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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 6 2015
Bélica inocente (poemas) por Josué Andrés Moz

Bélica inocente

Tú que habías parido a nuestros granjeros
te arrastras ahora pordiosera,
porque el hambre hace las de la parca
y te fatiga,
y te culpa
y te succiona la pasión,
para romperte el orgullo de patria

Tú que por tu bélica
desde el 80 al 92
contrajiste por enfermedad la miseria
y te dedicaste a embarazarte
una y otra vez de las balas
para criar hijos de pólvora
que llegaran al zénit del animal
y expulsaran por sobre la vena divisoria
el ajeno ideal de las otras mayorías

Desde acribillar a los santos,
hasta desaparecer poetas,
pasando por injusticias jesuitas
y por los innombrables sacrificios estudiantiles

Dime ahora ¿dónde están nuestros bebés sin brazos?
¿Cuándo nombrarán a los verdaderos próceres?
Para disipar la neblina y el rencor de las masas,
porque entre monseñores, palomas y querubines de arcilla
entre cascos, medallas, fusiles mohosos y tanques grotescos
se encuentran vertiendo luz cruda, los faroles del recuerdo.

¿Cuantas cabezas cercenadas falta incendiar para prender un ideal?
Si la vista de los salvajes se encuentra indecisa
y a estas alturas del baño germinado
todavía no sabemos responder eso de...
¿qué brazo se debemos amputar?

 

Alguien que toca la puerta

Alguien ha golpeado la puerta
lo hizo temprano
y con un tono agresivo,
aparté las botas,
me vestí apurado,
(me encontraba indispuesto)
pregunté: ¿quién es?
y el silencio se adueñó de las paredes,
entonces me puse a adivinarle el nombre
y comenzaron a salir mujeres de mi boca
así pasaron los minutos
al no escuchar respuesta,
volví a dormir.

Alguien ha tocado la puerta,
me molesté un poco,
maldije a los santos,
derramé mi café
y pregunté: ¿quién toca?
¿alguna ''ex-mujer''
de esas que todavía busca venganza?
escupí,
jactándome de mis viejas suertes,
entonces volvió el silencio
y volví a la cama.

Alguien acaricia la puerta,
creí escuchar el viento cortándose,
como aquellos sonidos de látigos en las películas del oeste,
el tintineo de unas cadenas,
el crujir de unos engranajes,
ésta vez no pregunté quien era,
abrí la puerta...
no había nadie,
ya no volví a la cama.

 

Hoy

Ya no siento Siberia en mis huesos,
me dedico ahora a la tibieza de vos,
al fresco aliento de vos
a disfrutar el éxtasis de estar con vos

Te he de guardar en la entraña,
comprenderte pulmón
e incendiarme
en el momento que
delinee tus labios con mis dedos

Porque sos tan mía
cuando nos entregamos en arte naíf
y yo tan tuyo cuando
modificás el orden de los planetas
o cuando instintiva
retratás figuras exóticas
a la hora que te nace el carmín en el rostro

Hoy que las moléculas álgidas emigran,
que la llenura releva a la carencia,
que revoloteamos luciérnagas
incendiando la bruma
¡fosforescentes criaturas!
de arte y cafeína,
¡hoy!
 me siento completo.

 

Transición

Hemos abandonado las preocupaciones de la fiebre.

Los dedos tiernos de infantes famélicos
ahora dibujan sugerentes figuras femeninas.

De un ave María, rescatamos las plumas,
y nos dedicamos a escribir historias trágicas
para sentir que la tragedia está alejada de nosotros.

La cabezas son chozas abandonadas
que una dama ha decidido incendiar
con asistencia de las dudas inflamables
Ahora mismo procreamos silencios a merced
de las vociferantes fauces del estado
mientras nos mentalizamos que alguien tiene que morir.

 

Prisión

Abres la ventana, esperando encontrar rostros familiares,
ves pasar las máscaras de la tragedia y la comedia,
(los sientes familiares)
cierras los puños, ruges, o maúllas (depende de tu carácter)
y tu rostro muta en el de las bestias del vulgo

Has de recostarte,
ocupar una posición fetal,
maldecir el nacimiento,
renegar de la muerte,
observas tus manos por más de diez minutos,
te has dado cuenta que hay saltos que no puedes dar
porque nunca has tenido piernas,
sabes bien que el fuego aún con otros nombres
quemará con la misma intensidad.

Revisas tus memorias,
(las memorias de otros)
besas como niño virgen,
los pechos de tu amada,
dudas antes de probar la copa,
has elegido desayunarte el mundo,
abriste de nuevo la ventana,
tienes la dentadura perfecta,
pero ya no tienes hambre;
finalmente te has alejado del mundo.

acerca del autor
Josué Andrés

Josué Andrés Moz, nace en San Salvador (El Salvador), en 1994. Escribe desde muy temprana edad, es amante de las artes en general. Se dedica a la poesía, pintura, dramaturgia y cuento. Actual miembro y fundador del colectivo cultural Metafília. Ha compartido su trabajo en diversos recitales y talleres a lo largo del país. Fue jurado en el certamen de poesía “Chalatenango escucha mi voz” del año 2014. Sus poemas han sido publicados en revistas electrónicas. Ha participado en la antología “Ritual de besos” y está a la espera de la publicación de “Antología nueva poesía y narrativa hispanoamericana” y “A la izquierda del corazón Vol II” que verán la luz a mediados del 2015. A la vez está a cargo del blog “Bohemia Avenida” donde difunde parte de la actividad artística actual.