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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
1 4 2004
"El tango, la música ciudadana, inspiró las ultimas pinturas de Juan Carlos Liberti" por Rafael Squirru
En un artículo de la Enciclopedia Argentina, ilustrado con un aguafuerte del insigne grabador Fernando López Anaya, se nos dice que en sus orígenes el tango tiene algo del candombe africano, de la vidalita pampeana y de la habanera. Según se afirma surgió en los suburbios de Buenos Aires, desde donde se fue consolidando, suponemos que al menos en parte compartido con inspiraciones orientales, del otro lado del charco. Los primeros instrumentos fueron criollos: mandolín, arpa, bandurria y guitarras hasta que llegó la incorporación de violines y del bandoneón, que aportó su base definitiva. Dado su carácter de danza considerada lasciva, sufrió distintas prohibiciones según las épocas desde diversas fuentes de autoridad, hasta que su éxito a nivel mundial arrasó con todas las barreras para imponerse en centros culturales como París; de allí la famosa expresión:"Voulez vous tanguer?" Muchas fueron las figuras que se incorporaron a la danza: "la media luna", "la corrida", "el ocho", "el abanico"... a las que se fueron añadiendo incontables más. Es a este género de tango bailarín al que dedica sus espléndidos trabajos Juan Carlos Liberti. La maestría de estas manifestaciones plásticas del más riguroso dibujo y del color exacto puesto al servicio de la forma exacta es lo que justifica la decisión de la crítica y curadora de Miami, doctora Carol Damian, no sólo para incluirlo a Liberti en la muestra de artistas latinoamericanos con la que se inaugura el Palazzo Mediceo de Seravezza, sino a darle una sala individual para sus obras con un catálogo expresamente referido al respecto. Sabemos de otros argentinos que se ocuparon del tema. Recuerdo al anacoreta quilmeño Aldo Severi, al gran dibujante Ricardo Carpani, a quienes hoy cabe añadir al más joven Cristian Mac Entyre. Pero justo es reconocer que las versiones tangueras de Liberti tienen un sello que les es peculiar y que las coloca al borde de su inclinación por el surrealismo. Ya se trate de las parejas danzantes, ya del retrato de Carlos Gardel, las pinturas de Liberti parten de datos de la realidad para sumergirnos de inmediato en la surrealidad del ensueño. Piernas e instrumentos que se entremezclan, el clásico funyi a lo Maxera, el pucho que cuelga de los labios, las partituras que a veces lucen títulos, nos recuerdan que el tango está no sólo para ser bailado sino también para ser cantado, con letras del más alto nivel poético como las de Enrique Santos Discépolo o las de Homero Manzi. Estas letras en algunos casos lo son de denuncia, como cuando en "Cambalache" se dice: "Sea cura, colchonero, rey de bastos, malandrín o estafador", refiriéndose a la confusión de las personas a la que ya aludió el Dante cuando afirma en uno de sus Cantos del Paraíso: "la confusión de las personas ha sido siempre la ruina de la ciudad"; pensaba en la ciudad-Estado de aquella época. Internarse pues en la obra de Liberti es ingresar en las filas de sus más válidos admiradores, entre los que se contó Borges, aun cuando su predilección lo llevaba a la milonga. Ya en 1931 el tango ingresó en el Teatro Colón de Buenos Aires, donde fue exaltado al nivel de los grandes clásicos y cuando se ejecutaron "Carrillón de la Merced", "Margaritas", "Clavel del aire", etc. Tengo muy presente la visita a la mesa de mi padre de Quinquela acompañado de Juan de Dios Filiberto, el autor del célebre "Caminito", que hoy ha bautizado a una calle de La Boca. Desde joven he bailado el tango, prefiriendo el tango liso, baile llano y sin vueltas. No es el que nos propone Liberti, quien aprovecha las múltiples variaciones de las posturas posibles a las parejas que prefieren hacer alarde de destreza que deslumbra por la sincronización de hombre y de mujer. Más allá de opiniones personales, el tango es hoy una de las manifestaciones más importantes del folklore urbano que ha conquistado al mundo. No quiero restarle méritos al talento desplegado por Liberti para captar en lo más íntimo los secretos del baile y de la letra; se trata de una conquista que lo coloca en la primera fila de los creadores contemporáneos; pero aceptemos que parte de ese mérito debe ser compartido con esa música tan entrañable por ser tan auténtica y tan nuestra, y que traducida en los pinceles del maestro Liberti colgará en un palacio que no por casualidad lleva el nombre de los Médici que, a partir de Lorenzo, supieron patrocinar a los Miguel Angel y a los Leonardo da Vinci.
acerca del autor
Rafael

Juan Carlos Liberti, nació en Buenos Aires en 1930. Realizó 23 exhibiciones personales en galerías y museos de Argentina, Estados Unidos, Venezuela y Puerto Rico. y numerosas exposiciones colectivas. Sus obras figuran en 48 museos de Argentina y del exterior (España, EE.UU., México, Italia, Colombia, Puerto Rico, Paraguay, Filipinas, El Salvador, etc.) y un autorretrato suyo pertenece al patrimonio de la Gallería degli Uffizi en Florencia (Italia). Ilustró libros sobre obras de J. L. Borges, A. Girri y R. Squirru.