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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
25 5 2001
"Heloisa Novaes: Celebración profana del misterio" por Fernando Carvallo
Todo el desafío de su arte consiste en hacer perceptible el silencio, salvándolo del ruido y el furor del mundo. Para ello recurre a una sutil gama cromática, a un elaborado tratamiento de la figura humana y a la composición rigurosa de un espacio de enigmas habitado por objetos y personajes sin perspectiva. El resultado es una obra sugestiva y coherente dominada por un clima de misterio que invita al espectador a entrar a su propio mundo interior, en el que los colores pueden corresponder a la geografía del alma: "Finalmente encontré el azul. Sin embargo, he tenido que sacrificar uno de los rojos, suavizándolo con beiges dorados para que el azul salga triunfante y se imponga en toda la tela, a la manera del enamorado absoluto". Los cuadros se organizan en tres familias: los tótems, las naturalezas muertas entrelazadas y las escenas oníricas. En los tres casos una forma de misticismo proteico coexiste con la celebración profana del misterio. Los títulos de los cuadros remiten por igual a temas bíblicos o figuras de la mitología griega, mientras que la abundancia de perfiles, la reiteración de aves y el hieratismo de las escenas parecen evocar la iconografía egipcia. Jacques Lacarrière cree reconocer en la obra de Novaes "una selva de símbolos y un bestiario del Arca Perdida", que constituirían "un viaje iniciático al corazón de un mundo en gestación permanente". La obra de Novaes ha inspirado a grandes escritores, mientras que el crítico Michel Lequenne ha exaltado la musicalidad de sus títulos y la omnipresencia de la guitarra. Heloisa Novaes se lanza sobre la tela, el papel o el muro sin un plan determinado. Sin embargo, el resultado es tan minucioso que se le ha comparado con el arte de la heráldica. Ningún material le está vetado para lograr "acariciar el ojo": pigmentos de óxido de fierro, cera de abeja, mazorcas de maíz, tejidos, madera, cartón o fotografías. El rigor de la construcción refuerza la sensualidad de un trabajo con manos que aman el relieve y la sobreposición. Nutrida a la vez por sus raíces y el exilio, por su frecuentación de países y por la fidelidad al viaje inmóvil, por lecturas y probada apropiación de las grandes tradiciones artísticas, la obra de Novaes vuelve superflua toda referencia canónica al cubismo, al surrealismo, al barroco o al arte prerafaelita. Una mención especial merecen las esculturas que la artista prefiere llamar "marionetas". Se trata de personajes femeninos en madera, tela, tierra cocida, alambre y plumas, que se yerguen desde lo alto de alargados ejes verticales. Aportan a su obra un elemento lúdico e infantil que matiza y enriquece el hieratismo de los cuadros. * Catedrático y periodista peruano, estudio filosofía en Lima y en Berlín. Enseña actualmente en la Universidad de Versailles-Saint Quentin y trabaja en Radio France Internationale (RFI) en los programas destinados a Latinoamérica. (1) Heloisa Novaes, textos de Alain Jouffroy, Charles Juliet y Jacques Lacarrière, coedición de la Editorial Hazan y la Maison de l'Amérique Latine, Paris, 2000.
acerca del autor
Varios

Sao Joao del Rei, Minas Gerais (Brasil). Heloisa Novaes vive y trabaja en París desde 1973, donde ha estudiado grabado en la Escuela de Bellas Artes. Después de su encuentro con Saul Steinberg en 1976 se consagra por entero a la pintura. Ha expuesto en París, Sao Paulo, Río de Janeiro, Lisboa y Barcelona.