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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
2 5 2014
Arles rinde al fin homenaje a Vincent Van Gogh por Claire Guillot

La Fundación Van Gogh, que se inauguró el 5 de abril, llena este vacío: en un edificio luminoso con aspectos contemporáneos, situado en pleno centro de la ciudad, son expuestos nueve lienzos prestados por museos internacionales. Entre los cuales “La Casa Amarilla” (1888), donde Van Gogh vivió brevemente con Gauguin – el cuadro procede del Museo Van Gogh de Amsterdam, del que se separa rara vez.
Para lograr este milagro, fue necesaria la intervención providencial de una familia suiza que vela desde hace mucho tiempo por la ciudad de Arles y la región. El padre, Luc Hoffman, con 91 años, heredero de los laboratorios Hoffmann-La Roche, biólogo interesado en la preservación de la Camargue, aportó con un millón de euros necesarios para crear la Fundación en 2010 – existía hasta ese entonces sólo una asociación que había recogido donaciones de artistas inspirados por Van Gogh. Fue él quien financió con 12 millones de euros la restauración de una mansión puesta a disposición por la ciudad durante cuarenta años.
El edificio ofrece ahora un espacio de 1000 m2 de espacio para exposiciones bastante segurizadas y respetando las últimas normas para los museos. Los trabajos duraron tres años sin dificultades a pesar de un pliego de condiciones ambicioso que resume el arquitecto, Guillaume Avenard: "¡exponer las obras más caras del mundo en un edificio que no fue concebido para eso, y situado en un sector histórico!” El resultado mezcla con elegancia lo antiguo y lo contemporáneo: la luz penetra a través de luces difusas instaladas como olas en el techo-terraza de donde se puede admirar los vestigios de la ciudad romana y románica.
Varios artistas contemporáneos trabajaron en el edificio, entre los cuales Raphael Hefti, autor de vidrios teñidos que arrojan manchas de colores cambiantes en las paredes. Bertrand Lavier adornó el portón con un enorme “tag” con la firma de Van Gogh. Ya que la fundación tiene el mérito de llevar el nombre de un pintor del siglo XIX, su vocación primigenia es mantener un diálogo con el arte contemporáneo.
La última hija de Luc Hoffmann, Maja, coleccionista y mecenas del arte más actual ha dejado aquí su marca: contrató como directora a la suiza Bice Curiger, comisaria de la Bienal de Venecia de 2011. “Con una fundación privada”, dijo, “puedo permitirme alejarme de las convenciones que los museos están obligados a respetar.”
La exposición inaugural, “¡Van Gogh Live!” se divide en dos partes completamente diferentes: la primera, muy formal, se refiere a Van Gogh y al color, con obras de artistas de su época. En la otra parte, los artistas contemporáneos tales como Thomas Hirschhorn o Camille Henrot exponen sus obras relacionadas con Van Gogh de una manera que no siempre es sutil.
Una cooperación de cinco años firmado con el Museo Van Gogh de Amsterdam, garantizará la presencia en el sitio en permanencia, al menos una obra del artista. Las próximas exposiciones se basarán en la mezcla de géneros y épocas. "Arles es una ciudad turística, y Van Gogh es muy popular. Tal vez durante las vacaciones la gente pueda autorizarse ir más allá de sus inclinaciones habituales”, espera la directora. El lugar que puede recibir a 1500 personas por día, se da como objetivo 80 000 visitantes en su primer año.
Pero es toda la ciudad de Arles, el fin de semana del 12 al 13 de abril que se puso a la hora suiza y al arte contemporáneo. En el parque de talleres, baldíos industriales de los Ferrocarriles de Francia (SNCF) en las afueras de la ciudad, fue inaugurado el gran proyecto para cambiar su fisonomía urbana. Maja Hoffmann inauguró su propia fundación, Luma, con la puesta de una primera piedra de la torre concebida por el arquitecto norteamericano Frank Gehry.
En el escenario, el célebre arquitecto reveló, “sin querer ser pomposo”, conservando en la memoria un “plano romano” para este gran edificio con facetas metálicas brillantes encerrando una fachada circular de vidrio. Para celebrar el acontecimiento, Maja Hoffmann proyectó una exposición de homenaje al arquitecto, “Crónicas de Solaris”, imaginada con las figuras del arte contemporáneo, que giran a menudo en su órbita: el curador independiente Hans Ulrich Obrist, los artistas Philippe Parreno y Liam Gillick. O también un increíble "ballet de maquetas", con coreografía del artista Tino Sehgal: los proyectos de Frank Gehry, del Museo Nacional de Pekín al Disney Concert Hall en Los Ángeles, puestas sobre soportes con ruedas, se desplazan en el vestíbulo al compás de la música de Pierre Boulez, mientras que los proyectores imitan la trayectoria del sol. Del arte “en movimiento”, un guiño al encuentro de todas las artes en la obra del arquitecto norteamericano.
El conjunto de los trabajos, entre la nueva construcción y la rehabilitación del antiguo mercado, se calcula a 150 millones de euros, totalmente financiado por la fundación. Las inauguraciones de los edificios se harán sucesivamente, los trabajos de la torre se terminarán en 2018. ¿Su programa? Un parque público, una escuela, espacios para exposiciones y reuniones, talleres y residencias de artistas... Un lugar “abierto y vivo”, de acuerdo con la fundadora, quien se niega a revelar más aspectos de su programa. En cualquier caso, un proyecto cultural de una magnitud sin precedentes en una ciudad afectada por el desempleo, y que pretende creer en un “efecto Guggenheim”, como en Bilbao.

Fundación Van Gogh, 35 rue du Docteur Fanton, 13200 Arles, Francia. Tel: (33) 490 93 49 36.

acerca del autor
Vincent

Vincent van Gogh (1853-1890), pintor holandés. Nació en 1853 en Groot-Zunder, hijo de un pastor protestante. A la edad de 27 años ya había trabajado en una galería de arte, dado clases de francés, sido estudiante de teología y evangelizador entre los mineros de Wasmes, en Bélgica. En 1886, viaja a París para vivir con su hermano Théo, que era marchand de arte, y allí se familiarizó con las nuevas corrientes artísticas que estaban en pleno desarrollo. Recibió la influencia de los impresionistas y de los grabadores japoneses Ando Hiroshige y Hokusai. Empezó a experimentar con las técnicas de la época. En 1888, abandono la capital francesa para residir en Arles en el sur de Francia. Logró contagiar su entusiasmo al pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París, para que fuera a verle a Arles. La paz y la armonía sólo duraron dos meses ya que después ambos tuvieron enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh, fuera de sí, amenazó a Gauguin con una navaja. Pasó algún tiempo internado en un hospital de Arles y en el manicomio de Saint-Rémy, situado en la región. Después de acabar su “Cuervos sobre el trigal” (1890, Museo Vincent van Gogh), se disparó un tiro en el estómago el 27 de julio de 1890 y murió dos días después. En 1973 fue inaugurado en Amsterdam el Museo Vincent van Gogh.