En las democracias occidentales, en Europa del este, en Oriente y en los países emergentes reaparecen ideologías regresivas, fenómeno al que yo llamé la “nostalgia del Eterno Retorno” en mi novela Le nómade stellaire (2): la reivindicación de la grandeza del pasado, de lo particular, del grupo étnico y la negación de lo universal. Una generación de jefes de Estado populistas reclama un Nuevo Orden Mundial. La elección del presidente Trump, con su lema “América primero”, acentuó aún más la política de aislamiento y el vacío dejado por EE.UU. en el mundo. Esto empezó con la renuncia del presidente Obama a intervenir militarmente en Siria donde Assad, el tiranuelo sirio, masacraba con armas químicas a sus compatriotas opositores con el pretexto de combatir a los yihadistas, lo que permitió la intervención armada rusa en defensa de sus aliados sirios y su presencia en Medio Oriente.

En este contexto se desencadenó en diciembre 2019 en Wuhan (China) la pandemia del Covid-19, mostrando las fracturas del mundo. Diversas tesis explican sus causas:
La ecologista, la Tierra fue agredida y transformada por la actividad humana durante los dos siglos de la segunda revolución industrial basada en la utilización de las energías fósiles (alteración del ciclo del agua y del ecosistema) que han provocado el cambio climático.
La conspiracionista, una potencia que pretende llenar el vacío dejado por EE.UU. ha contaminado con el peligroso virus al planeta entero gracias al turismo de masas. Francia construyó en 2005 un laboratorio tan hermético como un submarino nuclear en Wuhan (China) para que los científicos de este país investiguen los virus derivados del SRAS. El gobierno chino no sabe cómo explicar las circunstancias de la aparición del paciente cero que contagió al mercado de Wuhan cercano al laboratorio. ¿Simple coincidencia?
Desde el 9 de marzo, los complotistas empezaron a difundir en la Red extractos de la conferencia de Bill Gates, el fundador de Microsoft, dada en 2015. Alertaba en ella sobre el peligro de una epidemia viral que podría causar más víctimas que una guerra. Su conferencia fue distorsionada por los conspiracionistas dando a entender que Gates provocó la pandemia. Los fake-news en ese sentido se difunden a la velocidad de la luz sobre todo en Rusia, China, Irán y en las redes de los partidarios de Trump.

En conclusión, dos visiones del derecho internacional y del mundo se enfrentarán en los próximos años: por un lado, la de los países que creen todavía en el multilateralismo y defienden la Carta Mundial de la ONU, basada en los derechos imprescriptibles del individuo y la otra, la de los partidarios de los intereses de cada nación y de un derecho que defienda la soberanía de cada estado (por más que éste sea una dictadura o una autocracia).

(1) Editions L’Harmattan, París, 2018, 398 pág.
(2) Según Alexander Douguine (1962), propagandista de la doctrina eurasiana, Rusia constituye un tercer continente entre Occidente —materialista y decadente— y Asia. Sostiene que la civilización anglo-sajona, protestante y de espíritu talasocrático se opone a la continental ruso-eurasiana, ortodoxa y musulmana, de espíritu socialista. Con la visión geopolítica de Eurasia, Putin pretende construir un bloque continental para combatir la potencia mundial “atlantista” que representa el mal y arrastra al planeta entero hacia el caos.