí, es que las cuevas de Hardl existen para recordar a todo el que las busque que, si las encuentra, entenderá con claridad que toda huida acaba en una reunión y que nada puede escapar, sino solo volver.

No es una lección fácil, ni que tenga sentido inmediato. Pero es una lección.

acerca del autor
Ángel

Ángel Alcalá González (Madrid 1967), psicólogo de formación por la UNED, su Interés por la literatura comenzó muy joven. Ha publicado con Es ediciones tres obras: “Hazlo, no lo intentes”; “Atrévete” y “No hagas dieta”, Todos ellos en 2009. Con Bubok publicó la colección de ensayos: “Alrededor del Hombre” y “Huyendo de la sabiduría”. Su cuento “El niño sin sombra” ha sido representado como obra de teatro en diversos centros de acogida en la ciudad de Barcelona y colabora habitualmente con “La casa del libro” de Madrid impartiendo talleres. Actualmente está embarcado en un proyecto de literatura infantil como coautor con la editora y poetisa Rosa Ruocco , así como en el lanzamiento de su primer libro de microrrelatos “ Entretejido en la penumbra”, junto con el fotógrafo Pedro Robredo.