Jueves 28 | Marzo de 2024
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
4 7 2016
Alexis Soto Ramírez o el renacimiento de la palabra bien templada

ÚRGENME

úrgenme tropos ahora
que recorro ensimismado la baranda
(por donde ya pasé otras veces la mano)
pulida como una piedra que saliera del mar
o como aquél palo gastado por la ola
que rememora en sueños
el árbol ya ido

úrgenme ahora aquellos tropos
que acudían a mi melena
en tropelías empujándose
tratando de ganar prominencias
por las calzadas alocadas
los tropos corriendo
cortinas que no merecen espasmos
silencios donde la carcajada irrumpe
cual si cavilara su próxima osadía
sin permiso ni sombra
huyen hacia lo lejos rozando
agolpadas indiferencias

yo que voy desangrándome
gota a gota en cada palabra
anhelo ahora nuevos tropos
seco de pasajeros sosiegos
para la sed que ametralla los domingos
y sin espuelas de martillada plata
la sobriedad de los espacios predispuestos
en el ardiente huir de los tropos densos.

 

POR DONDE PASA EL PAN

por donde pasa el pan se aprecian su corteza dura
(mientras su centro se cuece discretamente)
y la humedad de los pozos por el musgo
queriendo alborotar en la grieta
parásitos rondando pasarelas

el pan que se demora un día hambrea
de humedades como hambrea
la gloria de sacrificios
si por ejemplo se agrandasen los ojos
más allá de la fogata por el rincón perdido
por donde se agazapan huyendo los misterios

cierto es que hay más ruido que concierto
pero de ese alboroto también surge
la nota que cautiva al sillón de los portales

escuchar relatos de una tibieza melancólica
por notables camisones que la sombra proyecta
contra el sol por el aire meciendo
aquella rama polémica que quisimos cortar

no me den más del mismo legajo
por donde el yo tiembla y roza
en el pozo al mediodía
con grandes ojos la quietud del agua
bajo la impiedad del sol

al mediodía se tejen los más macabros sueños
como el de ir a cantar por el arroyo
saboreando de un solo golpe la montaña
sin embargo la oreja se llena
de un amargo acumular de óxidos
que van dejando la pólvora
y la metralla del péndulo
así es que podemos intuir la metafísica
incoherente del prestidigitador
que va resolviendo su miedo
con descuidados brochazos
tal como se hilan sin torsión estas palabras

no me den ya más del mismo legajo

que de la puerta al universo solo llegamos en el once
(con un doce romperíamos la ligadura)
y entonces el árbol nos parecería tonto
aunque la magia de lo inmediato triunfa
y lo lejano es una trampa bien concebida
por payasos que resultaron no ser tales
y cuando se retiran se descubren
           por su polvo de arroz
y no consumen la sal que deja
la ola sobre el pergamino

no me den por favor ya más del mismo legajo

 

BUSCO

Busco en escaparates desdichados
alguna ropa que me sirva
alientos perentorios
fragmentos que abarquen
la infinitesimal
coartada de las células.

Cuando rozamos, en sempiterno duelo,
la seda en la solapa del recio traje real
el espejo mojado por las salivas incoherentes
se retracta, proyecta escarapelas
penetrando en la noche pendenciera
de gastados efluvios.

Otros serán los que perduren
el hielo de la razón se enfrenta al rojo
caimán enfurecido.

Capulín de presumidas tardes
por extravagantes gansos asiáticos
acosado. Sellamos un pacto
desde antes traicionero
cuando la niebla en la mañana
aún no cedía.

Otros serán los que fusilen
con enconada fruición de abeja
alrededor del sillón de los abuelos
o en fugaz fragata
resinas que     por maderadas gotas
sin premura descienden.

Por mares inquietos
los inquilinos de la tierra
van pasando. Su permanencia
por pasillos de mármol
inútilmente iluminados amaina.

Rumbo sin celo    anhelo sin sobresalto
hundiendo cuchillos en la carne joven
que emana del coto
buscando pedazos de humanidades
látigo amargo que culebrea
por los sucios espacios metafísicos
bajel cargado de cínicas mercaderías
agobian su serena manera de acortar distancias
y sin disimulo agrupa perdices
orugas de verdes acuarelas.

No encuentro, ya lo dije
ninguna ropa que me sirva

el mercado ya cerró
y ahora nos envía sus silenciosos perros
por los bosques eternos de la duda
desguazando.

 

VERDES LANAS PROFUSAS

La llanura con sus ondulantes
montículos se expande
como un mar de verdes
lanas profusas. Nubes
de polvo seco arrullan
mi seco corazón de ahora.

¡Qué decepción
el rodaje de este tedioso film
ahora amarillento
y lleno de arañazos!

En algún lugar habré dejado mis llaves,
para salir, o entrar, no recuerdo.
Si me alojara en aquella llanura que evoco
para siempre sentiría el dulce cantar de los grillos
o de las tibias cigarras del insomnio.

Si me acudieran de golpe esos extensos
ondulantes prados de la infancia.

A veces se me pudre el anhelo.
A veces, también, podría abrazar a todo el mundo.

Cuando no quedan fiebres primordiales
nos da por adentrarnos en el sueño a altas horas
sin dormir
acribillando mares de nostalgias expansivas.

Nos columpia a ratos un vaivén victorioso y falso.
Por la pradera de ocasionales vacas divagan mis penurias
hondas amarras arrastrando por llanuras
ondulantes de verdes lanas profusas.

acerca del autor
Alexis

Alexis Soto Ramírez (La Habana, Cuba, 1967). Recibió el Premio Luis Rogelio Nogueras en 1992 con el poemario «Estados de Calma» (Ediciones Extramuros, Cuba 1993). Poemas suyos aparecieron en la antología «Algunos Pelos del Lobo. Jóvenes Poetas Cubanos» del Instituto Veracruzano de Cultura, 1996. Ha publicado en revistas literarias de los EE.UU, México y España. En Febrero del 2016 publica el libro de poesía «Turbios Celajes Intrincados» (Ediciones Lenguaraz, EE.UU). Actualmente reside en Maryland, EE.UU.