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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Homenaje
9 4 2012
Un poeta-nómada, creador de la geopoética por Héctor Loaiza

Se ha comparado su obra poética, sus relatos y sus ensayos a un viento fresco, optimista, que ha barrido la literatura trivial y "miserabilista" que se practica en las riberas del Sena. Los críticos más prestigiosos lo han calificado como "uno de los más grandes poetas de lengua inglesa". White ha creado una nueva forma de poesía tan depurada como los textos clásicos orientales. Ha escrito: "...La poesía no está hecha para quien tiene el estómago delicado o el seso blando..." No solo ha llegado a hacer suyo el arte poético de los Haikus japoneses, sino más que todo ha alcanzado estados de conciencia elevados, que se definirían por el Satori japonés y el camino oscuro del Tao chino. "Se ha insistido —ha escrito—, que para llegar a una cosa tan simple como el haiku, era necesario realizar estudios budistas durante varios siglos. Para evitar lo confuso, lo simplista y lo complicado; se impone un arduo trabajo. Soy partidario de lo simple, pero la simplicidad para mí, es una complejidad altamente organizada”.

Según Kenneth White, la poesía no está alejada del conocimiento, va mucho más allá. En su poesía hay una exigencia, un rigor y una elasticidad. Cultiva la poesía siguiendo el gaya ciencia nietzscheano y el goce. Cuando observa que un intelectual se ha vuelto pesado a causa de la acumulación de conocimientos, considera que ese “erudito” no ha comprendido nada.

En sus relatos describe esos "estremecimientos de gozo puro" y esas sensaciones de armonía con el paisaje que le rodea. Ha publicado libros-itinerario que le han dado celebridad en París. Define a este género: “En lo que llamo el way-book, se trata de la obra de un espíritu agudo, de un nómada intelectual que tiene la cultura occidental detrás suyo y que busca un espacio inédito. Sigue las líneas del mundo, practica una literatura de los límites y una mineralogía del espíritu que libera oxígeno…” (1)

En una respuesta a Erik Sablé explica por qué desdeña la ficción pura y trata a la novela como un género rancio: “Es la literatura espejo, yo me intereso más en la literatura-exploración, en la literatura-descubrimiento. En cuanto a otros géneros de novela, la de aventuras, siempre igual a sí mismo, con un repertorio más bien pueril. Y después está el nouveau roman en el que se consagran cincuenta páginas a la travesía de una calle, durante la cual el protagonista nos participa todo lo que piensa” (2).

Nos permitimos disentir con esta aserción. La novela tal cual se cultiva en Francia, con un solo personaje que narra —desde un punto de vista sociológico— sus vivencias, se puede aceptar que es un género sin salida, una literatura del aburrimiento. Otra es la situación de la ficción literaria en en un continente periférico como Latinoamérica, donde no hay un nuevo boom —como en los sesenta y setenta— sino varios, según Carlos Fuentes. Como las sociedades latinoamericanas viven una permanente mutación, en las que hay dramas y tragedias individuales y colectivas, los escritores tienen mucho qué contar. Esa es la explicación del surgimiento de nuevas generaciones de escritores argentinos, colombianos, mexicanos, peruanos, etc. Por otra parte, se podría afirmar también que la poesía no tiene una razón de existir. Es un género desdeñado por las editoriales y de cierto modo por los lectores. Y, en general, los poetas escriben y publican para ser leídos por otros poetas o por sus amigos.

Lanzado a la celebridad por su relato Cartas desde Gourgounel (3), cuya versión francesa fue publicada en 1979. Es el comienzo de una trilogía, definida por el mismo autor como un "itinerario de un super nihilista" o como las bases de un "nomadismo intelectual" que tuvo como precursores a Whitman, Thoreau, Nietzsche, Yeats, Rimbaud y René Daumal. "Cartas desde Gourgounel" son las memorias de un hippie errante y cultor de las filosofías orientales, que narra su descubrimiento de los hombres, del paisaje y las fuerzas de la Naturaleza en el pueblito de Gourgounel, en la región de Ardèche. Kenneth White narra hechos simples, sensaciones y observaciones que inician a una nueva lectura del mundo. Después de haber leído Cartas desde Gourgounel, se tiene la impresión de mirar de una manera diferente a la Naturaleza. El libro fue una referencia para una diversidad de lectores, desde los "marginales" en ruptura con la sociedad que, se refugiaban en las montañas de los Cevennes, hasta el ambiente más sofisticado de París.

En Los limbos incandescentes (4), narra sus andanzas de once años en siete buhardillas de París. Lo que sorprende en el estilo de White es su permanente estado de vigilia, por medio de la práctica de un "yoga intelectual": "Cada uno de los "hitos" o "residencias" conduce a un despertar muy particular, pero no se queda en ninguno de esos instantes y vuelve a comenzar". El relato es un testimonio de la doble visión del autor sobre la vida y su búsqueda de plenitud. Describe sus encuentros con las mujeres del ambiente cosmopolita de París. Pero detrás de esa actitud aparentemente banal, se perfila la adopción de la vía del monje tántrico, que por medio del ritual amoroso, llega a la revelación...

En el último libro de dicha trilogía: Derivas (5), relata un recorrido por diversas ciudades de Europa, detrás de la impresión poética, describiéndonos con su prosa concisa los lugares predilectos y mostrándonos sus personajes de carne y hueso. Londres, Glasgow, Edimburgo, Dublín, Amsterdam, Anvers, Barcelona, Marsella y Túnez son descritas según la mirada" poética del autor.

Vemos en Kenneth White, el practicante de una insólita vía para el despertar de los sentidos, por medio del nomadismo. Su búsqueda se emparenta a la de un Victor Segalen sobre quien ha escrito un ensayo erudito, Segalen, teoría y práctica del viaje (6). Segalen y White se parecen. Segalen es un bretón que va al Oriente, con la mente preparada de antemano por su origen. La manera de abordar el Oriente por parte de Segalen no se limita a una simple conversión filosófica o no responde a una pasión pasajera, sino que hay penetración y mimetismo.

Kenneth White se identifica con esta cita de Segalen: "Soy nómada en todas las ciudades y en todos los puertos estoy por partir". Hace suya la propuesta segaliana "...para que haya arte, (...) una condición es ineluctable: la embriaguez. Y sobre todo la de la voluntad desbordante de energía acumulada". Ve en Segalen un creador cuya obra fue dominada por la nostalgia de los dioses exóticos. Segalen llega a “…lo inmutable, a lo sobrehumano.” Identifica a Segalen con "el hombre laberíntico que evoca Nietzsche, atravesando los "corredores oscuros" de su "alma" en busca de un centro, de una luz, de una realización clarificada de sí mismo". Y por supuesto la cuestión del centro está íntimamente ligada a los orígenes.

En su relato El rostro del viento del Este (7) White recorre Hong Kong, Macao, Taiwán y Tailandia detrás de la imagen femenina asiática que el autor entrevió en una calle de París. En realidad ese "rostro del viento del Este" es la Imagen, según la antigua filosofía china, del Tao, la vía. El libro es un carnet de viaje en el que describe con mucho humor, todas sus impresiones orientales y sus encuentros que se terminan en un autodescubrimiento.

En sus libros de ensayo, Figura de afuera (8), Un apocalipsis tranquilo (9), El espíritu nómada (10) y La meseta del Albatros (11), su obra ha evolucionado del nomadismo hasta la geopoética. Como Nietzsche que tuvo la intuición del Eterno Retorno en las orillas del lago Silvaplana, en los Alpes suizos, a más de 1800 m., Kenneth White en un viaje al Labrador en 1979, concibe una nueva noción: la geopoética. 

Esta poética del mundo es una “nueva cartografía mental, una concepción liberada por fin de las ideologías, de los mitos, las religiones, etc … y de la búsqueda de un lenguaje que exprese esta nueva manera de estar en el mundo, precisando de entrada que se trata de una relación a la Tierra (energías, ritmos, formas), no de una servidumbre a la Naturaleza, tampoco de un arraigamiento en el terruño…” (12) Busca a través de los lugares y los caminos una poética desplazándose fuera de los sistemas de representación y que, en realidad, su encaminamiento está animado por un deseo de vida y de mundo.

“Es necesario —escribe— salir del texto histórico y literario para volver a encontrar una poesía a todo viento, en la que la inteligencia encarnada fluya como un río” […] Un llamado que nos atrae afuera. Hasta no ser más esa persona muy conocida, pero sí una voz, una gran voz anónima que viene de un gran espacio, diciéndonos todo sobre ese mundo nuevo. Es necesario que eso empiece en algún lugar. Quizá aquí y ahora” (13).

Ese es pues el periplo de un poeta-pensador que nos aporta con una nueva visión de la poesía y con sus libros-itinerario y sus ensayos nos participa una nueva lectura del mundo.

 

(1) EnL’ermitage des brumes, libro que incluye una entrevista de Kenneth White hecha por Erik Sablé y poemas cortos en forma de haïkus.
(2) Ibid.
(3) Lettres de Gourgounnel, Presses d’Aujourd’hui, París, 1979.
(4) Les Limbes incandescents, Denoël, París, 1976. Reedición en 1990.
(5) Dérives, Robert Laffont, París, 1978.
(6) Segalen, théorie et pratique du voyage, Alfred Eibel éditeur, Paris et Lausanne, 1979. Victor Segalen (1878-1919) nació en Brest, en el norte de Francia. Fue médico, arqueólogo, novelista, poeta y explorador. Publicó trabajos sobre China, poemarios inspirados por Tahití y el Tíbet, novelas y una obra de teatro.
(7) Le visage du vent d’est, Presses d’Aujourd’hui, París, 1980.
(8) La Figure de dehors, Grasset, París, 1982.
(9) Une apocalypse tranquille, Grasset, París, 1985.
(10) L’esprit nómade, Grasset, París, 1987.
(11) Le plateau de l’Albatros, introducción a la geopoética, Grasset, París, 1994.
(12) Ibid.
(13) Ibid.
acerca del autor
Héctor

Nació en Cusco (Perú). Vivió en Buenos Aires de 1959 a 1962. Estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos de Lima. Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias. Reside en Francia desde 1969. Publicó en francés “Le chemin des sorciers des Andes”, Robert Laffont, París, 1976, “Botero s’explique”, La Résonance, Pau (Francia) en 1997, “El camino de los brujos andinos” en Diana de México, 1998 y la novela “Diablos Azules”, Editorial Milla Batres, Lima, 2006. La edición francesa de la novela “Démons bleus à Cuzco”, Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2009. La reedición en español de "Diablos Azules" fue publicada por Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2010. Acaba de publicar la voluminosa novela en francés “Le Nomade stellaire” (El Nómada Estelar), Éditions L’Harmattan, París, 2018. Desde 1976, es miembro de la Société des Gens de Lettres (SGDL) de París y de la Société Civile des Auteurs Multimédia (SCAM). Entre 1981 y 1999, ha colaborado en semanarios y revistas de París y en diarios latinoamericanos con artículos sobre literatura y arte. De 1998 al año 2000, fue director de la revista en francés Résonances que —a partir de enero de 2001— se convirtió en el website, Resonancias.org.