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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
20 10 2012
Reivindicación de la diferencia de Carlos Díaz Chavarría
I) NO MÁS TRADICIÓN

 

Rompamos ya esta nefasta tradición
de ser parte de ese orbe adueñado
de conquistas e intelectos,
conquistador de la lógica
y arcano marcando territorios…

 

¿Para qué saberme sujeto universal
de poderío?...,
señor absoluto del lenguaje
y la gramática,
con la libertad sexual
en las venas,
profeta de castrantes discursos
prestablecidos,
ordenador y formador
del pensamiento,
creador de lo propio y ajeno,
¡con la mano bautismal de la historia!...

 

Tradición de inventores,
genios de la literatura
de primer orden,
exclusivos creadores
de la tecnología,
dueños,
magistralmente,
de femeninas propiedades,
abanderado
por totalitarias presencias,
de firmas fálicas
y cánones en cada esquina,
en este orbe
con olor a masculino:

 

En el ágora,
en la academia,
en la política,
en el Congreso,
en la Ciencia,
en la Iglesia,
en el hogar,
en el lecho…,
con leyes,
ideas,
máquinas,
costumbres,
voces,
líneas
y armas para triunfar…,
en donde no se ha dejado
de hablar,
oír,
y escribir,
para hacer sentir sus presencias
como jueces de la exclusión
y creadores de mitos opresores...

 

¡No!,
no quiero ser parte
de esta creación
hasta que reconozcan
tu marca en la historia,
hasta que te visibilicen,
y sí se atrevan a nombrarte,
y sí te reconozcan,
sexuada,
erudita,
indómita,
humana...

 

¡Cotidianamente imprescindible!...

 

 



II) LECTURAS PATRIARCALES

 

Me han acostumbrado a leerte
en binómicos esquemas,
en donde tu ser se pudre
cada vez que vocifera tu alma…,
Pacos y Lolas de verdugos vestigios
que con grilletes de neuronas
censuran nuestra inteligencia,
y te idealizan tan simple e inerte,
ahogada en la profundidad de la sandez,
demoliendo tu historia en triviales personajes
de cenicientas
cual reina de aquelarres cotidianos,
barriendo ardores y aspiraciones,
sumergida en versículos patriarcales y
lenguajes opresores
de príncipes azules,
con el sello de santa, ramera o demonio,
sujeta a los sexistas exilios de la voz…

 

¡Que no nos perturbe la desidia de ese gozo patriarcal!

 

¡Suficiente!

 

Hoy quien te lo reclama es mi piel de hombre
despojada de tanta vetusta dictadura masculina…

 

 



III) CRECIENTES VOCES DE LUNA

 

Sé que me faltan poemas que acallen mis incongruencias,
ni tengo en mis palmas los homenajes de lunas que te reivindiquen,
carezco de esos prodigiosos rituales de corazones enardecidos
en donde se escuche el silencio de tus mares y bosques
y me trasporten a lo más furtivo de tus revoluciones…,
mas poseo este canto compasivo de dolores y denuncias,
una especie de verosimilitud de mis pálpitos,
que en cada línea desborda mi espíritu entre sinfónicos unicornios
y me acercan más a mis diferencias,
en este océano de insubordinaciones,
sin que me apene el miedo a mis debilidades,
pues me fortalezco en la humanidad de tus impulsos
para romper los silencios que me han deshonrado
y complacerme con cada una de esas sangres
que han transitado por el litigante vibrar de mis pupilas…

 

Mi escenario es innegable:
¡No me imagino sin tus crecientes voces de luna!

 

 



IV) PIEL DE LUNA LLENA

 

Como el aire desenfrenado me estremece
el verte danzar entre estas peñas libres de ataduras,
inmensa,
como huracán de altivo paso,
presumiendo tu piel de luna llena,
echada a andar
con la preñez de conocimiento y emociones…
Tan trasgresora,
no señora con ajenos apellidos,
¡sin ser llamada “mujer de alguien”!,
braceando por las calles sin dueños,
¡ni de dioses ni de diablos!,
escabullendo las procesiones de silencios,
con el escandaloso jadeo de tu identidad desnuda,
tan engalanada de agua, tierra, fuego y aire…

 

Tan auténtica,

 

con el sol creciendo entre tus venas,
cual hoguera de sexual inspiración,
cual hechicera de reconquistas,
animal racional de pasiones,
con el fresco de tu clítoris abierto al bullicio,
con la palabra “virgen” bajo el zapato,
y trasgresora de etiquetas…

 

¡Estás en donde tu sexo te provoca!
¡Más vale acostumbrarse!