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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
2 4 2015
La novela Las ruinas de Rafael Reyes Ruiz por John D. Blanco

Este reto, y el arduo trabajo que lleva esclarecer el pasado, constituye el tejido y la trama de Las ruinas, la densa e intrincada opera prima de Rafael Reyes-Ruiz, escrita después de una carrera de investigador especializado en la globalización y las comunidades latinoamericanas en Japón. En el laberinto de las divergentes historias que constituyen el lado oscuro de la civilización europea moderna, seguimos al protagonista, Tomas Rodrigues, no sólo hacia atrás y adelante en el tiempo --a través de pedazos de recuerdos de relaciones rotas y pistas que apuntan a una redención futura--, sino también a través de continentes y mundos. Colombiano de nacimiento, de ascendencia portuguesa, Rodrigues obtiene un doctorado en historia en Australia, y logra una plaza como profesor de historia japonesa en Tokio. Este breve esbozo de su pasado cosmopolita sirve como una especie de ancla de una serie de desplazamientos aun mas dislocados. Mientras pasa unas vacaciones en una antigua colonia portuguesa en Asia, ve a una mujer cuyo rostro y tatuaje son referencias inconfundibles del gran amor de su vida, también su másgrande pérdida. Pronto nos damos cuenta de que este antiguo romance los había llevado a viajarpor diferentes puntos en el Pacifico, tales como Bali, Sídney, y Tokio; sus caminos divergiendo cuando cada uno sigue las corrientes subterráneas, los conflictos no resueltos, y los asuntos pendientes de sus respectivas infancias y familias.
Esto nos lleva casi hasta el final del primer capítulo. Como uno podría imaginar, el balance final de estos asuntos sin resolver no se hace sino hasta que no hayamos leído la ultima frase del libro.
Aun los lectores a quienes seducen los extensos relatos de Amitav Ghosh y Michael Ondaatje tendrían que tener un mapamundi a mano. Para quienes no estén familiarizados con los viajes a la India del explorador portugués Vasco de Gama, o los diversos destinos de las misiones jesuitas en Asia, la facilidad con que Rodrigues entra y sale de las ruinas de antiguos monumentos y cita Os Lusíadas (Las Lusiadas), la épica portuguesa del siglo XVI, raya en la arrogancia. Sin embargo, la presunción con que este personaje, que visto de cerca es un hombre modesto y común y corriente, se pasea por estos lugares en Asia con notable facilidad y familiaridad, hace que el lector se pregunte, ¿por qué no conocemos a Vasco de Gama, como conocemos a Cristóbal Colón, ¿o la Asia portuguesa como al Brasil portugués? ¿Por qué nos parece menos extraño visitar una misión jesuita en México, o incluso en el sur de Filipinas, que una en Macao, o la Vieja Goa? ¿Por qué la brutalidad y atrocidad del tráfico transatlántico de esclavos en el Nuevo Mundo nos sigue pareciendo tan trágico, cuando la brutalidad y atrocidad de la trata de esclavos a través del Pacífico Árabe-Portugués nos parece casi olvidable?
La respuesta corta, por supuesto, es la historia. Pero, desde el primer capítulo, es evidente que Reyes-Ruiz no tiene la intención de ofrecernos una novela histórica. A pesar de que la novela está llena de fragmentos históricos, la trama central prontamente se torna en una reflexión permanente sobre la amnesia histórica. En las páginas siguientes, nos llega un breve esbozo de los viajes y amoresde Rodrigues -- su ex esposa, una colega y amante ocasional, y su ya mencionada alma gemela, Mónica. La constelación de relaciones que surge de estos relatos, le permite al lector encontrar la clave para desenredar todo lo que elude al propio protagonista: nos damos cuenta de que la obsesión de Rodrigues en descubrir el pasado hace opaca su comprensión del presente. Su intuición de experto en antigüedades lo guía por las ruinas de la iglesia de San Agustín en Goa la Vieja, y en la traducción de un manuscrito de la misión jesuita portugués en Timor Oriental del siglo XVI. De alguna manera, estas dos cosas se confunden y se enredan con los recuerdos de su relación con Monica: su compartido gusto por las novelas japonesas, su ambivalencia común frente a cuestiones de patrimonio cultural, y una alucinación (después de digerir hongos psicodélicos) de una mariposa azul de alas rojas, que Monica se había tatuado en su espalda el día siguiente. Pero aunque revisa meticulosamente los detalles de su pasado ancestral y personal, la sombra presente del mundo poscolonial lo rodea, y lo arrastra a las sórdidas realidades de la xenofobia anti-occidental japonesa, la misoginia, la trata de personas, y el encubrimiento o amnesia histórica frente a la depredación colonial, la esclavitud, y el crimen. No hay escena que mejor subraye esta dinámica que una visita nocturna a un nuevo bar Latino en una zona de tolerancia en Tokio. El gánster Yakuza encargado de vigilar el lugar, erróneamente cree que Rodrigues está investigando la trata de personas en Japón; hace que lo droguen, y lo dejen en un bar vecino de chicas filipinas ---la mayoría de las cuales han sido probablemente obligadas a la prostitución y otros trabajos en la industria del sexo, pero que (a diferencia de las mujeres europeas) no tienen ninguna esperanza de ser descubiertas y rescatadas.
A través de la figura de Rodrigues, la original y conmovedora obra de Reyes-Ruiz nos obliga a hacer algo más que observar y tomar nota de las catástrofes y víctimas de la historia. Nos obliga a reconocer la deuda acumulada a través de nuestro individual y colectivo apego a la amnesia histórica. Cuando no nos gusta el pasado, lo reescribimos; sin embargo, cuando descubrimos y denunciamos su falsificación, no somos capaces de reconocer que ha sido de nuestra mano.
Si bien no es necesario ser historiador para disfrutar de Las ruinas, Reyes-Ruiz le deja al investigador aficionado suficientes pistas para en un mapa trazar las raíces y las rutas de Tomás Rodrigues sobre la historia y geografía de la olvidada presencia de Portugal en Asia: una presencia que aparece en la forma de un palimpsesto, en el que la conquistas portuguesa, la supresión de las misiones jesuitas, las sucesivas empresas y aventuras de los franceses, británicos, holandeses en el sudeste de Asia, la visión japonesa de una esfera japonesa de co-prosperidad asiática, y la época de la descolonización compiten para ser legibles, incluso cuando los documentos históricos que dan testimonio de su existencia se tornan cada vez más sospechoso.
En últimas, esta obra nos exige a ir más allá de la lectura de una novela como un ameno y pausado ejercicio. Paradójicamente, la búsqueda de Rodrigues por Monica coincide con su lectura intermitente de una novela histórica sobre a un náufrago español en el Japón del siglo XVI: una novela que alternativamente menosprecia por sus inexactitudes históricas, y admira por su atención a ciertos detalles. Nunca se le ocurre que la novela (y su lectura de la misma) son un emblema alegórico de su propia labor --y la nuestra como lectores. La carrera del protagonista contra el tiempo es la nuestra propia. Y, como siempre, el futuro está en juego.


John D. Blanco es profesor en el departamento de Literatura de la Universidad de California, San Diego.

acerca del autor
Rafael

Rafael Reyes-Ruiz, es un antropólogo y escritor colombo-estadounidense, cuyas investigaciones y publicaciones se han centrado sobre los flujos transnacionales y las identidades sociales en América Latina y Japón. Enseña en la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Zayed de Dubái. Es editor de Encounters, una revista y una serie de libros académicos. Ha publicado varios cuentos en inglés y español, así como coeditado una antología de cuentos sobre el tema de los latinoamericanos en Japón. “Las ruinas”, su primera novela será publicada por Ediciones Alfar de Sevilla en abril del presente año. La versión en inglés de la novela, “The Ruins”, salió publicada con Latin American Review Press, en abril del 2014.