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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
1 12 2002
“Reflexiones acerca de la artigrafía” texto de Mat Sigüi y dos obras suyas
La artigrafía como aproximación a la estética pictórica, a la realidad de las veladuras, al lenguaje ensimismático de la forma oculta, encierra la imagen real en el onirismo de la sinrazón del color. Muchos procedimientos existen en el arte y la fotografía, como arte que es, utiliza al igual muchos lenguajes o caminos de significados diferentes.

La artigrafía pretende llevar el lenguaje de la pintura, o los devaneos plásticos o pictóricos a la interpretación fotográfica. No importa en grado sumo, de forma distinta a lo que piden los puristas, la nitidez. El resultado ensoñador, desbarrante, disforme, proceso inmerso tras una ardua investigación, es llevado a fin como realidad pictórica única.
La artigrafía pretende dar ilusión de arte pictórico. Tal vez por no saber pintar y admirar la pintura, tal vez por buscar caminos diferentes a la expresión fotográfica, intento plasmar en mis obras fotográficas una estética pictórica. Los caminos son diferentes, no siempre del todo acertados. Diversas conjunciones de investigación creativa, solarización, utilización de tramas, virados, multiples exposiciones en el positivado. Cada obra ofrece un resultado diferente pues cada técnica de investigación difiere en la singularidad perceptiva de la obra. Los resultados, manipulados, imaginativos, o incluso a veces, casuales, dan un ensoñador espacio en el que se muestra una percepción seudopictórica.

Los objetos tienen mil modos o formas de ser percibidos. Mil realidades se encuentran existentes en cada conato de imagen. La artigrafía transmite un tercer ciclo de intuición estética a través, primero del encuadre elegido sobre el motivo, segundo mediante la composición mental del resultado final, tercero tras la investigación que recoge el efecto de la obra al ser positivada. La plasticidad, el lenguaje de las veladuras, la dinámica de la luz, enfrentada con la química y el tiempo como tributo de las musas. Lejos de los autores antiguos, puristas de la nitidez, está el surrealismo intuitivo de la obra, construida en el ser y desarrollada a través del proceso dual del hombre y la máquina, de la mente y la ampliadora, circundado por las excéntricas musas que, a veces, nos acompañan.