Sábado 18 | Mayo de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
3 5 2011
Fecha de caducidad y otro relato de Juan Beat

Arlette ha apostado por mí, y yo solo le he dado disgustos y posiblemente una que otra tristessa; ella tiene razón yo debería ser más práctico, simplemente juntar los instantes buenos y formar poco a poco algo sólido. Sin embargo, yo soy el tipo más problemático para relacionarme, por supuesto que vivo de malditos instantes, efímeros y nada más. Me doy cuenta de que las mujeres que se han involucrado conmigo han tenido muy mala suerte, peor aún las que han hecho hasta lo imposible e incluso modificado su conducta, ceder, y desafiar sus prejuicios. Y mierda, yo no puedo con un pequeño asunto, algo mínimo que no obstante se me metió en la cabeza y no soy capaz ni siquiera de mantener buenos momentos con Arlette. Ella tan luminosa siempre y yo un ogro negativo, siempre dándole vuelta para crearme un ambiente inútil. Si esa es la palabra, soy un inútil, un cabroncito incapaz de hacer sentir bien a la mujer que más me ha querido; antes podía justificarme, cuando vivía de mi "amor-irreal" provocado por una sobredosis de recuerdos, cuando era un junky emocional tenía un buen pretexto. ¿Pero ahora?, cuando sin problemas puedo mirar de frente a “los vivos" que me atormentaban, y no me provocan la más mínima reacción de felicidad o tristessa. Quizá es por mi inutilidad, por solo ser un ebrio asqueroso, aunque siendo honesto, muchas veces ante una buena mujer he sentido solo ser un escape, pertenecer a su otra realidad, y no ser parte de la que vale la pena. La realidad que me toca es la extrema, la fácil, la bizarra, la complementaria, la loca... y no en la que sencillamente pudiesen mirarme y sonreír sabiendo que solo yo, puedo amanecer con ellas, o caer ebrio en cama y al otro día sin prisas me escuchen decir cosas sin sentido. Puede ser que mi vida no esté hecha para esa "sencillez", y lo mío sea la compleja confrontación de emociones, formas de vida, prejuicios, etc. Si esa es mi misión mientras no se me reviente algo dentro, no sé cómo le voy a hacer pero intentaré la praxis. Quizá solo necesite tiempo, aunque siempre hay una fecha de caducidad, durante años, he olido la mía muy cerca.

Ya casi un año que me reencontré con Arlette, y además que por su puesto ha valido la pena la espera de tantos años para la totalidad de este tiempo juntos, creo que en mi percepción ha sido el año más rápido de mi vida, el más estable de hace muchos años, el más grato de los últimos 7 u 8… Incluso el menos conflictivo en muchos sentidos, y mucho de eso se lo debo a Arlette y la paz que me transmite. No sé qué demonios haré con la brutal presencia e idea que ronda en mi cabeza, no quisiera nunca más darle un momento triste a Arlette. Aunque de esos momentos no hay escapatoria cuando llegan, tanto como de “nuestra fecha de caducidad”.

 

II

Pensé que ya no regresaría a este lugar y cómo ha cambiado, ya incluso se puede obtener una conexión wifi supongo de algún starsbuck o algo parecido, no importa mucho, solo me hace falta para comunicarme un poco. Por suerte, hoy tengo un par de botellas de charanda, aunque la circunstancia que me trajo al cuarto de la desolación es muy diferente a la primera vez. Estoy en parte “bloqueado” como aquella vez; hay una situación que me ronda y ronda, parece que de nuevo es problema mío, por ahora no tengo explicación del porque “me pone así”, quizá el hecho de que mis malditas conexiones sinápticas formen profundas imágenes de “esas situación” me enloquece. Sé que no estoy siendo justo con Arlette y lo peor es que parezca que no me importan sus sentimiento y lo que desea, por supuesto que no es así, no quise decir que era una “tontería” que me quisiera, si no que era una “tontería” que pensara que ya no la quería por “lo que ronda en mi cabeza”. Nunca antes tan claramente he querido compartir con alguien el resto hasta llegar a mi fecha de caducidad, simplemente me causa incertidumbre; Arlette me ha demostrado por mucho que me quiere, y yo siempre quiero ir más adelante, quizá ese es mi problema, no estoy funcionando ni haciendo las cosas bien momento a momento, a penas si hemos comenzado a estar uno “dentro del otro” y yo ya estoy pensando en el “futuro”. La incertidumbre de no saberme el “único” me desbarata, me hace volver a mi fantasma sobre sentirme no valioso, pensar que entonces no soy necesario, solo para mi maldita soledad arraigada entre botellas de tinto español. Todo está muy claro, aunque quizá ya sea muy tarde para re-construir y sabiendo que “la situación que me noquea” no cambiará, al menos por un buen tiempo, solo le pediría a Arlette un poco de tiempo para solucionar los golpeteos en mi cabeza. Nunca más quiero que entristezca por mi culpa, quiero seguir viéndola, abrazarla, tomarla de la mano, beber, darle cds, todo lo que sencillamente y común nos ha unido. Y mientras yo no resuelva ni particular boxeador tundiéndome, no le pediré pasar de nuevo juntos una madrugada, aunque me guste verla despertar y abrazarla. Solo necesito trabajar conmigo para no entristecerla una vez más.

Yo también estoy muy triste, mucho más que la primera vez aquí, aquella ocasión al principio pensé que mi dependencia de sexo con Grissel provocaba aquel bloqueo, no podía relacionarme bien en ningún sentido, lo intentaba y al final lo echaba a la basura. En mi primera vez aquí, simplemente no pude, me metí al baño a llorar y cuando salí después de más de media hora, Laura ya no estaba, y nunca más quiso verme… Me di cuenta que el no poder relacionarme en todos sentidos no era por mi dependencia sexual con Grissel, era por una culpa como nunca la había tenido, fui incapaz de corresponder una incondicional manera de estar a mi lado, y yo, la traté mal, le hice la vida una mierda, Grissa encontró el camino del zen y logró deshacerse de mí. Yo lo tomé hasta con burla, con enojo, con odio, y meses después, tratando con una nueva relación, me di cuenta de lo malo que fui con Grissel, y todo por aquella obsesión por Idalia.

Duré mucho tiempo bloqueado, y equivocadamente pensé que intentando sexo sin compromisos podía sacarme la culpa-arrepentimiento-tristessa; y no pude, lo único que logré fue adoptar este cuarto de hotel como un refugio de soledad, la tv prendida en tv española, cervezas por todas partes, angustia y una inmensa depresión. No fue hasta que un día Grissa cedió y aceptó encontrarse conmigo, fue horrible, no puede más que en plena calle llorar y llorar y ofrecerle disculpas, ella con compasión solo me miraba, no dijimos mucho, solo, saneamos nuestros resentimientos. Fue la última vez que la vi… bueno me la encontré un par de veces y como si no fuese bastante, una de esas veces yo estaba con Idalia. La segunda vez apenas me miró e hizo una mueca y yo me encaminé para, como siempre, discutir con Karina.
Posiblemente no solo ya esté caducado, seguro ya estoy “echado a perder”.

 

 

FLYING

Que jodida es la vida, en un viaje de más de 10 horas en avión, ya después de estar cansado de leer y de ver pelis malas, saqué una de esas revistas que ponen en los respaldos de los asientos en los aviones. La Revista Actual, con horóscopos, moda, salud, por mera curiosidad medio leí y algo me pareció muy conocido. La Psicóloga Grissel K. Concha Anaya dice… La autora del texto hacía referencia a cosas que Grissel había mencionado; por supuesto no me quedé con la duda y ya estando en tierra el mágico Google me dio las respuestas; Grissel, si aquella mujer budista que oportunamente me dejó por mi mal apego y mis constantes correrías y borracheras ahora trabaja en la fundación dove para la autoestima… Si, una fundación de cremas y jabones. En alguna ocasión todos nos hemos untado una parte de Grissel. Y yo que desprecié su propuesta de vivir con ella, hasta estaba dispuesta a mantenerme mientras “encontraba mi camino”. Estoy seguro que hubiese durado muy poco, ella es una muy buena persona, tenía objetivos claros. ¡Yo no sé qué demonios hago de nuevo en la asquerosa ciudad de México, debí pasarme a Francia para festejar los 10 años de Resonancias.org!

Tengo un puto dolor de muelas, mi encía va a reventar y ni siquiera el scotch importado por mí mismo hace menos doloroso esto, tampoco hace menos dolorosa la incertidumbre de ahora sentirme extraño en un país amargo y sucio. Si no fuese por Arlette no estaría de regreso. Ella también es algo complicada, de nuevo vuelvo a repetir que es una santa, pero desapegada, con firmes convicciones hacía la familia y en ningún momento creo que sea malo, solo en ocasiones me desespero porque es un triunfo ponernos de acuerdo para vernos. Muchas veces he pensado que es mejor abandonarme y no hacerle un mal a Arlette; yo estoy convencido de querer hacer una vida con ella, de levantarme aún con resaca y hacer un desayuno, conducir hasta su trabajo y después parar en el Vizcaya para beberme una jarra de cerveza, sin embargo no sé qué tan tortuoso sería para Arlette una vida conmigo… ¡ja! quizá la muerte soportar a un tipo con poses e ideas radicales. Ahora me entran los fantasmas, y no de “amores/desamores”, sino de mi particular forma de comportarme, de la maldita locura que me acompaña. Aún así fui capaz de tomar un avión y pisar la ciudad más horrorosa del mundo, esperando solo para ver a la mujer de mi vida, aunque no sé si pronto podamos encontrarnos…

acerca del autor
Juan

Juan Ismael Ramírez Labastida (Juan Beat), México, 1976. Es licenciado en psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue director fundador de la revista estudiantil “Comunicantes”, de la Facultad de Psicología de la misma universidad. Es editor de “Los Avengers Fanzine” y ocasional colaborador de Generación y Resonancias. Ha colaborado en diversas revistas electrónicas mexicanas e internacionales. No premios, no becas, bebedor de cerveza oscura y músico de bop frustrado. Sus principales influencias son: Jack Kerouac, Charles Bukowski, John Fante, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Alejandro Jodorowsky, David Lynch, Pedro Almodóvar, John Coltrane, Charlie Parker…