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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Historia y culturas
3 5 2011
Arpillería artesanal peruana por Roberto Villegas

El tejido es una de las especialidades artesanales más complejas de la humanidad; para llegar desde lo más elemental hasta lo más evolucionado han pasado miles de años, y su evolución es el producto de la propia evolución de la inteligencia del hombre y su cultura.

Principios elementales son el trenzado y el entorchado, el primero es usado por la mujer para engalanar su cabellera, y también con la que desde siempre se han torcido los elementos textiles con los cuales se hacen cuerdas y sogas, y con el segundo es para torcer los elementos para obtener hilos con los cuales tejer.

Cuando el ser humano, luego de solucionar problemas físicos básicos, crea el telar, significa que ha llegado a un excelso grado de cultura, pues recién puede producir telas con la cual se cubrirá de la intemperie, sea para cubrirse tanto del frío como del calor.

En ese estadio cultural en la que al perderse en la historia el cómo se inició, es que se le dio un carácter mágico y muchas veces ritual y se le sumergió en el mito; muchos de ellos se han perdido, pero algunos han permanecido, como es el caso del de algunas tribus de la selva amazónica peruana, como el que pasamos a relatar:

La gente de la selva está acostumbrada a realizar las cosas muy velozmente, y lo que más trabajo le cuesta es construir una canoa y tejer una tela, por eso es que para explicar la lentitud del tejido ha creado un delicioso mito. Se cuenta que en una población en la que las mujeres se dedicaban a tejer, todas ellas estaban angustiadas por la lentitud en la que avanzaban su trabajo. Para sorpresa de una de ellas una noche se le acercó una araña que le prometió enseñarle a tejer velozmente, pero con la condición que debía de guardar el secreto durante un determinado tiempo, sin que lo revelará a sus paisanas; una vez hecho el trato la araña le pidió a la mujer que le entregará todo el algodón que había preparado, pero ante la sorpresa la araña se devoró todo el material, la mujer le increpó y la araña le pidió que tuviera paciencia, pues la forma que tenía de trabajar era diferente a la de ella. Luego con mucha paciencia comenzó a sacar los hilos de algodón de su cuerpo y con prisa comenzó a tejer; la mujer se demoraba quince días para tejer una túnica talar, y la araña lo hacía en un día, a los cinco días la araña ya había confeccionado cinco túnicas que la mujer acomodó a la entrada de su casa; ante la sorpresa de sus vecinas, quienes se quedaron sorprendidas por la rapidez de su trabajo y le preguntaron a la mujer cómo es que podía tejer tan raudamente, esta no les contestó, ante la promesa hecha a la araña; pero el interés y la curiosidad de las otras mujeres iba en aumento, así que decidieron embriagarla con masato (licor de yuca fermentada), al lograr su cometido y en medio de la embriaguez, la mujer les revela el secreto, por eso es que la araña muy molesta no le siguió enseñando a tejer velozmente y es por eso la demora para confeccionar un tejido.

Naturalmente el confeccionar una tela es una tarea laboriosa, tenemos que pensar en que se inicia con escoger las semillas, luego sembrarla, aporcarla, cuidarla, echar agua, abonarla, cosecharla, cardarla, convertirla en hilos, para recién urdirla y ponerla en el telar para tejerla. Esto en el caso de ser una fibra vegetal, pues si se trata de lana, la tarea es aun más ardua. El proceso de tejer es también bastante laborioso.

Todo eso ha dado por resultado que los tejidos siempre hayan sido muy cuidados, por lo tanto es un bien material muy bien cotizado; convertirlo en una indumentaria también ha sido complejo. Al envejecer el tejido, tanto el que ha sido convertido en indumentaria, como en cobertores diversos, estos se han aprovechado de múltiples maneras, como el de ser seleccionados convenientemente y reutilizados.

En todas las culturas del mundo el tejido ha sido un bien muy cotizado y cuidado, en muchos casos un bien con el que se pagaba el trabajo y que también servía como un obsequio valioso, como es el caso con el cual se servían los Incas para ganarse la simpatía en su campaña de ampliar el imperio.

El mundo andino se ha distinguido por ser de excelsos tejedores, es tal que en el vocabulario de la lengua quechua, de todas las palabras que encontramos que tienen relación con la acción artesanal, el 60% de ellas están referidas a los tejidos, y que algunas de ellas han pasado al uso cotidiano del castellano, como el caso de la palabra waype, que deriva de waypi, palabra con que se designa a los hilos sobrantes de los tejidos; lo mismo ha pasado con la palabra vincha, que deriva de wincha, faja de tejido tubular con que bordea la cabeza y con la que se sujeta la cabellera. Pero palabras como estas también han pasado otras al uso internacional como el caso de tocuyo, nombre con que se designa a un tejido sencillo confeccionado con algodón, y que deriva del nombre del pueblo en Venezuela en donde se confeccionaba esta tela. Asimismo podemos entender el tejido chantung que se produce en la provincia china del mismo nombre. En la historia  se le atribuye a la princesa Si-ling-shi, hacia el año 2600 a.C. la invención de la seda, al observar que una oruga hilaba su capullo, pensó en el aprovechamiento por el hombre de aquel capullo; así es como nació la industria de la seda del gusano que se alimenta del árbol de la morera.

Se supone que ante tanto trabajo las telas han tenido que utilizarse hasta cuando tenían que ser descartadas, y así es como nace lo que en la actualidad llamamos ARPILLERÍA. Técnica en la que se aprovecha hasta el final la utilización de las telas, trátese de las que están raídas por el uso o los pedazos sobrantes.

En todas las culturas peruanas se confeccionaron muñecas con el afán de proseguir con la continuidad cultural, tal cual siempre ha sido la función que han cumplido los juguetes, esto lo vemos desde Paracas, Nasca, Wari y Chancay entre otras culturas; en el caso de las miniaturas y que fueron hechas con telas salidas del telar, estas cumplieron un fin ceremonial para darlas como ofrendas a las deidades. Las más conocidas muñecas siempre han sido las de la cultura Chancay, aunque debemos de advertir que en la actualidad se hacen con fragmentos de telas prehispánicas, y como advertencia se debe de señalar que el único detalle que las diferencia es la cara, pues en las antiguas se trabajaban en el telar y en las actuales las facciones se realizan con puntos de bordados, al decir de los expertos, lo demás es parecido.

El auge de la actual arpillería en el Perú, se debe al impulso de mujeres chilenas que se vieron obligadas a salir de su país luego del magnicidio cuando en setiembre de 1973 fue derrocado el presidente Salvador Allende, el buscar solucionar el problema económico también se convirtió en un recurso político; economía y protesta tomaron un solo camino. Es interesante observar que la arpillería chilena se basa en la europea, pues en el viejo continente las telas en desuso se han usado para confeccionar cobertores, colocando las aplicaciones armoniosamente con puntos de bordados. Se cuenta en Europa que es costumbre que a la pareja recién casada se le regale una frazada confeccionada con fragmentos de telas que le haga recordar determinadas circunstancias, por pertenecer los retazos a diferentes familiares.

La arpillería en el Perú, aparte de pertenecer a una vieja costumbre, últimamente ha tomado una carta de representatividad, pues se ha convertido en lo que el lienzo para el pintor, pues es el soporte por donde desfilan todos los problemas del país, pues no solo toma parte del tema cotidiano, como son los desfiles y protestas contra el gobierno de turno,

Generalmente el personal que se dedica a esta actividad es la mujer migrante de la sierra que en las últimas décadas ha llegado a Lima, ante el problema suscitado en el interior del país debido a los problemas del terrorismo. La mano de obra altamente especializada ha sido aprovechada sabiamente, de ser un tema netamente testimonial en el que relataba los temas cotidianos, como es el de vivir en los barrios marginales en los que los temas referidos a la falta de agua, a los casos de falta de atención médica, la escasez de colegios, de mercados de abastos, son angustiantes.

Los temas de la ciudad también han ganado su espacio, pues la tradicional procesión del Señor de la Milagros ocupa un sitio preferencial, pero también están presentes las celebraciones de las fiestas patronales que se celebran en Lima. Cada vez va más en aumento los temas que se incorporan en esta manifestación de creatividad popular.

Si bien es cierto que al inicio se utilizaban fragmentos de las telas de las prendas de vestir que ya estaban en desuso, en la actualidad, ante el impulso de la producción se utilizan retazos de tela que son residuos de la fabricación de ropa que se compran por kilogramos de las fábricas y talleres. Todo ese material se incorpora con múltiples técnicas. Esta es una de las nuevas modalidades del quehacer artístico del Perú.

acerca del autor
Roberto

Roberto Villegas, Lima, 1938. Pintor, crítico de arte y experto en arte popular. Se desempeñó como crítico de arte en “7 Días del Perú y del Mundo”, revista del diario La Prensa; El Comercio; diario oficial El Peruano y El Sol. Asesor del “Boletín de Lima”. Ejerció la docencia en la Universidad Federico Villarreal; en CENFOTUR y en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Fue profesor titular en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes de Lima y también Director Académico. Miembro fundador del Instituto Andino de Artes Populares (sede Perú), de la Asociación de Educación por el Arte, de la Asociación Peruana de Artista Plásticos (ASPAP) y de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA). Coautor de “Arte Popular de América”, Barcelona, 1981 y de “Artesanía Peruana. Orígenes y Evolución”. Arequipa, 1991. Autor de “Artesanías Peruanas”, Lima 2001. Dio más de un centenar de conferencias, algunas de ellas en Barcelona, España.