NOCHE

Se oyen ronquidos de otra habitación,
los perros ladran a lo lejos y entre estas paredes
el silencio tiene algo de inquietud.
Un enjambre de datos hostiga mi paz,
brazos brotan del espejo,
alas se agitan en la oscuridad,
las arañas entretejen los rincones
y una lechuza canta en el guayaibí sobre el techo.
En “Letanía” una mujer había sangrado bajo la luna.
Y en la “ciudad sin sueños” las criaturas
de la luna huelen y rondan las cabañas.
Percibo una existencia más profunda que el ser y la nada,
un complejo de humanidad más allá de este sistema binario.
El insomnio desfallece en mis manos. Afuera
están otros hogares, con otras habitaciones
donde procesan el amor, el sueño, la revolución,
la soledad, una lágrima… la eternidad.
Mientras la noche camina alrededor de casa
un ruido como de aljibe suena en mi alma.

TRAZO FINO

Los dedos rozan tu cuello, me miras desde abajo,
no estamos aislados, veo constelaciones en tu mirada
y es donde caigo, soy consciente, no somos dos,
los astros son testigos de cada mínimo detalle nocturno.

La existencia una dramática melodía
tiñe nuestra esencia,
señales ancestrales encienden portales,
no me permitas entrar indiferente
en esas puertas que ilusas se aparecen,
dibújame una en las dimensiones de tu encanto.

Esta noche el amor camina en nuestras pieles,
no nos atrapemos en la pena del último beso,
píntame el rostro cada día con ese pincel de trazo fino.

Yo sé que existe un sitio desconocido
que nos está esperando, vamos inspírate,
dale a mi vida los últimos detalles
con ese pincel de trazo fino,
después de esta noche, intuyo algo,
yo no sé, si son los astros o la luna
pero creo, lo denominan destino.

INSOMNIO

La noche me llama
a pasear por un remoto patio,
y una eterna mañana
que acecha fastidiosa y desganada.

La noche me envuelve
en las fobias de mi niñez,
en la oscuridad del corazón.

La noche me imita en el espejo del baño,
me ahoga en la inmensa cama,
me señala el techo y las calles.

La noche quiere que vaya,
no deja descansar los párpados.

La noche es persistente,
perturba la mente,
se desliza sobre árboles
alimentando el silencio.
No entiendo su lenguaje
pero algo quiere de mí
y necesito su calma.

La noche me ha retirado
encerrándome en misterios.
Está desértica noche es una serpiente
que se acerca a mi cuello.

LEJOS DE TU NOMBRE

Tu sangre flotaba en un sinfín de espejismos.
Eras un pálpito descubriéndose ante la vida
y yo una sombra hincándose ante el papel.

Estuvimos tan expectantes al llamado
que no oímos las voces de revolución,
a veces uno lo tiene tan presente
que al saberlo propio lo olvida,
vos creíste escucharlo y partiste,
allí se quebró nuestra alianza,
apareció la ansiedad y nació la sentencia.

Ajena a tu virtud, volviste los ojos duros al origen
mirando cubierta de primavera, pero al cerrarlos
una niña se angustiaba lejos de su nombre.
De la melodía que intentamos bailar
solo quedo una rebelde y un transgresor.

Ahora te imagino con sed,
hay paredes y la fatiga huele a sueño.
En el laberinto ya no buscas la salida,
ahora duermes con el minotauro.
Y te admiré, te admiro, si, a la intemporal,
a la que ha dejado su reflejo en una página,
a la que veo a menudo
y que tantas noches vagando a lo Rimbaud,
la encontré hermosa bajo la luna
y solo hice silencio y vagamente sonreí.