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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 4 2019
El Desierto de los Réprobos por Francisco Guzmán Marín

(SIN TÍTULO)

Ausentes de memoria
mis pasos no conocen
de nostalgias
ni retornos
forjadas por el viento
sus huellas se confiaron
al recuerdo de la arena
y las rutas del venero
aguardan al refugio
de la mar
cómo puede perderse
quien en la marea
del desierto
al nacer ya se ha perdido

 

(SIN TÍTULO)

Salve el numen la ventura de mi suerte
que de la condena eterna me absuelve
allende los sumarios juicios de la muerte
nada temo pues del oprobioso olvido
en la anónima muchedumbre
que plañidera ilumina con sombras del Hades sus reproches
nada recelo entonces del nauseabundo Tártaro
la promesa amarga de sus suplicios
nada me arredra luego del Gî-Hinnom
la carcoma infinita de su ejecutor gusano
ni la supresión de su fuego incandescente
nada me asusta en tal virtud del infierno
la vacua orfandad del divino repudio
y la sentencia imperecedera de sus tormentos
ya he deambulado nacido desfallecido
en la absurda soledad ausente de sentido
de los réprobos el desierto

 

(SIN TÍTULO)

Yo no tengo un viejo álbum de recuerdos
cansado baúl personal donde resguardar
celoso mis nostalgias
no lo perdí en el huérfano desconcierto del olvido
ni tampoco por fatal descuido
lo abandoné al corrosivo mascullar del tiempo
es sólo
es sólo que la fluida transparencia de mi memoria
se ha teñido de indecibles jirones de tormenta
de insondables desgarramientos del abismo
y evanescentes rencores del silencio
la historia de esta vida mía
no es más que una breve estela de indefinibles huellas
confiadas al hielo
en el fragoso oratorio del verano
Yo no tengo un viejo álbum de recuerdos
desojado archivo personal a donde custodiar
fanático las gastadas omisiones del pasado

 

(SIN TÍTULO)

Es mi cuerpo el rescoldo desventurado
del desaliento pesimista
y el odio infectado de los dioses

extensa corrupción macerando
a la expiación divina de la culpa

Es mi alma el deseo rezumado
de la irrefragable pasión
y la vocación instintiva de la carne

intensa volición apeteciendo
a la pagana perfidia de la inocencia

 

(SIN TÍTULO)

Sueño al viento en primavera
con anacoreta fe misionera
deseos
augurios
y esperanzas
mas cosecho luego en las fortuitas
tormentas del verano
furias
arpías
y quimeras
a la nostalgia soledad del otoño
restaño irredento
en vano
la abisal indiferencia de mis heridas
vacías
cínicas
y antañas
asilo avaro
en la cálida inclemencia
del profuso invierno
ironía
sedición
y demencia
impelido
tan sólo
por la esquizofrénica voluntad
de continuar tras la obsesiva senda
de mis pasos
transcurriendo
las venenosas hiedras
la ígnea sed
la ingrata amnesia
y el rumiar sordo
del eterno retorno de las eras

 

(SIN TÍTULO)

Por qué necio luchar contra los voraces avatares del desierto
si la inexorable gracia de Las Parcas
ha tramado de la mía existencia los feroces derroteros
con la evanescente facundia de las estériles arenas
el estridente silencio de las ausencias invocadas
y la insensible corrosión de las eras sin tiempo arrostradas

Por qué empecinado escapar de los aviesos agravios del desierto
si la omnisciente providencia del Demiurgo
ha decidido del mío sino los furiosos devenires
desde el pavoroso meandro indolente de exteriores
la demoníaca transparencia de un cielo excedido de rapiñas divinidades
y el reseco transpirar de un aire hastiado de oraciones

Por qué porfío en conjurar las codiciosas intemperies del desierto
si la ineluctable confabulación de los astros
ha dispuesto de la mía vida los implacables veneros
en el bramido devastador de la efímera tormenta
la neurótica reclusión del oasis condenado por la esperanza
y el delirio de encontrarse tras el falaz reflejo del abismo

Cierto no es mi trágico dilema el verme arrojado en el misántropo regazo del desierto
despojado de fe memoria razones y sentidos
consumiendo las carnes de mi alma en la fisión de erráticas pasiones
sino esta atroz rebeldía de inmolarme sin reservas al sacramento del vacío
no nunca nunca ha sido el existencial drama parmideano del ser o no ser que desgarra el humano pesimismo
sino este indigente afán de soñarse a solas compartiendo con alguien más el mismo sueño

 

(SIN TÍTULO)

No hay centinela en el cielo
atestiguando mi deseo
ni tampoco hay celador en el infierno
acechándome el miedo
ni siquiera hay confidente en el mundo
inventariando mis memorias
por doquier todo es yermo
desierto
la soledad es el gran demiurgo
la existencia es un vasto erial
sin sentido
sin significado
sin cardinales

 

(SIN TÍTULO)

¿Quién puede amar un ser roto?
Pregunto
¿Quién puede amar un ser roto?
quebrado
fragmentado
deshecho
imposible de restaurar
pues no existe argamasa
capaz de volver a suturar las piezas
incompletas
devastadas
escasas
utópico discernir
la forma que nunca fue
más sólo residuos de ser
indefinidos
contrahechos
andrajos

¿Quién puede amar un ser roto?
Pregunto
¿Quién puede amar un ser roto?
fracturado
destrozado
despedazado
polvo escurridizo
para ser arrojado al viento
en el sigilo del pecado
negado
infame
abominado
monstruo aterrador que afrenta
las sádicas esperanzas del pasado
y los insufribles recuerdos del mañana
repudiados
despreciados
encubiertos

¿Quién puede amar un ser roto?
sombra injuriosa
que va por el páramo
lagrimando versos
malditos
exasperantes
desolados

¡Y aún me preguntan
cabreados
a qué honra
mi empecinada
misantropía!

¿Quién puede amar un ser roto?
Pregunto.

acerca del autor
Francisco

Francisco Guzmán Marín, escritor y profesor-investigador mexicano, se desempeña en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) desde 1991. Reside actualmente en la ciudad de Morelia, Michoacán, México. Ha publicado libros académicos, ensayo, narrativa y poesía. Entre los ensayo publicados se encuentra: “La Trágica Experiencia de la Alteridad” (2000), premio de Ensayo “Alfonso Reyes” de 1998; entre los libros académicos se encuentra: “Los Mundanos Dados de la Contingencia” (2008); y entre los libros de poesía se halla: “Sibílina Embriaguez” (2014).