Miercoles 24 | April de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
2 5 2014
Un director como pocos… por Álvaro Marín Marín

El celular de Fernanda sonó estruendosamente en medio de la clase de geografía. El señor Ramírez interrumpió su explicación para decir en tono enojado:
—¡María Fernanda! El reglamento de la escuela te obliga a mantener tu móvil apagado. Sal de mi salón.
Entre apenada y curiosa, la chica fue al baño de niñas en el segundo piso para entablar una conversación con su mejor amiga.
Karlita: Wei no mms t tengo un s chism: m akaba de dcir akl k kiere cn mig. Cmo vs?
Fer: K onda? No mms, sta s grand.
Karlita: Carlos me dijo: no tienes nada que perder, de todas formas ya tienes un hijo…
Fer: Ke poca, y no lo vateaste?
Karlita: Xfa, se ve k kiere cnmig y dice que me ayuda con la colegiatura ia vs k mi mamá anda mal de dnro. Nc…
Fer: No le aflojes, ncsito pnsar. TKM bye.

En otra aula, el profesor de física pidió a Adrián que aprovecharan los cinco minutos entre clases para hablar de su desempeño. El señor Pallares había notado distraído y preocupado a un muchacho de buen rendimiento académico que incluso, había representado al Colegio en algunos concursos locales y estatales, obteniendo siempre resultados satisfactorios.
¿Qué te pasa Adrián? Te he visto muy pensativo últimamente y hoy no has participado en clase. Esa no es una conducta habitual en mi mejor alumno.
—Nada profe… es que Karla no me quiere hablar desde hace casi dos semanas, y ahora ni siquiera me contesta los mensajes que le envío al celular.
—Mire, este fue el último que me escribió: “Ady, eres un chavo super buena onda, yo no te merezco, me siento sucia y culpable. Olvídame. No pienso volver a verte, no me busques”.
El señor Pallares o Míster Gyro como lo apodaban sus alumnos por su afición a los giroscopios, trató de ser conciliador para tranquilizar a Ady:
—Bueno, es posible que la chica esté pasando por un mal momento, pudiera ser que su bebé estuviese enfermo, con estos cambios de clima tan bruscos no sería raro.
—Profe, Karla mandó a Fernanda a pedirme su cable USB que dejó en mi casa la ocasión que estuvimos viendo las fotos en la computadora, eso no es normal, algo malo está ocurriendo.
—...Podrías llevar el cable a casa de su papá y obtener algo de información adicional, sugirió el señor Pallares.
—Su papá vive en Los Ángeles y hace más de dos años que no ve a Karla, terminó diciendo desconsolado Adrián.
El domingo siguiente, después de salir con unos amigos, Adrián tuvo que enfrentar la molestia de su mamá:
—Adrián hijo, ¿qué tienes en la cara? preguntó la señora con enojo y sorpresa. El muchacho no tuvo otra que decir la verdad, pues él mismo no entendía lo que le había pasado.
—Dos tipos me asaltaron y me golpearon a la salida del cine. Iba con mis amigos y todos corrimos pero me siguieron a mí y, después de zarandearme, me advirtieron que dejara de molestar a Karla.
—Voy a tener que hablar con la mamá de esa chiquilla y me va a oír, agregó su mamá muy molesta.
—Mejor déjalo así mama, dijo Adrián. De cualquier modo Karla ya no está yendo a la prepa, y no pienso buscarla.
Es la mejor decisión que has tomado en este año, agregó su mamá. Esa muchachita nunca me simpatizó.
Mientras esperaban en la fila de las fotocopias en la biblioteca,  Raúl y Jorge jugaban con el celular, como lo hace la mayoría de los muchachos a todas horas.
—Wei, ve lo que me llegó a mi correo… dijo Raúl.
—Oye, la modelo se parece a Karla, la del 506, agregó Jorge, quien admiraba de lejos y en silencio a su amada Karlita.
 —Es Karla del 506, concluyó enfático Raúl.
—Pero…, desnuda y en esa posición ¿Cómo que es pornografía, no te parece? preguntó Jorge.
—Si, al principio la creía desquiciada, ahora veo que está bien loca, dijo tajante Raúl.
—¡Cállate! No sabes en que problema puede estar metida, aseveró Jorge y a continuación se fijó en el fondo de la foto. Observa… Las cortinas y esa bandera, ¿las reconoces?
—Me parecen familiares, comentó despreocupado Raúl, pero no se dónde las vi.
—¡Qué importa! Señaló Raúl, mejor vamos a la dirección a preguntar por el maestro de mate….

Los Ángeles (AP).- El Comisionado Judicial de la Corte Superior del Condado, Scott Bradley, inició una investigación sobre el supuesto suicidio de una joven mexicana de diecisiete años que se encontraba de vacaciones en esta ciudad. Al parecer existe un mensaje de despedida que ha sido requisado por las autoridades, pues forma parte de la evidencia.
En un fallo emitido el martes, el funcionario ordenó que una comisión nombrada por el tribunal investigue a fondo la escena de los hechos y analice las posibles causas que orillaron a la joven a la fatal determinación. La decisión surgió tras una audiencia de tres horas en la que estuvo presente el padre de la joven.
Del diario de Karla.
Jueves 14:
K stupida fui, por hacer enojar a mi mamá me involucré con Carlos. No sé que deseaba demostrar. Me halagaron sus piropos, pero desde el principio sentí miedo. Ahora ¿qué voy a hacer?
Nota suicida. Dady:
I´m looking for your help and love. Mom is so far and distant; you know: lovers, work, parties and so on… Where are you? Te necesito, perdóname por lo que voy a hacer.
Tu nena.

—¡Hola amiga que milagro! dijo con alegría la señora Pérez.
—Pues aquí, viendo la felicidad ajena…, exclamó sin entusiasmo la mamá de Karla.
—¿Por qué dices eso? preguntó sorprendida la señora Pérez.
—Porque mi hija está muy mal, susurró la mamá de Karla. Varias veces que no duerme en casa. En otras ocasiones ha llegado golpeada y con aliento alcohólico, casi al amanecer.
—¿Ya trataste de hablar con ella? Es una chiquilla, comentó angustiada la señora Pérez.
—Si tiene diecisiete años, pero se siente como de cuarenta, dijo desconsolada la mamá de Karla.
—Además, agregó, no me tiene confianza, se queja de todo: de mi actual pareja, de mis amistades, de nuestras limitaciones económicas. Tú sabes, la venta de bienes raíces se ha estancado. Muchos preguntan y casi nadie compra.
—¿Qué me recomiendas? preguntó con ansiedad la mamá de Karla.
—Deberías hablar con Bruno, es un terapeuta familiar magnífico, dijo confidente la señora Pérez. Bajando la voz, agregó: En mi caso hizo el milagro de reconciliarme con mi marido después del asunto de la secretarita esa…
Del diario de Karla.
Lunes 18:
Estoy muerta de miedo, el animal de Carlos me sodomizó y golpeó hasta el cansancio después de embriagarme. Antes de desmayarme me sacó varias fotos con la cámara que tiene en un cajón de su escritorio. ¿Para qué las querrá?

En el descanso de las once, las profesoras aprovechaban para almorzar y, en ocasiones, celebrar el cumpleaños de alguna de ellas. Ahora festejaban a la maestra de filosofía, recién integrada al cuerpo docente.
—¡Estas son las mañanitas, que cantaba el rey David, hoy por ser día de tu santo, te las cantamos aquí!
—¡Qué le sople! , ¡Que le sople!
—Si pero primero que pida un deseo…
—Ándele maestra Susy, cómase su pastel que es de tres leches y está sabrosísimo.
—En este día la dieta no vale…
—Gracias maestras, estoy muy contenta de haber llegado a trabajar a esta escuela tan grande, con esa capilla enorme y gente amable como ustedes. Pero, hay algo que no entiendo:
—¿Por qué en la oficina del dueño hay un jacuzzi con vestidor?
—¿No es algo raro? preguntó la Miss Susy.
—Mejor cómase su pastel, dijo con voz baja la maestra Sarita, decana de las profesoras, que allí viene el prefecto de disciplina y es el dedo chiquito del dueño.
Dos señoras de clase media, bien vestidas y perfumadas, caminaban por el centro comercial recién inaugurado, con tranquilidad y una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.
—¡Qué bueno que te desentendiste de tu marido y tus hijos para acompañarme a conocer la nueva Plaza! Me hacía mucha ilusión venir a comprarme algo, pero sabes que no me gusta andar sola. Dijo una de ellas.
Yo también quería platicar contigo, hace tiempo que no nos vemos hermanita. Agregó la otra.

—Mira ese dulce viejecito sacando a pasear a sus cuatro nietas, dijo la primera; ve como las abraza y lleva de la mano. Y las niñas son preciosas, parece que van al cine.
—¡Que extraño! agregó su hermana. El profesor Carlos del Valle nunca se casó, pues dedicó su vida al Colegio Valle Norte, el más caro y exclusivo de México, yo lo conozco porque mi hija salió de allí…

acerca del autor
Álvaro

Álvaro Marín Marín, Ciudad de México, 1955. Estudio Licenciatura en Historia y Maestría en Historia de México en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Hizo la Maestría en Pedagogía en la Universidad Pedagógica Nacional de México. Ha publicado diversos trabajos revistas impresas y en revistas electrónicas que se pueden encontrar en la Red. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo ANUIES.