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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
3 3 2014
La culpa y otros poemas de Ana Victoria Alonso

LA CULPA

Dime el camino….
Rebusca en tu interior como una máquina demoledora;
como un buscador empedernido que no cesa;
como un robot trituradora…
Busca entre los recuerdos y el subconsciente la respuesta…
Busca la experiencia que requieren mis pasos anodinos,
y busca en tu raíz la memoria del momento en que erré el camino,
en que torcí la senda;
el momento en que la condena sobrevino a mi espalda
y el tiempo martilleando sobre ella
me sacó del destino afortunado,
para llevarme por oscuras sendas,
recovecos sombríos y escarpados,
donde todo es oscuro,
donde el tiempo corre gris y desalmado,
donde el infierno habita rodeado de ángeles sin forma,
donde yo lucho día y noche por sacar la cabeza de las cenagales aguas,
para seguir luchando.

Busca alma mía entre las sombras el rayo de luz que las diluya para siempre;
que arrastre la melancolía como el agua las impurezas;
que vuelva a ser yo misma sin complejos ni vergüenzas,
sin dudas y sin tristeza alguna,
conforme a la alegría de mi espíritu juvenil y esperanzado.

 

RUTA NOCTURNA

Vuelve el romero, la tierra fresca,
la tierra yerma de las montañas.
Llagas de luto
en tus entrañas
muelen lo oscuro de tu semblante.
Nieve de enero.
Noche de frío.
Luna tan llena, que iluminaba
con su esplendor el cauce del río,
lleno de luz mientras lo miraba.
¡Ay la blanca paloma!,
lluvia de enero.
¡Ay la blanca paloma!,
sola en el ruedo.
Rueda en tu memoria la plaza entera
mientras muere la noche por la vereda.

 

LÁGRIMAS

Sellos dorados en el silencio,
Sellos dorados mis pensamientos.
Junto a la playa en mis sueños rotos,
Sellos dorados mojan mis ojos.

 

CUARESMA

En el alma el vacío,
En el cielo el estío.

 

A GARCÍA LORCA

Como la luna, luna,
la luna llena;
mis sentimientos corren
como la hiedra.
Como la hierba verde
de la pradera,
la luna mira, mira,
la luna nueva.
La noche en los cristales
de la alameda.
La noche más profunda,
la más sincera.
Como en los arrabales
sueña la nena;
soñando con la noche,
velando estrellas.
La luna, luna, luna,
la luna llena.
La luna, luna, luna,
que el viento lleva.
La noche, noche, noche
que brilla y sierra.
La muerte, muerte, muerte
en las cisternas.
Los ojos vigilantes
que lloran fuera,
como un rayo tan tibio
que casi quema.
La luz se ve en el cielo
como una mecha.
La luna, luna, luna,
La luna llena.
P.D.: La noche de Lorca brotaba la sangre.

 


A CONTRALUZ

En el agua, en el cielo y en la tierra.
Como sombra certera y definida.
En el agua, en el cielo y en la tierra.
Alargada y escondida.
Son visibles tormentas invernales,
infernales y lisos recovecos.
Son el tiempo doblado entre las calles,
los senderos y los huecos.
Alargadas y largas;
decididas.
Avanzando podencos sobre el hielo,
en una calle hogareña y otra esquiva,
avanzando en silencio entre los sueños…
Y la sombra se va hacia el infinito.
Y la luz la proyecta en un espejo.
El espejo redondo de la vida.
E la tierra y en el cielo.

 


INTROSPECTIVA

No quiero mirar adentro
por no asustar a mi alma.
Prefiero escribir historias
que no hablen de mis entrañas.
Prefiero alegrarme ahora
mirando por las ventanas,
espiando otros corazones,
sin implicarme con nada.

 


EL CAUCE

Río arriba
viajan mis esperanzas;
Río arriba.
Río abajo
es un camino largo;
río abajo.
Río arriba
el tiempo es mi destino;
me espera la alegría.
Río arriba.
Río abajo
el alma va despacio.
Río abajo.
Río arriba
la cima de mis sueños
se esconde tras la línea
del horizonte rojo.
Tan solo incertidumbre
se revela a mis ojos.
Mas no puedo evitarlo,
querer subir arriba
luchando río abajo.
Río abajo.

 


LA RAMA SECA

La rama seca,
hendida por el rayo,
gélida en sus entrañas,
cascada su corteza.
Víctima indiferente
del vil viento invernal
se abandona a su suerte,
sabiendo que la muerte
es su único final.

 


SOLDADOS OLVIDADOS

Vendavales de luz,
vendavales de gloria;
devenir y llegar,
discurrir de la historia.
Vendavales de luz,
vendavales de gloria;
un pasado de cruz,
y la cruz en la sombra.
Vendavales de luz,
Vendavales de gloria;
El olvido al morir.
Muertos en la memoria.

acerca del autor
Ana Victoria

Ana Victoria Alonso nació en Madrid, en 1976. Es profesora de Lengua y Literatura Española. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo también el Grado en Lengua y Literatura Española. Además, se ha graduado en Humanidades con mención en Gestión del Patrimonio Cultural por la Universidad Internacional de La Rioja (España), y cursó su Master de Formación para la docencia de Lengua y Literatura Española en la Universidad Francisco de Vitoria (España). Aficionada a la escritura creativa desde niña, actualmente colabora con varias revistas literarias y en breve publicará su primer libro de relatos “Mis primeras veinticinco páginas”.