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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
4 12 2003
La fotografía mexicana invitada de honor en la Feria París Photo
Agapito Perales ha traducido al español y adaptado el texto de Reed Expositions France. “La séptima edición de París Photo, primera feria comercial de la imagen fija” ha precisado Le Monde del 14/11/03, “ha tenido lugar en un contexto de récords de venta. La foto de una caracola de Edward Weston, maestro norteamericano de los años veinte y treinta alcanzó los 467 200 dólares en una subasta en el Sotheby’s de Nueva York…” El artículo señala que ese caso no es representativo del mercado actual de la foto. Fuera de los quince fotógrafos estrellas, norteamericanos o alemanes, la mayoría de los fotógrafos vivos —que se los descubre en las galerías y no en las subastas— escapan a esta euforia. “París Photo” continúa el artículo, “es una prueba de ello. Para dichos artistas, los precios oscilan entre 600 y 10 000 Euros. Y las ventas son difíciles…” Fuera del pesimismo de Le Monde con respecto a este arte, el éxito alcanzado por la séptima edición ha elevado a París Photo a la primera posición de las ferias de la foto, por la calidad de sus expositores, la originalidad de su concepto. Durante la feria, se hizo un panorama especialmente equilibrado de la creación fotográfica desde sus orígenes, su proyección internacional con más del 60 % de galerías extranjeras, su frecuentación por un público informado y entusiasta, compuesto tanto de amantes de las fotos antiguas como de los coleccionistas de obras contemporáneas. París Photo rindió homenaje a las grandes figuras de la fotografía mundial, a los pioneros como Gustave Le Gray, Charles Marville, Eadward Maybridge y Eugène Atget; los maestros del siglo XX: Berenice Abbot, Henri Cartier-Bresson, Walkers Evans, William Klein, Brassaï y el mexicano Manuel Alvarez Bravo. La fotografía mexicana ocupó un espacio privilegiado. Desde a fines de los noventa, México vive una verdadera efervescencia artística que tiene como figuras principales a Gabriel Orozco, Damián Ortega, Francis Alÿs y Santiago Sierra. En la selección que hicieron los organizadores de París Photo, revelaron la diversidad de las tendencias de la fotografía mexicana de hoy: La fotografía utilizada como testimonio de un acto artístico (performance o instalación), documental (paisaje urbano, problemas sociales, cultura popular) o espacio de experimentación (por el uso de nuevos soportes o de la tecnología digital). Entre los fotógrafos mexicanos presentados, tres vienen de la pintura. La galería Emma Molina de Ciudad de México expuso las obras de Francisco Larios que fue influenciado en sus inicios por el Pop Art antes de dejarse seducir por la imagen digital. Inspirándose en las costumbres populares, renueva la tradición de los ex-voto, ofrendas en reconocimiento a un milagro o a la intervención de un santo en una enfermedad o en un accidente. La galería Remis Barquet de Nueva York presentó las fotos de Betsabé Romero, cuya obra está focalizada en las carrocerías de automóviles y las transparencias obtenidas por el uso de la chapa en los vidrios de los vehículos. La galería Nina Menocal de Ciudad de México expuso las obras de Claudia Fernández que —como Betsabé Romero— pasó de la pintura a la realización de instalaciones. Claudia Fernández se dedica a localizar motivos geométricos para componer series, mostrados como una imaginería de ciencia-ficción. Con excepción de los tres artistas citados anteriormente, los demás fotógrafos mexicanos empezaron en los años noventa, período a la vez de búsqueda y de renovación en el arte mexicano. La OMR presentó el trabajo de Laureana Toledo, egresada de la Escuela Activa de Fotografía, en cuyas obras dejan translucirse juegos luminosos, semejantes a la “aurora boreal” o asimismo en los efectos de los reflejos del sol en una superficie de agua. Figuraron también las obras de Mauricio Alejo, parodia e inventario de valijas y bolsas de viaje, controlados con rayos X por los sistemas de seguridad en los aeropuertos. La galería Enrico Guerrero de Ciudad de México expuso las fotografías de Yoshua Okon, los gendarmes mexicanos convertidos a las religiones orientales. Ese trabajo completa un estudio etnológico, emprendido desde hace tres años sobre las creencias privadas de los cuerpos policiales. Por su parte, la galería Arte Mexicano de Ciudad de México presentó los trabajos de Inake Bonilla cuyos temas se limitan al plano estrictamente fotográfico. Sus obras son tirajes únicos, trabajadas con esmero en laboratorio, retomando técnicas abandonadas o explotando las cualidades intrínsecas del soporte, asociados a la evolución de las substancias utilizadas. La Arena México de Guadalajara mostró las obras de Gonzalo Lebrija que se interesa especialmente en la arquitectura moderna y en la estructura de los museos asociándolos a una reflexión sobre el modernismo fotográfico. Se expusieron igualmente las obras del artista Jorge Méndez Blake. La Kunsthaus Santa Fe de Guanajato expuso las fotografías de Marcos Ramírez Erre que ha consagrado varios clisés a los recientes acontecimientos bélicos de Iraq. Hay que señalar el homenaje al fotógrafo Manuel Alvarez Bravo, con un acto público y la proyección de la película “Hay tiempo” de Eglantine Charbonnier. En el año 2002, Alvarez Bravo recibió un homenaje nacional en México por el centenario de su nacimiento. Con una insaciable curiosidad, retrató a su pueblo y a su cultura. Las grandes corrientes artísticas enriquecieron su imaginación, pero nunca olvidó las imágenes de su infancia, la herencia precolombina y el tumulto del centro histórico de Ciudad de México donde nació.