“Argentina, tierra de contrastes”, así comienzan generalmente las guías turísticas, pero nunca antes este tópico ha sido mejor empleado para este país. Es que las imagenes se suceden, numerosas y desfilan poderosas como, para el viajero apurado por la ventana del automovil lo hacen los barrios de Buenos Aires. Entre riqueza y miseria, entre la risa y la nostalgia, entre las comunidades indígenas y los inmigrantes, entre la ciudad y el campo, el calor y los glaciares, entre Europa y América del Sur, ¿cómo transmitir la apariencia de un país tan grande en el que sólo se pueden descubrir una o dos facetas, cómo mostrar las realidades de un mito a aquellos que los viven? Es aquí, una vez más, que conviene volverse hacia los fotógrafos para intentar aprehender los fragmentos, las pistas para comenzar a cuestionarlo. Pero en la efervecencia creadora que se observa en cada época desde hace un siglo, cómo operar una elección que evite el cliché turístico o la miserabilidad, sin que el sujeto de las fotografías, el lugar o el instante captado recubran la personalidad de los fotógrafos. Cómo evitar rehacer una historia exhaustiva de la fotografia en Argentina, nos falta el espacio y el tiempo, cuando hubiera sido suficiente ofrecer una visión lo más completa posible. La selección de los 33 fotógrafos que componen esta exposición y la obra que la acompaña, se revela parcial, tanto como es parcial la subjetividad. Hemos deseado trazar distintos ángulos de lectura de la fotografía en Argentina donde los géneros se tocan para complementarse. La selección de cerca de 160 obras se realizó en la propia Argentina, en ocasión de encuentros con los artistas conocidos y otros, más cercanos a nosotros que pudimos conocer, lograndose una vision original y polimorfa tanto como lo es el pais. El grupo de los treinta y dos fotógrafos expuestos ha sido cuidadosamente seleccionado por Xavier Cononne, Curador de la exposición y Director del Museo de Fotografía de la Comunidad Francesa en Charleroi, Bélgica. Canonne nos prueba que ha comprendido, aprehendido, y penetrado en la sensibilidad de los argentinos de hoy y de ayer. Ha logrado una sutil síntesis que devela las intimidades de un pueblo a través de sus propios artistas y sus obras. El pudor se inclina ante la dimensión del arte. Un catálogo de 216 páginas, editado por el Museo de la Fotografía de la Comunidad Francesa en Charleroi, al retomar las 180 fotografías extraidas de la exposición y las presentaciones de cada artista, acompaña y prologa este conjunto inédito. “Visiones de un Mito. Un siglo de fotografía en la Argentina”, propone a sus visitantes descubrir y recorrer diferentes caminos de la vida en Argentina a lo largo de más de cien años de su historia, para acercarlos a ciertos aspectos de su espíritu colectivo. Daniel BARRACO (Mendoza 1956). En 1996, se encuentra con los Arriola, unos niños payasos, que actúan en las calles de Mendoza, y de los que hace el tema de su trabajo titulado El truco de perder la Infancia. Durante cinco años, Daniel Barranco ha seguido a estos niños para plasmar en imágenes el compromiso afectivo que tiene con ellos y denunciar las condiciones de vida de aquellos que ya han perdido su infancia. Fabiana BARREDA (Buenos Aires, 1967). Mezclando fotografía, performance, instalación y escultura, su obra interroga la realidad del hombre y de su entorno, la precariedad de su hábitat, sus usos del consumo y su consecuencia inmediata, el desecho. Sobre el tema de la recuperación y de los materiales reciclables, compone, con humor, una fábula fotográfica sobre el comportamiento del Hommo-consumidor. Esta interpretación se realiza en el contexto de la Argentina después del 2001, una dimensión más trágica que irónica. Alicia D´AMICO (Buenos Aires, 1933-2001) Su compromiso feminista no la alejó de las realidades sociales y culturales de la Argentina: más que una obra intimista y de retratos de artistas o de personalidades argentinas, ella se interesó en las comunidades marginales de su país, como la de los indios mapuches, en las villas miserias, barrios de emergencia que crecen en los bordes de las grandes ciudades, en el universo de un hospital para enfermos mentales,. Las Madres de Mayo, esas mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos durante la dictadura, han sido igualmente objeto de una investigación fotográfica, la dignidad de la persona que une todos los temas en una obra sincera y a veces conmovedora. Sara FACIO (Buenos Aires, 1932) Figura insoslayable de la fotografía en Argentina, ha contribuido al reconocimiento de esta disciplina y de los artistas de su país más allá de las fronteras, tanto por sus actividades de editora, de galerista, de curadora, de historiadora de la fotografía como por la calidad de su obra donde domina el retrato. Ella ha sido el nexo de unión esencial entre la generación de la fotografía de los años treinta, trabajando notablemente con Anamaría Heinrich, y una generación más joven de fotógrafos a los que ella ha impulsado. Regresa hoy en, sus retratos, a la pintura y al dibujo que nunca abandonó verdaderamente, cargándolos de colores. Eduardo LONGONI (Buenos Aires, 1959). A partir de 1979 realiza una actividad fotográfica de prensa que lo lleva a mostrar imágenes de la violenta dictadura militar en Argentina. Sus fotos se conocen en América del Sur, Europa, Japón, y en la ex Unión Soviética. Desde 1988, trabaja y se ocupa de la enseñanza en Argentina. Ricardo SANGUINETTI, (Buenos Aires, 1940) Se inició en la fotografía con su madre Annemarie Heinrich . A mitad de camino entre la imagen técnica y la creación artística, usando la eficacia de la imagen publicitaria. Sanguinetti ha producido de manera tanto poética como dinámica, la actividad de los trabajadores del metal, como perdidos en el entorno futurista que contribuye a crear. Su visión clara y dinámica de ciudades no excluye una gran creatividad, mostrando en un día claro el espectáculo de la sociedad moderna. Su trabajo en color sobre el tema del desnudo, muestra una gran maestría técnica y una gran sensibilidad heredadas de la estética de los años 60. Marcos ZIMMERMANN.(Buenos Aires, 1950). Profundamente arraigado al campo argentino, Zimmermann refleja su belleza en imágenes de una gran plenitud, donde predomina el elemento natural. Visiones serenas y poderosas de riachos, donde la belleza salvaje de la Patagonia no está apartada de la presencia humana, nos habla de otra Argentina, fuera de los grandes centros urbanos. Le preocupa también representar a los habitantes, comunidades religiosas, gentes de las riberas en fotografías que son el eco de sus paisajes. Y los fotógrafos Florencia BLANCO (Montpellier, Francia, 1971), Marcelo BRODSKY (Buenos Aires, 1954), Dino BRUZZONE (Paraná, Provincia de Entre Ríos, 1965), Amado BECQUER CASABALLE (Montevideo, Uruguay, 1951), Eduardo COMESAÑA (Buenos Aires, 1940), Horacio COPPOLA (Buenos Aires, 1906), Cristina FRAIRE (Buenos Aires, 1949), Adriana GROISMAN (Buenos Aires, 1959), Marcelo GROSSMAN (Buenos Aires, 1958), Annemarie HEINRICH (Darmstadt, Alemania, 1912), Adriana LESTIDO (Buenos Aires, 1955), Marcos LÓPEZ (Santa Fe, 1958), Fernando PAILLET (Esperanza, Prov. de Santa Fe, 1880-1967), Juan PAPARELLA (Buenos Aires, 1965), Esteban PASTORINO (Buenos Aires, 1972), Marga PELS, Oscar PINTOR (Provincia de San Juan, 1941), Alicia SANGUINETTI (Buenos Aires, 1945), Pablo SORIA(San Miguel de Tucumán, 1964), Grete STERN (Wuppertal-Elberfeld, Alemania, 1904), Juan TRAVNIK (Buenos Aires, 1950), Alejandro WITCOMB (Inglaterra 1835-Paraguay 1905), María ZORZON (Reconquista, Provincia de Santa Fe, 1955) y Helen ZUUT (Santa Fe, 1947).