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Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
3 1 2003
“Jean-Luc Chalumeau: el papel del crítico de arte ahora es marginal” entrevista con Paula Riveros
¿Cuál es la función del arte actual? Pienso que no existe el “Arte”, sino expresiones artísticas, y es cierto que en este momento nos encontramos frente a una categoría de artistas que practican “el arte decepcionante”. Es un neologismo creado en francés para expresar la situación de las personas que desempeñan el papel de artista en el ambiente artístico y sin embargo sus obras no son presentadas por ellos mismos como “Arte”. Si tiene una función sería la de impedir al público (como usted y yo) de creer que en arte hay buenos sentimientos o ciertas ideas de belleza. Mi respuesta sería que todas las formas de arte en el pasado vehiculaban, cuando eran importantes, al mismo tiempo la revolución, la contestación de valores y una idea estética que terminaba siendo comprensible al cabo de cierto tiempo. Cuando Tintoretto pinta “El Milagro de San Marcos” (expuesto actualmente en la Academia de Venecia) cuesta trabajo creer que este lienzo provocara un escándalo y que fuera “decepcionante” en 1648. También fue distinto para Manet, quien de hecho quería agradar al público y que no obstante lo chocó sin saber las razones. “Les demoiselles d’Avignon” de Picasso era literalmente imposible de ver el lienzo en su tiempo. Entonces la función del arte no es la de agradar la mirada y el espíritu del público, sino estimularlo y, eventualmente, decepcionarlo. Esto es tan difícil de entender hoy, cuando la decepción adopta la apariencia de la provocación sistemática. Es cierto, hay mucho que hacer y decir al respecto. Y ¿cree usted que esta función se lleva a cabo? No, no se cumple en la medida en que el público se aparta de este tipo de arte. El público parisino hace fila para ver en este momento la exposición “Matisse–Picasso”. ¿Acaso hace fila para ver la sala de arte contemporáneo en el Centro Beaubourg? No estoy tan seguro. ¿Hace fila para ver las instalaciones de Tokio en Le Palais? Al principio por curiosidad tal vez, pero ahora ese local sólo es visitado por quienes están acostumbrados al pequeño mundo del arte. Este espacio ya no es más lo que debería ser; es decir, un lugar para iniciar al vasto público a las diferentes formas del arte contemporáneo. Con respecto a su pregunta, los puntos de vista están divididos. ¿No hay ninguna preocupación por parte de los artistas para comunicar con el público? Sí, justamente la mayoría de los artistas que están en favor de la interactividad. Lo leemos en prefacios de catálogos donde la cuestión es precisamente la intervención del publico. Sin embargo, vea las exposiciones cuyo objetivo es conseguir la reacción del público; quédese un cuarto de hora en una esquina para observar. Verá que el público pasa y ¡no interviene para nada! La interactividad es teórica y no corresponde a la realidad del arte. Si un vídeo dura un cuarto de hora, el espectador le concederá aproximadamente un minuto de atención. Nunca se quedará a mirar durante un cuarto de hora los vídeos presentados por los artistas. La interactividad, el encuentro con el público, es muy difícil de obtener. El público no tiene vocación de actor, sino de espectador. Si hay alguna participación en el arte contemporáneo, es secreta, personal e individual. Corresponde a la iniciativa del espectador y no puede ser inducida por la acción del artista. El arte que utiliza nuevas tecnologías, ¿no cree usted que puede ser más interactivo? Teóricamente sí, en el caso de un artista que logra fascinar al espectador. Pienso en Bill Viola y sus atmósferas en las que utiliza tanta tecnología. Pero por un Bill Viola, hay centenas de artistas X que no logran interesar a nadie. Es posible que un gran artista utilice nuevas tecnologías para conseguir una participación del espectador. Pero es muy difícil. Y por el momento es más bien excepcional. No obstante, Bill Viola necesita un espectador pasivo que no reaccione para nada a sus atmósferas. Sí... Bueno, no conozco ejemplos de artistas importantes que logren una participación inmediata del espectador. Salvo en ciertos casos donde hay juego, ludismo. Hacer participar al espectador en la creación es un hermoso mito y lo seguirá siendo. ¿No ve usted un interés por parte de los artistas jóvenes que tratan de crear obras para un público activo? No. No son necesariamente los jóvenes quienes están involucrados. Cuando usted observa a fondo la motivación de los jóvenes artistas que trabajan con las nuevas tecnologías, saben que no conseguirán exponer y que no entrarán en los circuitos del arte. No serán tomados como verdaderos artistas si continúan haciendo pintura y escultura. Si entra en las escuelas de bellas artes y observa a los jóvenes de último año que preparan su diploma, verá que todos trabajan con las nuevas tecnologías, multimedia o vídeo digital. Sin embargo, casi todos en secreto, sin mostrarlo, pintan cuadros como antes. Dudo mucho que la nueva generación sea consumidora cotidiana de DVD, de vídeo, de computadoras, como es el consumo cultural de hoy de los jóvenes. Pero no veo aún la conexión con aquello que llamamos el “arte”. Se dice que todo es arte y que está en todas partes, pero entonces entramos en un problema de definición. Hay una concepción elitista, limitativa del arte; y luego hay concepciones muy generales, como con la palabra cultura también. ¿Cuál es el aporte del arte latinoamericano al arte de nuestra época? Acabamos de perder al gran artista chileno Roberto Matta, quien fue una de las figuras más importantes del surrealismo en el dominio pictórico. Un gran número de artistas viene de América Latina y ha desempeñado un papel esencial desde hace un siglo en la escena artística mundial. Pero observo que, salvo raras excepciones, los grandes creadores latinoamericanos están todos instalados en las metrópolis culturales, es decir París y Nueva York. No se quedan en su país natal. Tienen necesidad de encontrarse en un entorno artístico y con otros artistas, y no en su sociedad de origen. ¿En ese caso podemos hablar de mestizaje cultural? Exactamente, como es el caso del pintor Herman Braun Vega, quien es peruano pero su carrera de pintor se ha desarrollado en París tomando elementos de ambas fuentes. Esa noción de mestizaje cultural viene principalmente de artistas latinoamericanos. ¿En qué artistas ve usted una nueva manera de concebir el arte? Es difícil dar nombres, pero, puedo decir, los artistas que cambian la manera de ver el arte trabajan toda una vida por operar el cambio soñado. Tomemos el ejemplo de Daniel Buren quien nos ha enseñado desde hace treinta años a constatar que la obra es definida por el marco que la rodea. Que un objeto presentado en un museo es ipso facto arte; puesto que el ambiente del museo lo bautiza y lo santifica. Pero el mismo objeto afuera, ya no tiene sentido, ni significado, ya no es arte. Buren ha tomado treinta años en hacernos entender ese pasaje y en hacernos reflexionar de manera crítica sobre el papel de las instituciones culturales. Éstas son culpables de la situación del arte actual. Pero la contestación de Buren no ha obtenido ningún resultado porque las instituciones siguen ahí. Entonces, no conozco a los artistas que quieran hacer cambiar nuestra sensibilidad. La sensibilidad evoluciona en razón de muchos factores y no necesariamente en función del factor arte. En nuestra época es más bien en razón de los medios masivos. El arte toma prestado el mismo camino de los medios de comunicación. Si tiene razón o está equivocado, no se sabe. Pero actualmente el arte no provoca el cambio de sensibilidad. Lo que sucede también es que el artista no decide, sino el que financia la actividad artística. Cuando Luis XIV quería decorar Versalles, preguntaba a la comunidad de artistas reunida en una academia, quién era el mejor entre ellos. Y era al mejor a quien se le confiaba el trabajo dándole carta blanca a su creatividad. Actualmente las instituciones no otorgan carta blanca a los artistas. Ahora la comunidad de artistas no escoge al mejor, sino es la institución exterior a los creadores. Quien toma la iniciativa es el que tiene poder de decisión, es decir quien posee los medios financieros. Y el artista elegido intenta entrar en el esquema mental del decididor para agradarle, hacerle creer que la obra será lo que espera. La calidad del arte ya no es definida por los mismos artistas. Usted, como actor cultural, ¿cuál sería su misión entonces? El papel de crítico de arte es ahora un rol marginal. El crítico ahora no decide nada. Comenta, intenta hacer comprender, intenta decir claramente en la medida de la capacidad de lectura del espectador, lo que él entendió de la obra o del sistema. En breve, jugamos un papel de “formulación”, puesto que se reconoce que la mayor parte de las obras que nos son presentadas son totalmente incomprensibles a primera vista. Hay que formularlas en la medida en que haya algo a formular. Pero ocurre que en una obra no hay nada qué formular. “Formular” significa hacer comprender por medio de la palabra aquello que está dentro de la obra y que es hermético. ¿Es el crítico entonces quien formula el discurso de la obra? No. Los artistas contemporáneos son los mejores comentaristas. Daniel Buren nunca ha necesitado que los críticos interpreten sus obras. Es autor de sus textos y comenta sus propias creaciones. Y es verdaderamente un fenómeno general. Yo, como crítico frente al público que confía en mí, debo traducir por medio de las palabras lo que comprendo y lo que veo. Expresar eventualmente las razones de mi emoción frente a la obra, pero no soy indispensable para el artista. El público es quien, eventualmente, desea acercarse al creador. Y si las formulaciones propuestas por éste no le son suficientes, el crítico complementa. Por eso, el papel del crítico ahora es marginal. Libros de Jean-Luc Chalumeau: Ha publicado una treintena de libros, desde “Introduction à l’art d’aujourd’hui” (Introducción al arte de hoy) Editorial Nathan, en 1971. Sus obras recientes son “La lecture de l’art” (La lectura del arte) Editorial Klincksieck, “Où va l’art contemporain?” (¿Hacia donde va el arte contemporáneo?) y “Les theories de l’art” (Las teorías del arte) en la Editorial Vuilbert.
acerca del autor

Jean Luc Chalumeau, crítico de arte radicado en París. Es profesor en el Instituto Superior de Carreras Artísticas (ICART). Enseñó en la Escuela Nacional de Administración (ENA) y en Ciencias Políticas de La Sorbona. Es también director de la revista “Verso Arts et Lettres”, publicada por la Editorial Cercle d’Art. Se desempeña en la misma editorial como director de la colección “Decouvrons l’art” (Descubramos el arte) que ha publicado monografías sobre Dubuffet, Modigliani, Tapies y Zao Wou-Ki.