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Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 3 2016
La poesía del yo de Corina Kerst

UN IRSE

Y si,
otra vez me envuelve este desatarme,
un irse.
Las puertas abiertas bambolean al viento
que juguetea con ellas,
y de golpe la fuerza cede
y de golpe se cierra
y acá yo me quedo
con este pozo en el vientre.
Y si,
Es un despertarse de pronto y darse cuenta.
Es el oler lo que nos susurra el viento
cuando las flores nos quieren
recordar de esas cosas,
como de todo un poco.
El uso simple de las nostalgias.
Y si,
es otro irse a lo viejo.
Es otro recaer en las redes
que teje lo relamidamente cotidiano.
Es eso
un escalofrió helado en el medio del prado.
Una cosquilla en la pierna descalza,
algo que nos deja, pero sin dejar de avisar
que se va.


NATURALEZA

Ya quisiera abrirme el pecho
con las manos
en este instante de entrega al mundo
Soy cordero
Quisiera ser devorada por el aire,
ser agua,
que pájaros que me picoteen la carne
hasta no ser, para ser todo.
Momento de sentirme más vulnerable
que el pasto a mis pies
Quiero ser yo a quien pisan
De piel verde,
ser vapor.
Violetas.
Salir de este saco de dermis fisiológico,
mecánico.
Ser ese pájaro ahí,
posado en el horizonte del tiempo,
salir del 6 am y el <<Si Sr. >>.
Mimetizarme
ser luz.
Si sólo el viento soplase las partículas mías y el espíritu fuese
parte de ese todo.
Que me trague entera
o tragarlo.
Ser musgo, o roca
o simplemente
ser.


LA PUNA

En el valle
soy un cardo entre miles.
Pero aun así solitaria.
Me atraviesan los ocres
y el azul punzante del cielo que se traga todo.
Acá no hay nada.
Nada mas que paz y años de existir,
años de vivir
azotado por el viento y la arena.
Invadido por los caprichos del tiempo.
Sometido a ser todo,
a absorberme,
a hacerme respirar.


SILENCIO

Un paréntesis vacío;
una estación desierta:
Tu silencio.
Una fuga;
una pérdida, pinchazo.
Un agujero por el cual se cuela
todo lo que me define.
¿Dónde estás?
¿Que nos pasó?
Y de golpe acá me tenés
vomitando miedos.
Tratando de levantar pedazos de mi misma
que tu silencio tiro en las veredas y en los charcos.
Intento levantarlos y meterlos en mis bolsillos.
Guardarlos para más tarde tragarlos;
llorando.
Porque, ¿qué soy sin tu presencia?
¿Qué queda de mí después de tu silencio?


2.30 A.M.

Y ya ni sé que hay, cuando estas horas me reciben con su blandura sofocante.
Cuando mis dedos ya acarician la oscuridad del terciopelo que llama y atrapa mis
manos anudadas.
Pasos nerviosos acechan estas frías baldosas con pies descalzos, en círculos
de vicio.
Un eterno explotar de tanta nada.
El mundo flota alrededor de mis ojos
desinteresados
                y acá algo pasa
 
Pero no logro meter mis manos en esa lana atorada a mis pulmones,
una pared fría acepta esta
cabeza atontada con nudos de musgo.
Basta de tanta fuga,
basta de este tedio que se pega al pecho. Una viscosa garrapata.
Sarta de pensamientos.
Bollo de pus.
Nódulos de asco.
                Y ya no se respira en tanto vapor.
          ¿Y cómo ver esto que rompe, que huye,
que escapa pero sólo tirando de mis entrañas
y arrancándome lágrimas de no comprenderme?
 
                Y ahora quiero vomitar
Vomitarlo todo
 
Cuadernos escupidos con mi ser.


VERTE DESDE LEJOS

Y ahora solo puedo mirarte y sonreír.
Entender que es normal el vértigo que siento viendo esta grieta crecer entre nuestros pies atorados por decisiones difíciles.
La carrera eterna de los días sopla los miedos,
Los aparta.
Y ahora solo puedo meter las manos de lleno en el barro.
Sacar la estopa,
Seguir cortando el pasto,
Remover la tierra,
Lavar los platos,
Una y otra vez.

Verte desde lejos,
Saber que estás bien.


TRANSCURSO

Y abro las ventanas, como si el viento frio se fuera a llevar un poco mis penas.
Las dejo abiertas para distraerme, dejando entrar fantasmas que luego vomito por las noches.
Los voy acumulando, como anécdotas o historias. Porque es más simple un borrador. Es más fácil un ensayo.
Lo difícil es aceptar que en este caso no hay noche de función oficial,
Solo hay vida que pasa
Como este viento que entra por mis ventanas,
Llevándose cosas;
Dejando entrar otras.

acerca del autor
Corina

Corina Kerst nació en Buenos Aires, en 1988. Comenzó sus estudios de sociología en la Universidad de Buenos Aires. En 2010, continuó sus estudios en París, donde los finalizó en la Universidad de la Sorbona en 2011. Residió en la Ciudad Luz durante seis años habiendo comenzado una carrera de educación que la hizo viajar después a Londres, donde reside actualmente.