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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
1 3 2016
El color de las pulgas (novela) por Mario Marín

Inventamos nuestra vida a cada momento, construimos una realidad paralela en un territorio con doble titularidad, la nuestra y la de los demás. Yo controlo el tiempo y lo tengo todo. Yo invento. El Invencionismo es una pose incontaminada, arcano puro. Es ver venir los problemas y no solucionarlos; rodearlos. Los invencionistas pensamos que existe la satisfacción, después la dicha, después la alegría y por último la felicidad. La felicidad es para los invencionistas. Nosotros pensamos que lo que no se piensa no existe. No existe el escándalo, ni lo prohibido, ni lo amoral, ni lo peligroso, ni lo uniforme, ni la familia tipo, ni el polvo perfecto, ni la mejor mamada, ni el mejor culo, ni lo adecuado, ni lo correcto. Tampoco existen los malos tiempos, porque a Andrés, gracias a Dios, nunca le falta el hachís.
El color de las pulgas es una historia de entrega, de fallos, de gusto por el exceso. Un relato de surrealismo primigenio y balbuceante, un esperpento metacostumbrista, un camino sin salida. Es, en mitad de la cotidianeidad más sobresaltada, una póliza de lealtad firmada por todos. Domingo lo describe sin tachaduras cuando habla de Juanita en los primeros momentos. Ahora a mi lado estaba Juanita, un bujarra tan bonito como el recorte celeste de las tardes sobre la retama, en La Bota, sobre la arena, sin toalla, con un litro y un porro. Juanita es amigo del barrio desde siempre, muy maricón desde chico. Bajaba a la plazoleta con las uñas y los labios pintados y se ponía de portero. Era buenísimo. Y sin miedo. Se te tiraba a los pies y se dejaba media carne en el cemento. Después se levantaba rápido, muy parguela, con el balón contra el pecho, y se ponía a gritar, que había que cerrar más, que delante solo uno. Sabía mandar. Un máquina, sin guantes, sin rodilleras, siempre con la camiseta de portero de su hermano. Un amigo de verdad, sin miramientos ni paraqués.
Con una estructura de andamios cruzados, ésta es en resumen, una historia sustentada sobre el concepto más ortodoxo de gueto, sobre una escenografía marcada por un territorio crisálida, donde un grupo de siete amigos miden su vida por la calidad de los porros y la ausencia de problemas, cuando, accidentalmente, tienen que deshacerse de un cadáver. Lo que como en otras ocasiones no había sido sino otra aventura más de sexo de vecindario, de repente se convierte en una ventolera imposible que amenaza con llevarse a Julito por delante. Domingo traza un boceto de plan que va reinventándose con cada día que pasa. Si en un primer momento, eliminar todo rastro de una muerta, parece muy al alcance para individuos hechos a la calle, la realidad deviene en comedia derretida y surrealista. Mezclar personalidades asociales y en permanente estado de toxicidad con las trazas de la más mínima disciplina, es una estrategia fallida en su propia concepción. La imposibilidad para la seriedad y el agarre continuo al hachís y al alcohol, hacen que cada paso adelante conlleve tres o cuatro para atrás.  
Pero también es una historia de amor trágico y doloroso, áspero y rotundo. Un amor, el de Domingo con Luisa, de perfil discontinuo y elástico, marcado por los problemas mentales de ella y el compromiso con el relativismo de él. Un amor bacheado por los abandonos estacionales de Luisa, inmersa en su poza, en su territorio ya saldado. Un amor solo hilvanado, un amor mostrenco. El mismo amor que ha creado las más importantes obras de la literatura universal o las más pequeñas. Historias como ésta.

acerca del autor
Mario

Mario Marín, Aroche, Huelva, 1971. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Actualmente su desarrollo artístico lo desplaza de la literatura a la creación plástica en un ida y vuelta continuado y a veces paralelo. Desde 2001 publica en varias revistas de literatura y es premiado en numerosos certámenes, como el Relatos Cortos Ciudad de Isla Cristina en 2005, el Villa de Fuente de Cantos en 2007 o el Cosecha Eñe en 2012. Su obra aparece en varias antologías y en distintas publicaciones. En 2002 publica el híbrido “Mis lástimas preferidas” en la Editorial Cacúa; en 2003 “Le Petit Bubon” en la Editorial Essan y en 2015 “El color de las pulgas” con Ediciones del Viento. Invencionista por credo. Activista performer. Desarrolla proyectos. De sólida formación artística y escaso interés por la prudencia, plantea sus propuestas como escenarios estéticos y necesariamente desollados.