¿Es usted capaz de proyectar lo que siente? Claro, todos podemos pero no de la misma manera, de entre nosotros son los artistas los que mejor representan lo que sienten y lo que siente la colectividad o sea, son capaces de representar el espíritu de toda una época. Es artista de esta exposición uno de los elegidos en ese sentido. El arte digital es la manifestación que encuentra oportuna para ello. Precisamente por ser una disciplina contemporánea que se aviene con las necesidades de expresar los conflictos humanos en un lenguaje novedoso y atrayente, por los recursos que ofrece para el desarrollo de la creatividad. Las obras se componen de fotografias que han sido planificadas y ejecutadas por él mismo autor. Luego son manipuladas y envueltas en luces y colores que recuerdan algún pasaje onírico. Éstas, se combinan con líneas, puntos, claroscuros, efectos digitales, colores que se alternan, se degradan y cambian para ofrecer el resultado que ahora, usted querido expectador tiene el gusto de presenciar. El centro de las composiciones es ocupado por la figura de un hombre desnudo. Esta detrás de rejas y delante de ellas hay piezas sanitarias, de uso “muy” cotidiano. Son estos los tres elementos fundamentales en la muestra. El hombre se mueve, cambia de posición, se estira, trata de salir por el más pequeño espacio entre las rejas y la pared, pero allí se queda. Finalmente se tranquiliza, se acuesta y delante de él siguen todavía las rejas y los lavamanos que no desaparecen. A pesar de todo está rodeado, en ocasiones de colores cálidos: amarillos, rojos, anaranjados. Son las ondas esperanzadores que irradia el ser desde su cárcel. Son los sueños que no mueren, más bien se reproducen, se amplifican y salen al exterior en una ola de colores que te están envolviendo, que también sugieren pasión, disposición, fuerza de voluntad. Pero a veces el hombre está triste, derrotado, y los colores frios lo rodean, las esperanzas no mueren, pero enfrenta la realidad. Cada obra parece representar un día de la semana en la vida de este ser humano, y cada día trae diferentes estados de ánimo y por eso los colores cambian, son el fluir del pensamiento. Lo demás se queda inmovil:el hombre, la frustración -rejas-, la suciedad –piezas sanitarias-, pero el pensamiento no, porque es libre aunque no se pueda materializar en palabras. Todos estos elementos se alternan y cambian de posición a través de todas las obras y por supuesto no es más que la reiteración de la idea central de esta exposición: la frustración, la imposibilidad de hacer lo que se desea, porque las rejas no lo dejan salir a ese mundo contaminado y sucio, que a pesar de todo es nuestro mundo. Ese hombre desnudo es el artista que ha abierto su intimidad ante tus ojos. La centralidad de su figura protagónica en la composición nos hace ver que el centro de sus emociones son las claves de su discurso, son el núcleo de su creación. Se trata, pues, de un discurso autobiográfico que se descubre porque es su imagen la protagonista de todos esos sentimientos usualmente silenciados. Pero la desesperanza no se apropia de las obras que tiene ante usted ahora. Los colores hablan de un espirítu que sabe que encontrará el camino para su realización. Veáse reflejado o no, pero finalmente admire desde su asiento y a través de su computador el mundo interior de Willson Peña Castillo, un artista cubano.