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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
7 8 2018
Don Quijote y la locura por Aníbal Monasterio Astobiza

Américo Castro (1925/1980), filólogo y cervantista, promueve una exégesis hermenéutica más valiente y afirma que Don Quijote nos muestra los límites de lo razonable. Cervantes refleja su talento creador dibujando dos personajes tan diferentes e independientes, pero que cuando coinciden son complementarios, como lo son la razón y la emoción. Ortega y Gasset (1917/1985) vio en Don Quijote y Sancho Panza una condensación del realismo y el idealismo, la fantasía y la realidad que apoyaba su visión perspectivista del mundo.

Este personaje del siglo XVII que sufre un desapego de la realidad por la lectura de libros de caballería y tradición griega y latina que le produjo la pérdida de su identidad original (Alonso Quijano) para convertirse en el Caballero Don Quijote de la Mancha ha dado nombre a un síndrome  psiquiátrico en honor a Cervantes conocido como el síndrome de Don Quijote: transformación neuropsicológica y/o cambios en la conducta asociada con la lectura  (Iniesta 2011).

Don Quijote ha recibido un gran número de interpretaciones médicas y psiquiátricas. No solo porque esta obra de Cervantes, considerada como una de las más importantes de la prosa occidental y para algunos la primera novela del mundo, contiene numerosas referencias de casi todas las especialidades médicas, sino porque el mismo personaje de Don Quijote es un epítome de la ciencia médica; en concreto de la psiquiatría.

En Don Quijote hay epilepsia, parálisis, migrañas, traumatismos craneoencefálicos, insomnio, trastornos del sueño, alucinaciones, delirio... Cervantes se nutrió de información neurológica de Juan Huarte de San Juan, filósofo y médico, y Dionisio Daza Chacon, médico; ambos del siglo XVI. Fruto de su importante documentación y su talento literario Cervantes creó un personaje que ha ocupado un lugar central en la cultura popular.

“Del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”. Así describe Cervantes una enfermedad mental transitoria  sufrida por su personaje. En Don Quijote, el héroe epónimo, es dominado por una fantasía voluble que le hace experimentar delirios de grandeza y perder el juicio. Su acompañante, Sancho Panza, no muy lúcido, comparte en buena medida sus delirios que erosionan y nublan paulatinamente su raciocinio también, dando cuenta de un caso de trastorno psicótico compartido o folie à deux.

No obstante, los diagnósticos póstumos o retrospectivos en el mundo literario corren el riesgo de ser un ejercicio vacuo de mera especulación como bien describió la lectura interpretativa de Miguel de Unamuno en una conferencia que pronunció el 10 de Abril de 1905 en Salamanca. Unamuno dijo: “de cuantos comentadores caen sobre El Quijote, no los hay más terribles que los médicos. Al punto se meten a escudriñar hasta su terapéutica”.

Al margen de las especialidades médicas reflejadas en la obra de Cervantes, y el interés que despierta para la actual neurología y psiquiatría, la novela es pedagogía y propedéutica para la vida mediante ejemplos hilarantes y cómicos. De todas las obras del canon solo una pequeña fracción consigue leerse a día de hoy con disfrute. Y sin lugar a dudas la novela de Cervantes está entre ellas.

Han leído con fervor esta novela gentes ilustres como Freud, Unamuno, Ortega, Sydenham… y la siguen leyendo miles de escolares en formación, así como lectores de todo el mundo. En este caso, sí es cierto, tanta gente no puede estar equivocada. La primera novela del mundo, de acuerdo a su concepción moderna, sigue siendo vigente.

Un recurso extremadamente eficaz utilizado por Cervantes para seguir apelando al imaginario literario y poético más de cuatro siglos después es la metaficción. Un lenguaje de segundo orden, auto-referencial, donde la propia ficción y sus mecanismos se vuelven objeto de discurso y atención.

Don Quijote es una sabia locura. Daimon que atiza y resiste lo convencional y la norma. Nunca dejemos de cultivar nuestro Don Quijote, aunque nuestro pragmático Sancho Panza nos diga lo contrario. Porque la vida esta tejida de materia de sueños, los mismos sueños que empujaron a El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, popularmente conocido por Don Quijote.

 

Referencias.

Castro A. (1925/1980) El pensamiento de Cervantes. Barcelona. Editorial Noguer.
Iniesta I. (2011), El síndrome de Don Quijote. Neurología. 26, 316-317.
Ortega y Gasset  J.(1914/1987) Meditaciones del ‘Quijote . México Rei.
Orwell G. (1941)‘The Art of Donald McGil” Horizon. London.

acerca del autor
Aníbal

Aníbal Monasterio Astobiza, Madrid, 1979. Obtuvo su licenciatura en Filosofía por la Universidad de Deusto, Máster en Psicología Social por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea y Doctor en Ciencias Cognitivas y Humanidades por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Actualmente, es investigador posdoctoral del Gobierno Vasco, visitante académico del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics de la Universidad de Oxford e investigador posdoctoral en el Center for Bioethics de la Universidad de Harvard. Es miembro de diversos proyectos de investigación nacionales e internacionales.