A esa misma editorial fue a buscarlo años después un joven Brizuela para presentarle su primera novela, Tejiendo agua (1985), para publicarla en Gallimard. Eso finalmente no sucedió, pero Bianciotti lo recomendó a Tusquets. "Nació novelista. Al leerlo, por momentos recordaba las mejores páginas de Onetti. Pero es mejor. La frase, más dominada", escribió Bianciotti en esa oportunidad. "Fue muy generoso conmigo", recuerda Brizuela, que, entre las obras del escritor destaca La busca del jardín, la última novela que Bianciotti escribió en su idioma natal. Escrita sobre recuerdos de infancia levemente ficcionalizados, el escenario es la pampa gringa, pero se aborda de una manera absolutamente distanciada, lejos de todo localismo. "Es un lenguaje muy poco argentino ya, porque era un expatriado. Eso le da una fuerza muy rara porque es como ver un paisaje por primera vez. Esa es su gran conquista”, asegura. “Él sentía que su familia había venido acá, él había nacido acá, pero no se sentía argentino, sino francés”. De ahí su escritura en francés, idioma con el que, con el tiempo, fue logrando una fluidez que en español había perdido.

Brizuela habla y le vienen imágenes, algunas, que creía olvidadas. También sus poemas y novelas, y escritos de otros autores sobre su forma de ser. Como sus personajes, cuenta, Bianciotti no era muy sociable. Hacía ya siete años que padecía Alzheimer. Murió solo y con escasísimos amigos que lo visitaban en el hospital.