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Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
17 5 2001
"Los Arlequines y las máscaras de Olga Luna" por Héctor Loaiza
En lo que atañe a la serie de sus "Arlequines", Gilbert Lascault termina por precisar: "O todavía, ella pinta, dobla y esculpe rombos, estrellas, triángulos, prismas, cristales, puntas de diamante. La ropa y el alma de los Arlequines son variopintos, abigarrados, disparatados. Son el emblema de la pintura policroma. En un extraño quiasmo de líneas, las pasiones y los sueños se cruzan, se atraviesan, se entrelazan, se trenzan, conspiran." La pintora peruana se instaló en París en 1972, donde hizo teatro con la compañía Magic Circus dirigida por Jerome Savary. Tras haber abandonado la escena, se consagró por entero al arte, cuyo resultado será una serie de lienzos inspirados del "Don Juan" de Molière y de los personajes de la mitología griega como Sísifo, expuestos en los años ochenta. Pintados con trazos rápidos y seguros, esos cuadros estaban muy impregnados -como es natural en ella- de teatralidad y de ludismo. En el Museo Municipal de Creteil, Olga Luna muestra actualmente obras que reflejan su búsqueda plástica sobre el tema del Arlequín, personaje de la comedia italiana, pletórico de simbolismo. En el catálogo de la exposición, Dominique Fournier señala: "Arlequín no es ni un diablo, ni un bufón. Salvo si consideramos que tales individuos tendrían como función primera ayudarnos a pasar al otro lado del espejo." Esa es una de las funciones del teatro, la de conseguir que el espectador penetre en el reino de la fantasía. Fournier entabla un diálogo con el Arlequín: "Tras haber tomado, antaño, la apariencia de una criatura maléfica, te has convertido en uno de los actores decisivos del jaleo y de su estruendo, antes de imponerte con los rasgos de un pícaro empedernido más o menos seductor." El conocido catedrático y crítico de arte francés, Gilbert Lascault escribe sobre el Arlequín: "Goloso, glotón, tragón, ágil, libidinoso, sensual, sutil, hábil y a veces torpe, ingenioso o a veces grosero, diestro y muy rara vez torpón, bufón, guasón, escamoteador, travieso, pícaro, tramposo alegre, malabarista, a veces castañeteador de dientes, siempre insolente, Arlequín hace volteretas, piruetas, salta, bromea, zahiere, mistifica, engaña, finge, hace muecas, imita." Picasso también se inspiró en 1905 de este curioso personaje. Gilbert Lascault cita un texto de Apollinaire sobre las obras de Picasso: "los arlequines viven con atavíos cuando la pintura acoge, recalienta o blanquea sus colores". Según el poeta francés, los arlequines andróginos "acompañan la gloria de las mujeres; se parecen a ellas, ni machos, ni hembras". Buscando las fuentes de inspiración de la artista peruana, Fournier observa: "A través de la ilusión cultural, incita a la pintora a crear una obra que llegaría a casi confundirse con la simple huella." Con respecto al medio expresivo que ha escogido Olga Luna, los montajes de sus obras, para hacer más real su reconstitución de una historia personal (o colectiva) -como ya lo señaló Susana Klengel- compuesta de desapariciones, ausencias y permutaciones, Fournier señala: "Y si nos detuviéramos en el instante en que la mirada llega a expresarse. Rostro o representación fotográfica, caja o no caja, elementos de un conjunto o llamas inciertas surgidas de individuos sorprendidos en una unicidad angustiante, los ojos nos siguen y, de cierta manera, reclaman que los consideremos de retorno para obtener el derecho de acceder a la vida."
acerca del autor
Héctor

Olga Luna (Lima, 1947) reside en París desde 1972. Hizo estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima y empezó su carrera artística haciendo decorado para el teatro. Fascinada por la cultura psicodélica a comienzos de los años setenta, partió lejos de su país para nutrirse de imágenes, paisajes y rostros de Latinoamérica, de Nepal, de India, Irak, Irán y Afganistán.